lunes, 19 de enero de 2009

Combatir la pobreza, construir la paz

2009-01-18
La Voz del Pastor
Combatir la pobreza, construir la paz

Pasada ya la Navidad, celebrada la Epifanía, saliendo con el Señor a continuar la Misión de su Reino, es conveniente que prestemos atención a cuatro rasgos del Dios manifestado en Cristo Jesús.

Es un Dios que confía en nosotros y en particular en nuestras capacidades racionales. Es un Dios donación, se da y nos da, la Creación es don de Dios, nuestra vida tiene en su origen una donación; no es un Dios de la coerción, sino un Dios que llama, que invita. Es Dios de amor con un designio de comunión universal (cf. I Cor 15,18). Este proyecto de Dios no es algo ya diseñado con todos los detalles; la imprevisibilidad del futuro es la posibilidad de una transformación real de las cosas; Dios conduce la historia, pero nosotros la vamos haciendo.

En la dinámica de la fe en este Dios y en el cumplimiento de la misión que El le ha encomendado, el Papa Benedicto XVI ha enviado a todos el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este año: “Combatir la pobreza, construir la paz”. A escala global, se trata de una contribución más de la Iglesia católica para la promoción de un nuevo orden mundial digno del ser humano. Por esto el Papa no se limita a ponernos a los pobres en plena visibilidad, sino que nos hace memoria de que para que así sea hay que trabajarlo en la economía, en la política y en “una una correcta lógica participativa capaz de valorizar la sociedad civil local e internacional”. Poner a los pobres en primer lugar requiere solidaridad y tener el criterio del bien común por encima de otros intereses.

Hay costumbre en nuestro pueblo y en otros, de hacer grandes resoluciones en tiempos de Navidad y Año Nuevo. Y está bien. Pero miradas desde cerca, son resoluciones sobre valores objetivos, muchas veces sin incorporar los valores instrumentales. De ahí los fracasos, las decepciones, “el papel mojado”. Si hacemos propósitos, también tenemos que decidir sobre los medios que lleven a su realización. Si queremos, por ejemplo, que en Panamá se erradique la pobreza, hay que tomar caminos que lo faciliten y no lo contrario. Si un candidato político nos ofrece nobles objetivos, hay que saber también cómo va a guiar para lograrlos, y ya veremos luego si va siendo fiel a lo prometido.

La Biblia, Cristo Jesús, san Pablo y todos los discípulos, no quedan en bellas palabras o grandes objetivos; Jesús es Camino, y camino de Verdad y Vida. Naturalmente, todavía tenemos que poner nuestra parte como lo es, por ejemplo, el uso de los saberes científicos y técnicos, la gestión y administración de calidad, para la buena construcción de la vida personal, familiar, social; para con diálogo eficaz, vivir en justicia y paz. Y, sobre todo, los que lo hemos recibido y lo seguimos como discípulos, poner el mismo Amor con el que El nos ama.

La tarea ecuménica también encierra la búsqueda de un mundo, una sociedad, más cercana al Reino de Dios. El pobre, el desvalido, el marginado, las injusticias, son igualmente ocasión de encuentro y de colaboración entre católicos y miembros de las iglesias y denominaciones que están abiertas al espíritu ecuménico. Precisamente el lema de este año para el Octavario de Oración por la Unión de los Cristianos es “Estarán unidas en tu mano (Ez 37, 17)”, porque no queremos pueblos divididos ni por injusticias económicas, sociales y políticas, ni por odios de ningún tipo. Reconocemos nuestra debilidad y confiamos en la fuerza del Señor.

En Panamá, como una señal de este Espíritu, el P. Néstor Jaén, que en paz descanse, propuso hacer un albergue para acoger familiares de pacientes de nuestro interior, que vienen al Hospital Santo Tomás a recibir tratamiento. Acompañar a un familiar enfermo por unos días, viniendo del interior, tiene sus costos que resultan muy altos para las familias pobres: al menos así se les ayuda con un lugar donde pernoctar. El Comité Ecuménico acogió la idea y con paciencia, buscando donaciones y la cooperación imprescindible del Hospital, se está ya a las puertas de poderlo inaugurar.

Combatir la pobreza, construir la paz, tarea insoslayable de los discípulos del Señor.

Mons. Pablo Varela Server
Obispo Auxiliar

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