2009-09-20
Ventana Pontificia
La Ley no es un “cumplimiento” sino libertad
Ofrecemos a continuación parte de la homilía que pronunció el Papa Benedicto XVI, durante la Eucaristía celebrada el pasado 30 de agosto con sus ex alumnos.
Queridos hermanos y hermanas:
En el Evangelio nos sale al encuentro uno de los temas fundamentales de la historia religiosa de la humanidad: la cuestión de la pureza del hombre ante Dios. Volviendo su mirada hacia Dios, el hombre reconoce estar "contaminado" y encontrarse en una condición en la cual no puede acceder al Santo. Surge así la pregunta sobre cómo puede llegar a ser puro, liberarse de la "suciedad" que le separa de Dios. De esta forma han nacido, en las diversas religiones, ritos purificatorios, caminos de purificación interior y exterior. En el Evangelio de hoy encontramos ritos de purificación, que se arraigan en la tradición del Antiguo Testamento, pero que son, con todo, gestionados de una forma muy unilateral. En consecuencia, ya no sirven para una apertura del hombre a Dios, ya no son caminos de purificación y de salvación, sino que se convierten en elementos de un sistema autónomo de cumplimientos que, para ser cumplido verdaderamente en plenitud, exige incluso especialistas. El corazón del hombre ya no es alcanzado. El hombre, que se mueve dentro de este sistema, o se siente esclavizado o cae en la soberbia de poderse justificar a sí mismo.
La exégesis liberal dice que en este Evangelio se revelaría el hecho de que Jesús habría sustituido el culto con la moral. Habría dejado aparte el culto con todas sus prácticas inútiles. La relación entre el hombre y Dios se basaría ahora únicamente en la moral. Si eso fuese verdad, significaría que el cristianismo, en su esencia, es moralidad, es decir, que nosotros mismos nos hacemos puros y buenos mediante nuestra actuación moral. Si reflexionamos profundamente sobre esta opinión, resulta obvio que ésta no puede ser la respuesta completa de Jesús a la cuestión sobre la pureza. Si queremos oír y comprender plenamente el mensaje del Señor, entonces debemos escuchar también plenamente, no podemos contentarnos con un detalle, sino que debemos prestar atención a su mensaje entero. En otras palabras, debemos leer enteramente los Evangelios, todo el Nuevo Testamento y el Antiguo junto con él.
La primera lectura de hoy, sacada del Libro del Deuteronomio, nos ofrece un aspecto importante de una respuesta y nos hace dar un paso adelante. Aquí escuchamos una cosa quizás sorprendente para nosotros, es decir que Israel mismo es invitado por Dios a serle agradecido y a sentir un humilde orgullo por el hecho de conocer la voluntad de Dios y así de ser sabio. Precisamente en aquel periodo la humanidad, tanto en el ambiente griego como en el semítico, buscaba la sabiduría: buscaba comprender lo que cuenta. La ciencia nos dice muchas cosas y nos es útil en muchos aspectos, pero la sabiduría es el conocimiento de lo esencial - conocimiento del fin de nuestra existencia y de cómo tenemos que vivir para que la vida sea del modo justo. La lectura tomada del Deuteronomio señala el hecho de que la sabiduría, en último término, es idéntica a la Torá - a la Palabra de Dios que nos revela lo que es esencial, para cuyo fin y en cuya forma tenemos que vivir. Así la Ley no se muestra como una esclavitud, sino que es - a semejanza de lo que dice el gran Salmo 119 - causa de una gran alegría: no andamos a tientas en la oscuridad, no vamos vagando en vano en busca de lo que pudiera ser recto, no somos como ovejas sin pastor, que no saben donde está el camino correcto. Dios se ha manifestado. Él mismo nos indica el camino. Conocemos su voluntad y con ello la verdad que cuenta en nuestra vida.
Son dos las cosas que se nos dicen de parte de Dios: por un lado, que Él se ha manifestado y nos indica el camino justo; por otro, que Dios es un Dios que escucha, que está cerca de nosotros, nos responde y nos guía. Con ello se toca también el tema de la pureza: su voluntad nos purifica, su cercanía nos guía.
S. S. Benedicto XVI
Obispo de Roma
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2009-09-20
A tiro de piedra
El avión del Papa
Los jefes de estado suelen viajar a menudo, especialmente en la actualidad, cuando se multiplican las reuniones y los encuentros entre gobernantes. El Papa, a quien se le reconoce el estatus de jefe de estado, también suele viajar, aunque no tiene avión particular, ni El Vaticano tiene fuerza aérea.
