2009-11-22
A tiro de piedra
Portabilidad numérica
Lo que suponemos es un derecho del usuario resulta vulnerado al traspasarle el costo de la inversión que deben hacer las empresas de celulares. Al cobrarnos la tasa por la portabilidad numérica, ¿dónde queda ese derecho?
Me sorprende el concepto de libre competencia que tiene, en este caso, la Autoridad de los Servicios Públicos, porque bastante tiempo hemos estado amarrados a un proveedor, por mantener el número de teléfono celular que nos permite llevar con orden los asuntos profesionales. Si no fuera porque se pierden muchas oportunidades de negocios, más de uno habría cambiado varias veces de número.
Si nos imponen la tasa de la portabilidad numérica, bien podríamos cambiar, de inmediato, de empresa proveedora. ¿Por qué mantenerse con el mismo operador, si pagamos por el derecho de llevarnos el número de celular para otro lado? Lo lógico sería hacer uso del derecho por el que nos hacen pagar. Si acuerpáramos una idea así, de seguro que las compañías se las ingeniarían para eliminarnos la tasa, y de esa forma retener los clientes o ganar nuevos abonados.
Ya tuvimos una experiencia con las llamadas de larga distancia, al poder elegir el operador de nuestra predilección. El precio bajó, al desatarse la competencia, aunque después nos impusieron aquello de “el operador designado”, pero no nos cobraron tasa alguna por ejercer el derecho de hacer llamadas internacionales con el resto de las empresas que prestan el servicio.
¿Por qué hacerlo con la portabilidad numérica de los celulares?
A mi modo de ver es un cargo más, por algo que es un derecho del usuario. Ningún beneficio comercial obtenemos. Las llamadas se harán con la misma tecnología, el precio seguirá igual, el servicio que ofrecen no varía, y las fallas en el sistema o en la cobertura serán un calco de las actuales. Si en nada nos cambia pagar por esa tasa, ¿para qué quieren cobrarla?
No pierdo la esperanza que la ASEP obligue a las operadoras a pagar por la inversión que deben hacer para garantizar el derecho de la portabilidad numérica a los usuarios. Dicen que le costará 10 millones, pero no nos dicen en cuánto tiempo recuperan esa “inversión” con la tasa que nos impondrán. Y, después, ¿qué? ¿Ganancia? ¿Nos devolverán el excedente, o dejarán de cobrarnos?
Como decimos en buen panameño, “quieren meternos la yuca” y “conguearnos”, pero les puede salir caro si el público reacciona. Como nos “cocoreen” con la anunciada tasa, en la primera oportunidad debemos cambiarnos de operador. Hay registrados más de 2 millones de celulares en Panamá (se habla del doble de esta cifra), y allí está nuestro poder. Brinquemos de las dos más grandes, a las dos más chicas, y veamos si no enmiendan el rumbo. En la sencilla acción de cambiarnos de proveedor, cuando nos cobren la tasa de la portabilidad numérica, está nuestra fuerza. Solo basta actuar.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
Ir a Panorama Católico Edición Digital
A tiro de piedra
Portabilidad numérica
Lo que suponemos es un derecho del usuario resulta vulnerado al traspasarle el costo de la inversión que deben hacer las empresas de celulares. Al cobrarnos la tasa por la portabilidad numérica, ¿dónde queda ese derecho?
Me sorprende el concepto de libre competencia que tiene, en este caso, la Autoridad de los Servicios Públicos, porque bastante tiempo hemos estado amarrados a un proveedor, por mantener el número de teléfono celular que nos permite llevar con orden los asuntos profesionales. Si no fuera porque se pierden muchas oportunidades de negocios, más de uno habría cambiado varias veces de número.
Si nos imponen la tasa de la portabilidad numérica, bien podríamos cambiar, de inmediato, de empresa proveedora. ¿Por qué mantenerse con el mismo operador, si pagamos por el derecho de llevarnos el número de celular para otro lado? Lo lógico sería hacer uso del derecho por el que nos hacen pagar. Si acuerpáramos una idea así, de seguro que las compañías se las ingeniarían para eliminarnos la tasa, y de esa forma retener los clientes o ganar nuevos abonados.
Ya tuvimos una experiencia con las llamadas de larga distancia, al poder elegir el operador de nuestra predilección. El precio bajó, al desatarse la competencia, aunque después nos impusieron aquello de “el operador designado”, pero no nos cobraron tasa alguna por ejercer el derecho de hacer llamadas internacionales con el resto de las empresas que prestan el servicio.
¿Por qué hacerlo con la portabilidad numérica de los celulares?
A mi modo de ver es un cargo más, por algo que es un derecho del usuario. Ningún beneficio comercial obtenemos. Las llamadas se harán con la misma tecnología, el precio seguirá igual, el servicio que ofrecen no varía, y las fallas en el sistema o en la cobertura serán un calco de las actuales. Si en nada nos cambia pagar por esa tasa, ¿para qué quieren cobrarla?
No pierdo la esperanza que la ASEP obligue a las operadoras a pagar por la inversión que deben hacer para garantizar el derecho de la portabilidad numérica a los usuarios. Dicen que le costará 10 millones, pero no nos dicen en cuánto tiempo recuperan esa “inversión” con la tasa que nos impondrán. Y, después, ¿qué? ¿Ganancia? ¿Nos devolverán el excedente, o dejarán de cobrarnos?
Como decimos en buen panameño, “quieren meternos la yuca” y “conguearnos”, pero les puede salir caro si el público reacciona. Como nos “cocoreen” con la anunciada tasa, en la primera oportunidad debemos cambiarnos de operador. Hay registrados más de 2 millones de celulares en Panamá (se habla del doble de esta cifra), y allí está nuestro poder. Brinquemos de las dos más grandes, a las dos más chicas, y veamos si no enmiendan el rumbo. En la sencilla acción de cambiarnos de proveedor, cuando nos cobren la tasa de la portabilidad numérica, está nuestra fuerza. Solo basta actuar.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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