Juan Pablo II, a quien se le conoció como el Papa viajero, acumuló más horas de vuelo de la que puede soñar un jefe de estado. Viajaba, como los otros pontífices, en un vuelo fletado de Alitalia. Dos cosas distinguen a cada Santo Padre cuando viaja: no usa avión propio, y lo acompañan periodistas que dan fe de la transparencia de su viaje. Periodistas que son de diferente creencia y, en más de un caso, ateos o no creyentes.
Contrario a los políticos, que exigen viajar en avión particular, los papas prescinden de esta vanalidad. Lo mismo pudieran hacer los gobernantes del mundo o, al menos, los de las naciones pobres. A excepción de la reina de Inglaterra, que tampoco viaja en jet privado, no conozco de ningún caso representativo de un jefe de estado de alto perfil que lo haga. El Papa y la Reina inglesa comparten esta actitud. ¿Habrá entre nuestras pequeñas naciones centroamericanas algún gobernante con tanta prominencia como el Santo Padre y la reina Isabel II? Si estas dos figuras mundiales, que acaparan la atención adonde van, viajan en avión de aerolínea, ¿por qué no pueden hacerlo nuestros políticos?
El costo de mantener un avión ejecutivo, para gobernantes y altos funcionarios, es grande. Tanto en tierra como en vuelo, cuesta mucho dinero. El mantenimiento, la tripulación, el combustible, el peaje en los aeropuertos, las reparaciones, la custodia, sin olvidar el precio de compra, comprometen cuantiosos recursos fiscales. Sería más agradable ver a los presidentes aterrizar en las aeronaves de su línea aérea nacional como, por ejemplo: Taca, Lacsa, Avianca, o Copa, que en los millonarios “learjet” que solemos ver en las noticias, cuando asisten a las cumbres presidenciales, aunque alguno que otro llega en el avión de su fuerza aérea, emulando al “Air Force One” del presidente de los Estados Unidos.
Gastarse decenas de millones en un jet ejecutivo, ya sea usado o nuevo, es un acto innecesario. Ningún país centroamericano puede justificar un desembolso de esa índole, este o no en el Parlacen, o quiera salirse. Las distancias internas no son muy largas, ni las grandes distancias son cubiertas por la autonomía de vuelo de todos los jet ejecutivos. Basta, en lo nacional, con un helicóptero o un bimotor, que son más económicos que un jet. Si es por el interés nacional, los aviones ejecutivos presidenciales en los países de la región carecen de justificación legítima.
Queda al criterio de cada gobernante el gastarse la plata de los contribuyentes en esos juguetes caros; y, aunque utilicen el suyo propio, siempre quedará el sabor amargo de ver a un mandatario que no diferencia entre lo que es de él y lo que pertenece al estado, ya sea a través de un hecho material o uno intangible.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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2009-09-20
Editorial
Día del recluso
El día 24 de septiembre está dedicado a los privados de libertad, con el fin de reflexionar sobre el tratamiento que reciben por parte de la sociedad. Es, también, la fiesta de Nuestra Señora de La Merced, a quien la Iglesia tiene por patrona de los reclusos, como invitándonos a ver con caridad y misericordia al detenido, sin detenernos a juzgar sobre su maldad o su delito, sino en su condición de persona humana.
Tratar con humanidad al privado de libertad no significa, en manera alguna, eximirlo de su culpa o justificar su delito, ni mucho menos callar ante la tortura o el trato cruel e inhumano. Si alguno, que lo hay, comete un delito atroz, no es devolviendo mal por mal que se hace justicia, porque nos pondríamos en el mismo lugar del criminal.
Por eso, nuestras cárceles deben ser centros donde el cumplimiento de la pena o la prisión preventiva, sean lugares que muestren el lado humano de la sociedad. Los reclusos deben ser clasificados por categoría, según edad y falta cometida, alojados en celdas salubres, y sometidos a un régimen de trabajo, descanso, entretenimiento y educación que les permita reencontrarse con su humanidad.
Y en esa tarea de humanización de las cárceles, no olvidar el derecho de los privados de libertad a practicar su fe, derecho que se ve conculcado con mucha frecuencia, al ponerse una y mil trabas para su asistencia espiritual; situación ésta que ha empeorado en los últimos años. Pero confianza tenemos en que, por humanidad y amor al prójimo, las condiciones mejoren y los centros penitenciarios dejen de ser el sitio infernal que hasta ahora hemos conocido.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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2009-09-20
El Ojo del Profeta
La pandemia de la droga
El flagelo de la drogadicción azota a la humanidad con fuerza, especialmente a la juventud. Son pocos los países que se libran de los estragos que ocasiona el abuso de las drogas, cuya variedad abarca desde el alcohol y el cigarrillo hasta la cocaína y los estupefacientes. Millones de vidas se pierden anualmente por esa causa, tanto en la violencia y la sobredosis como en la merma de la capacidad emocional y productiva de los que son víctima de esa pandemia.
Quizá por la idea errada de la libertad, o por la permisividad social, el uso desmedido de las drogas es justificado por ciertos sectores, que superan en acceso a la influencia en la opinión, a la mayoría. El consumo y el tráfico de drogas es dañino para la humanidad, y cada día aumenta el peligro. Es preciso el rechazo de la sociedad, en todas las manifestaciones del producto, y el encauzamiento moral que fortalezca el control social en su contra. Tenemos que aprender a ser verdaderamente libres, si queremos vencer en esta batalla.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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2009-09-13
La Voz del Pastor
Día del Migrante
Cada año la Iglesia universal dedica un día especial a la reflexión sobre el fenómeno migratorio en el mundo, a fin de promover la sensibilización y la concientización entre la población, sobre los derechos humanos de las personas que por diversas circunstancias se ven obligadas a dejar su tierra y su familia, en busca de un futuro menos incierto.
La historia de esta iniciativa se remonta a la época de Pío X cuando la entonces Congregación Consistorial, hoy llamada Congregación de los Obispos, pidió a los obispos italianos establecer en 1914, un domingo dedicado a la oración, la reflexión y la recaudación de fondos para el servicio pastoral en ésta área. En 1952 el Papa Pío XII emitió la Constitución Apostólica “Exul Familia” sobre la Pastoral de las Migraciones y la extensión de este servicio a toda la Iglesia Universal.
La Instrucción De Pastorali Migratorum Cura, de 1969, reelabora la materia de las migraciones a la luz del Concilio Vaticano II y señala a las Conferencias episcopales de cada país, el deber de establecer la celebración correspondiente según el periodo y lo que las circunstancias locales sugieran. Y desde 1974, el Santo Padre comenzó a enviar un mensaje para la celebración de la Jornada del Migrante y en 1985, esta reflexión fue firmada expresamente por el Sumo Pontífice lo que significó una señal de la importancia que la Iglesia atribuye a las migraciones.
En América Latina la mayor parte de los países han elegido el mes de Septiembre para celebrar este día, porque se asocia al Mes de la Biblia, puesto que el Pueblo de Israel fue peregrino y vivió la experiencia de ser extranjero.
Así el Día del Migrante viene a resaltar la urgencia de considerar a las personas que emigran, quienes, desde la iluminación bíblica, son las más necesitadas: los pobres, las viudas y los extranjeros. Todo hombre, en tanto ciudadano responsable, justo y solidario y, más aún todo cristiano tiene el deber de prestar atención a todos los hombres y mujeres de esta tierra.
Por eso, es importante conocer las distintas problemáticas que se juegan en nuestro mundo complejo y en nuestra sociedad contemporánea, como ésta de la migración que se siente, cada vez más al inicio de este nuevo siglo, en la economía de mercado laboral, en la apertura de las fronteras, en la economía nacional e internacional, etc.
Consagrar un día para los migrantes es tomar conciencia del sufrimiento de cada uno de ellos, es tomar el tiempo para la escucha del que es tal vez más pobre, en cualquier caso, o más escaso que nosotros, en un momento dado.
El Día del Migrante, es propicio para enterarnos de que hoy día cada vez más, aumenta el número de mujeres que abandonan a sus hijos y su vida familiar para buscar los medios de poder proporcionar los recursos que necesitan para vivir más dignamente; es ver el sacrificio de tantos estudiantes que se exilian para asegurar, no sólo su futuro personal, sino también un trabajo de calidad para el futuro de su familia, de su terruño.
Por eso hoy no se puede ignorar los desplazamientos humanos, porque, la realidad migratoria en nuestro país, como en el mundo es fomentada por la brecha cada vez mayor entre países ricos y pobres. Así quien, asume la condición de migrante no solo cruza el espacio físico del campo a la ciudad, entre ciudades, o de una frontera entre países. Sino que cruza la frontera de su propia dignidad, buscando con esperanza de mejorar su nivel de vida, así como el de su familia.
Esta dolorosa realidad que vemos en el desarraigo, la soledad, y en muchos casos la desintegración de la familia, así como la indiferencia que viven muchos migrantes. Nos deberían motivar a desarrollar actitudes promigrantes donde haya: dolor – consuelo; desarraigo – integración; soledad – amistad; indiferencia - actitud solidaria; explotación - ejercicio de sus derechos.
Como cristianos debemos dar una respuesta creativa y dinámica ya que el fenómeno de la movilidad humana nunca es el mismo. Por eso somos todos llamados a ser discípulos y misioneros, ayudando por ejemplo, a conocer los instrumentos legales que un migrante tiene como sujeto de derechos y deberes, visualizando sus problemáticas, sin ser objeto por esto: de mal trato, discriminación, racismo o xenofobia.
De esta forma, todos dentro del Reino de Dios somos ciudadanos constructores de unidad. Nuestras diferencias deben crear unidad en la diversidad, ellas deben ser fortaleza de nuestra riqueza como manifestación de la presencia de Dios en el mundo, “a imagen y semejanza suya”.
Y qué decir de los migrantes internos que en silencio se van moviendo del campo a la ciudad o entre ciudades porque son expulsados de sus lugares de origen, por no conseguir alcanzar la satisfacción de las necesidades básicas y de la escasa o nula proyección de un futuro para ellos y sus hijos.
Mons. José Domingo Ulloa
Obispo Auxiliar
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2009-09-13
A tiro de piedra
Nivel académico
Cada año nos conmueve la noticia que miles de aspirantes a la universidad fracasan en la prueba de admisión. Decenas de miles de jóvenes, mayormente egresados de las escuelas públicas, tendrán que quedarse sin educación universitaria. Es una desgracia nacional, que costará mucho remediar.
Las causas de tal situación son variadas, aunque desemboca en un solo lugar: la acción de la autoridad. Sin embargo, el asunto es mucho más complejo. La enfermedad tiene un cúmulo de cosas que la provocan. Lo primero, para mí, es la actitud de los docentes. No digo que son los culpables, pero sí que son parte del problema, así como de la solución. Deben, además de las autoridades, exigirse ellos mismos en cuanto a competencia, conocimiento, metodología, y respeto por la profesión. Un primer paso en este sentido, marcaría la diferencia.
Otros factores que inciden en el bajo nivel académico son: la falta de atención temprana a los que demuestran más habilidad, dedicación al estudio, y cuociente intelectual. La ausencia de un régimen de competitividad docente, para potenciar el recurso humano de los educadores, a través de concurso por los distintos niveles de las plazas, aunque se trate de la misma asignatura. El ambiente inadecuado para la instrucción y el estudio, a causa de planteles plagados de ambiente ruidoso, calor, y otros elementos que distraen al estudiante del aprovechamiento, tales como: el hacinamiento, interrupción del año lectivo por paros y huelgas, poco acceso a la bibliografía y la tecnología, horas de clase reducidas, y la jornada vespertina.
Es necesario tener aulas o escuelas especiales para los alumnos aventajados, porque en el sistema público este enfoque está ausente. Por querer asegurar la igualdad, lo que se ha hecho es igualar, de manera forzosa, al menos aplicado con el más desaplicado. Soy partidario de las escuelas de excelencia académica, porque motivan a otros alumnos a alcanzar ese premio. A pesar que las mencioné, las aulas dentro de la misma escuela no me parecen conveniente, porque allí sí podría darse cierta práctica discriminatoria entre “inteligentes” y “brutos”.
Por parte de los docentes es necesario reconocer que unos tienen más capacidad que otros, para la investigación y el estudio constante. Hay que crear los mecanismos para que desarrollen sus habilidades, y puedan ganarse un puesto en la escuela para la que resulten competentes. Se debe invertir en edificios escolares que sean aptos para el aprovechamiento, con ventilación e iluminación adecuadas, laboratorios, bibliotecas, equipos, y ambiente sano. Calidad de planes de estudio y ambiente para el aprendizaje, van de la mano.
Tanto docentes como estudiantes, pasando por la autoridad, deben convencerse que cada puesto ha de ganarse. La escuela no es sólo el edificio, sino sus maestros y sus alumnos; y estos dos últimos componentes son los que cuentan. El mejoramiento de la educación comienza, pues, con los docentes y los educandos. Los demás pasan rápido, apenas unos cinco años, pero aquellos están en el sistema educativo nueve, doce, dieciséis, o veinticinco años, según el caso, y son los que pueden lograr el cambio más profundo.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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2009-09-13
Editorial
La cruz de cada día
Nos dicen las Escrituras que para ir en pos del Señor es preciso cargar con nuestra cruz de cada día; sin este acto resulta vano llamarnos discípulos suyos. Esa cruz, ya sabemos, es el morir de cada jornada a nuestro propio yo, para que otros tengan vida. Es aceptar el sufrimiento, renunciando a las ambiciones, el orgullo, y el renegar por aquello que nos hiere y que no podemos cambiar, porque está fuera de nuestras fuerzas o alcance hacerlo.
En un mundo que nos enseña a aspirar al bienestar, sin pensar en el sufrimiento que, inexorablemente, encontraremos en el camino, resulta harto difícil que otros, mundanos por educación más que por convicción, comprendan el sufrimiento que, voluntariamente, el cristiano decide aceptar. Lo que unos tienen por aberración, los seguidores de Cristo lo tenemos por instrumento de salvación en la emulación del hombre de Galilea.
Gran misterio resulta, entonces, la aceptación de la carga diaria de la cruz, porque en este sublime acto se manifiesta la Resurrección del Hijo del Hombre, que entregó su vida por la salvación del mundo. Aceptar nuestra cruz de cada día implica amarla. No es un mero signo ritual ni, mucho menos, la resignación desesperanzada de quien no puede hacer nada ni espera en nada. Llevar la cruz cotidiana es mucho más que eso; es hacernos uno con Cristo, y Cristo hacerse uno en nosotros.
La locura de la cruz, si la comprendemos en la dimensión de la enseñanza de Jesús, es ganar la vida y hallar la felicidad en la voluntad de Dios Padre, que no es otra que conocerlo a Él y creer en su Enviado. Si aprendemos a vivir con la aceptación voluntaria y amorosa de nuestra cruz de cada día, el Señor la hará gloriosa, y nada ni nadie nos podrá separar nunca de su amor.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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2009-09-13
El Ojo del Profeta
Capa de ozono
Este 16 de septiembre está dedicado a la preservación de la capa de ozono, a nivel mundial. Como habitantes del planeta nos incumbe el tema, porque en su conservación y destrucción no hay fronteras. Lo que hagamos unos y otros puede o no ayudar o perjudicar, en el esfuerzo por crear un ambiente sano en la tierra.
Basta a cada uno conocer lo que es beneficioso o dañino para nuestra casa, la Tierra, y hacer lo que está a su alcance para contribuir a tener un planeta más sano y limpio. Ante la destrucción de la creación de Dios, los cristianos estamos llamados a estar entre los primeros que clamen por el respeto a la obra del Creador. Quizá otro tendrán que hacerlo por mera sobrevivencia, pero, para nosotros, es algo mucho más grande y profundo.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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2009-09-06
La Voz del Pastor
¿Qué significa el 9 de septiembre?
Con motivo de la celebración del 496° aniversario de la creación de la Iglesia de Panamá y la fiesta de nuestra patrona Santa María La Antigua, considero oportuno recordar algunos hitos históricos que nos motivan a querer más a nuestra Iglesia Católica y a venerar con más cariño a nuestra madre celestial.
Cuando hablamos de Santa María la Antigua podemos pensar en la primera definición dogmática hecha por la suprema autoridad de la Iglesia Católica con respecto a la Santísima Virgen María. En el año 431 el Concilio de Efeso definió solemnemente la maternidad divina de María. Ella es madre de Dios porque es la madre de Jesús, y Jesús es Dios.
En el año 432 el Papa Sixto III edificó en Roma sobre el monte Esquilino la primera Capilla dedicada en occidente a la Santísima Virgen María. Su consagración se celebra cada año el 5 de agosto y hoy se le conoce como la Basílica de Santa María la Mayor.
Después se construyó un Templo cerca del foro romano dedicado a "Santa María Antica". Todavía se aprecian las ruinas de este Templo. De Roma la advocación pasó a España y son varios los pueblos y ciudades en donde existe un Templo o Capilla dedicada a Santa María la Antigua. Desde Sevilla la devoción llega a América.
a- Origen: es una pintura al fresco, con cierto estilo bizantino y se encontraba en algún Templo en la ciudad de Sevilla durante la ocupación de los moros.
b- Es tradición que el Rey Fernando el Santo entró en la ciudad camuflado y oró ante ella pidiendo la derrota de los moros y la conquista de Sevilla.
c- En 1248 la mezquita musulmana fue transformada en Catedral y a ella fue traído el fresco de Nuestra Señora de la Antigua.
d- En 1401 el Cabildo Catedralicio decidió reconstruir el edificio averiado notablemente por los terremotos de 1356 y 1395.
e- En la nueva y actual Catedral se respetó la capilla y la imagen de Nuestra Señora Santa María la Antigua.
La devoción y el cariño por María bajo esta advocación fue creciendo y muy probablemente Cristóbal Colón oró ante esta imagen y se encomendó a la Virgen antes de emprender su aventura hacia las "Indias Orientales". Una de sus naves se llamó Santa María. En los lugares descubiertos dejó recuerdos marianos. En su segundo viaje, en memoria de la Carabela Santa María que había encallado, puso a una Isla el nombre de Nuestra Señora de la Antigua. Era normal que los conquistadores antes de embarcarse también se encomendaran a Santa María La Antigua.
En 1501 Rodrigo de Bastidas descubre el Istmo de Panamá, acompañado por Juan De la Cosa y Vasco Núñez de Balboa.En 1508 Diego de Nicuesa es nombrado gobernador del actual Istmo de Panamá, abarcando desde el Golfo de Urabá hasta más allá del Cabo Gracias a Dios en Honduras, territorio llamado Castilla de Oro. A Alonso de Ojeda se le dio otro territorio, desde el Golfo de Urabá hacia el sur hasta el Cabo de la Vela, llamado Nueva Andalucía.
En 1509 Alonso de Ojeda libró fuerte batalla en Calamary –hoy Cartagena– con una tribu muy feroz en donde perecieron 70 españoles, entre ellos Juan de la Cosa. Ojeda logró salvarse, lo que atribuyó a la protección de la Santísima Virgen de la Antigua, cuya estampa siempre llevaba consigo.
En 1510 Martín Fernández de Enciso y Vasco Núñez de Balboa fundan en el poblado del Cacique Cémaco, en la ribera occidental del golfo de Urabá, una comunidad llamada primero La Guardia y pocos meses después le dan el nombre de Santa María la Antigua, en cumplimiento de la promesa hecha a la Virgen si salían con vida en el encuentro con los indígenas. El bohío del cacique Cémaco fue convertido en capilla en honor de Santa María la Antigua. En este villorrio se formó una comunidad cristiana compuesta por nativos convertidos y españoles. Se envió una delegación a Sevilla a llevar una ofrenda a la Virgen.
El 9 de septiembre de 1513 el Papa León X en respuesta a la petición del Rey de España crea en ese poblado la primera Diócesis de Tierra firme con la Bula "Pastoralis Officii Debitum" transformando la capillita de Santa María la Antigua en Catedral. El primer Obispo fue fray Juan de Quevedo, franciscano, y predicador de la casa real quien llegó a Santa María la Antigua en junio de 1514 acompañado por el Gobernador Pedro Arias Dávila, y varios frailes franciscanos.
En 20 de julio de 1515 el Rey Fernando declara oficialmente a Santa María la Antigua como ciudad, dándole su escudo de armas en donde se encuentra estampada la efigie de Santa María la Antigua.
El 15 de agosto de 1519 Pedro Arias Dávila funda la primera ciudad en el litoral pacífico en donde había ya una pequeña comunidad indígena, con el nombre oficial de Nuestra Señora de la Asunción de Panamá. El Obispo Quevedo viajó a España y murió en Barcelona el 24 de diciembre de 1519.
El Papa León X con Bula fechada 5 de diciembre de 1520 nombró a Fray Vicente Peraza, religioso dominico como II Obispo de Santa María la Antigua, quien permaneció dos años en las Islas Canarias visitando esa Iglesia a solicitud del Rey.
A finales de julio de 1524 llega el Obispo Peraza a Santa María y por orden del Gobernador Pedrarias y el Rey de España traslada la sede Episcopal a la ciudad de Panamá.
En 1608 fray Agustín de Carvajal, agustino, 13º Obispo de Panamá consagró la segunda Catedral de la Diócesis. Hoy vemos las ruinas y el campanario restaurado.
En 1671 siendo Don Sancho Pardo de Figueroa el 19° obispo de Panamá, ocurrió la toma de Panamá por el pirata inglés Henry Morgan y el incendio de la ciudad.
El 21 de enero de 1673 el 20° Obispo Don Antonio De León bendijo el emplazamiento de la nueva ciudad y el sitio para la nueva Catedral. Era la tercera y ésta se incendio dos veces. Los trabajos continuaron bajo la dirección de los Obispos Sr. Don Lucas Fernández de Piedrahita, Don Diego Ladrón de Guevara, Don Pedro Morcillo y terminada con la ayuda del primer Obispo Panameño Don Francisco Javier de Luna, quien desde Trujillo (Perú) envió fondos.
El 4 de abril de 1796, la catedral fue consagrada en honor a Santa María la Antigua por el Obispo Remigio de la Santa y Ortega.
La Diócesis de Santa María la Antigua fue sufragánea de la Arquidiócesis de Sevilla (España) desde su fundación en 1513 hasta 1548.
En 1548 fue sufragánea de la Arquidiócesis de Lima (Perú) por disposición del Papa Paulo III.
En 1836 el Papa Gregorio XVI la hizo sufragánea de la Arquidiócesis de Bogotá (Colombia).
En 1901 el Papa León XIII la hizo sufragánea de la Arquidiócesis de Cartagena (Colombia).
Cuando Panamá se separó de Colombia en 1903, era Obispo de Panamá Monseñor Javier Junguito S.J.
Al definirse las fronteras de estos dos países, la ciudad de Santa María La Antigua quedó en Colombia. Se han descubierto las ruinas y se ha construido una capillita en honor a Santa María La Antigua.
En 1912 fue nombrado Obispo de Panamá Monseñor Guillermo Rojas Arrieta, C.M.
El 29 de noviembre de 1925 la Diócesis de Panamá fue elevada a Arquidiócesis por S.S. el Papa Pío XI cuando éste creó el Vicariato Apostólico de Darién, el cual comprendía las provincias de Colón, Darién, la Comarca de San Blas o Kuna Yala y el Archipiélago de Las Perlas en el Pacífico. El Obispo Rojas fue creado primer Arzobispo de Panamá en esa fecha.
El 6 de marzo de 1955 la Arquidiócesis de Panamá fue constituida en Metropolitana por S.S. el Papa Pío XII cuando creó la Diócesis de David. Panamá, David y Darién se convirtieron en Provincia Eclesiástica.
El 9 de Septiembre de 1998 se celebró por primera vez en el siglo XX y con gran solemnidad la fiesta de Santa María la Antigua y la fundación de la Iglesia de Panamá. Con varios Obispos del País, numeroso clero y fieles se hizo una procesión desde el Templo de la Merced hasta la Catedral. Se bendijo una imagen de Santa María La Antigua, donada por doña Lolitín Paredes de Boyd primera presidenta de la Federación Nacional de Mujeres Católicas.
El 9 de septiembre de 1999, éste humilde servidor, siguiendo las normas canónicas, proclamó a Santa María la Antigua Patrona de la Arquidiócesis de Panamá. Este acto fue ratificado por la Santa Sede mediante documento firmado por el Sr. Cardenal Arturo Medina, Prefecto de la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos con fecha 20 de diciembre del mismo año.
El 9 de septiembre del año Jubilar 2000, ante la presencia del Arzobispo de Sevilla, hoy Cardenal Carlos Amigo Vallejos, O.F.M., del presidente del secretariado del episcopado centroamericano Monseñor Raúl Corriveau, Obispo de Choluteca (Honduras) y de todos los Obispos del país, en una celebración multitudinaria en el Gimnasio Roberto Durán, la Conferencia Episcopal Panameña proclamó a Santa María la Antigua patrona de la República de Panamá, y se repitió la consagración de la nación al Inmaculado Corazón de María.
La Santa Sede ratificó el patronazgo de Santa María la Antigua el 27 de febrero del 2001 y fijó su fiesta litúrgica para el 9 de septiembre de cada año, con rango de solemnidad y misa propia para todo el país.
El Secretario del Estado, Señor Cardenal Tarsicio Bertone envió a la Iglesia de Panamá el Breve Pontificio fechado 31 de octubre de 2008 con el cual el Santo Padre Benedicto XVI ratifica lo que ya había confirmado la Congregación para el Culto divino y la disciplina de los sacramentos, es decir la proclamación de Santa María La Antigua como patrona ante Dios, de la República de Panamá.
Mons. José Dimas Cedeño Delgado
Arzobispo de Panamá
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2009-09-06
A tiro de piedra
Antigua embajada americana
Con este nombre se conoce un edificio en la Avenida Balboa, que albergó la sede diplomática de los Estados Unidos de América, hasta hace poco. So pretexto de ubicar a alguna dependencia estatal, se pretende echarlo abajo y levantar un mamotreto que, supuestamente, será un edificio emblemático en el lugar.
Me pregunto: ¿puede construirse un edificio en el mismo lugar, que sea más emblemático que la antigua embajada de los Estados Unidos? La historia que encierra la construcción, tanto en la lucha panameña por el reconocimiento pleno de su soberanía, como por los hechos ocurridos en su interior, con alcance allende nuestras fronteras, lo colocan en un sitial envidiable para ser conservado.
Si no quiere considerarse el valor histórico del edificio, aunque, oficialmente, no haya sido declarado como tal, al menos debe tomarse en cuenta que, junto a la fachada del Hospital Santo Tomás, la casa de la embajada del Reino Unido, y la representación diplomática de Libia, son las únicas cuatro muestras de la arquitectura que una vez caracterizó a la Avenida Balboa. Todas las demás construcciones emblemáticas han sido demolidas, para darle paso a las torres de concreto y de cristal, que poca gracia arquitectónica tienen, y, como todas son parientes, muestran los rasgos genéticos de cuadratura y piquitos rojos que las distinguen.
Variadas son las voces que se alzan a favor de conservar el edificio de la antigua embajada estadounidense, pero al parecer los oídos locos están sordos. Al final, por lo que veo, impondrán su locura, pero no se librarán de la responsabilidad histórica, por asesinar de manera insensata una muestra del patrimonio arquitectónico de La Exposición y Bella Vista, tan vilipendiado en los últimos años, a causa de la ambición desmedida e irracional de quienes, en deleznable demostración de opulencia y poder, imponen su voluntad sobre el querer común.
Otro sitio emblemático que podría desaparecer, o resultar gravemente intervenido, tal como lo hemos conocido hasta ahora, es el Terraplén del Casco Antiguo. Supues-tamente, la cinta costera será extendida pasándole por el frente y quitándole el mar. También se llevarán por los cachos al Muelle Fiscal, porque quieren moverlo a otro lugar dentro del área. Como aún no nos muestran una concepción o levantamiento de la obra, concluimos que arrasarán con todo, para rellenar y decorar de manera similar a la cinta costera. Otro asesinato, en que los victimarios se hacen los locos, e invocando su locura, no aceptan ser responsables del crimen aberrante que cometen contra nuestra ciudad.
Si algo de panameño les queda, corrijan el rumbo. Las entidades que quieren ubicar en el nuevo mamotreto “emblemático” de la Avenida Balboa, bien pueden mandarlas a otra parte cercana. Allí tienen, por ejemplo, los terrenos de las Rentas. La conexión con la cinta costera debe respetar el conjunto arquitectónico monumental del Casco Antiguo, en el Terraplén. Se puede construir un nuevo Muelle Fiscal, pero debe conservarse la estructura del actual, para convertirlo en un espacio público y turístico, donde se instalen los artesanos y algunos cafés o restaurantes pequeños. Ojalá, en esto, prime la cordura del sentido nacional sobre la locura del poder.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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2009-09-06
Editorial
Nuestra Patrona
Con el aniversario 496 de fundación de la Diócesis de Panamá, nos acercamos más al quinto centenario de este magno acontecimiento de la Iglesia Católica del continente americano. Es un hecho cuya dimensión, quizá poco vislumbrada por nosotros, alcanza más allá de la historia del pequeño pueblo nacional que habita el istmo.
Santa María de La Antigua, nombre que lleva nuestra diócesis, es la primada de tierra firme, desde donde partió la fe hacia el centro y el sur, por el lado del Pacífico, de América. Es sencilla y modesta, cual aquellos acontecimientos que Dios suscita para sus grandes portentos, como si quisiera entrar en la humildad de María, cuyo sí liberó los resortes del plan de salvación que Dios tenía destinado para el mundo, con la visita del Mesías Redentor.
Panamá, cintura americana, puede considerarse privilegiada al cobijar, en su suelo, esta diócesis primera de tierra firme. Y privilegiada, no por el mero hecho histórico, sino por la visita del Señor en su Cuerpo Místico que es la Iglesia. Esta gracia de la que gozamos, nos urge a incrementar nuestra devoción y nuestra santidad, para alcanzar la fe que nos conduce a la salvación y a la vida como pueblo de Dios.
A pocos años ya del quinto centenario de la erección de la Diócesis de Panamá, hoy Arquidiócesis, nos ponemos en marcha, junto a nuestra patrona Santa María de La Antigua, hacia la formación de una vida nueva, que forje una comunidad católica nueva en nuestro medio. Una comunidad eclesial capaz de anunciar la Buena Nueva con hechos y testimonios, que sean luz, sal y levadura para nuestra nación.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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2009-09-06
El Ojo del Profeta
Flota mercante
Panamá tiene la flota mercante mayor del mundo, por su tonelaje. Es motivo de orgullo para el país, aunque en el resto del mundo haya otros estados que consideran el abanderamiento panameño como algo de conveniencia. Desde la recuperación de la democracia, nuestro país hace ingentes esfuerzos por mantener el respeto y la confianza en sus buques de bandera, imponiendo medidas más estrictas a los propietarios y sacando del sistema a las naves que no llenan los requisitos que exige el país.
Somos un país marítimo, que aún está en pos de explotar este recurso, para abrir oportunidades de desarrollo y progreso para su población. Aunque no todos estamos en el mar, dependemos, de una u otra forma, de sus recursos. Desde la pesca hasta el abanderamiento, sin olvidar el turismo, Panamá puede encontrar en su recurso marítimo, el camino hacia el mejora-miento de la calidad de vida de su población. Todo está en que lo hagamos racionalmente, para que realmente se cumpla ese cometido.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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