2009-09-06
Editorial
Nuestra Patrona
Con el aniversario 496 de fundación de la Diócesis de Panamá, nos acercamos más al quinto centenario de este magno acontecimiento de la Iglesia Católica del continente americano. Es un hecho cuya dimensión, quizá poco vislumbrada por nosotros, alcanza más allá de la historia del pequeño pueblo nacional que habita el istmo.
Santa María de La Antigua, nombre que lleva nuestra diócesis, es la primada de tierra firme, desde donde partió la fe hacia el centro y el sur, por el lado del Pacífico, de América. Es sencilla y modesta, cual aquellos acontecimientos que Dios suscita para sus grandes portentos, como si quisiera entrar en la humildad de María, cuyo sí liberó los resortes del plan de salvación que Dios tenía destinado para el mundo, con la visita del Mesías Redentor.
Panamá, cintura americana, puede considerarse privilegiada al cobijar, en su suelo, esta diócesis primera de tierra firme. Y privilegiada, no por el mero hecho histórico, sino por la visita del Señor en su Cuerpo Místico que es la Iglesia. Esta gracia de la que gozamos, nos urge a incrementar nuestra devoción y nuestra santidad, para alcanzar la fe que nos conduce a la salvación y a la vida como pueblo de Dios.
A pocos años ya del quinto centenario de la erección de la Diócesis de Panamá, hoy Arquidiócesis, nos ponemos en marcha, junto a nuestra patrona Santa María de La Antigua, hacia la formación de una vida nueva, que forje una comunidad católica nueva en nuestro medio. Una comunidad eclesial capaz de anunciar la Buena Nueva con hechos y testimonios, que sean luz, sal y levadura para nuestra nación.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
Ir a Panorama Católico Edición Digital
Editorial
Nuestra Patrona
Con el aniversario 496 de fundación de la Diócesis de Panamá, nos acercamos más al quinto centenario de este magno acontecimiento de la Iglesia Católica del continente americano. Es un hecho cuya dimensión, quizá poco vislumbrada por nosotros, alcanza más allá de la historia del pequeño pueblo nacional que habita el istmo.
Santa María de La Antigua, nombre que lleva nuestra diócesis, es la primada de tierra firme, desde donde partió la fe hacia el centro y el sur, por el lado del Pacífico, de América. Es sencilla y modesta, cual aquellos acontecimientos que Dios suscita para sus grandes portentos, como si quisiera entrar en la humildad de María, cuyo sí liberó los resortes del plan de salvación que Dios tenía destinado para el mundo, con la visita del Mesías Redentor.
Panamá, cintura americana, puede considerarse privilegiada al cobijar, en su suelo, esta diócesis primera de tierra firme. Y privilegiada, no por el mero hecho histórico, sino por la visita del Señor en su Cuerpo Místico que es la Iglesia. Esta gracia de la que gozamos, nos urge a incrementar nuestra devoción y nuestra santidad, para alcanzar la fe que nos conduce a la salvación y a la vida como pueblo de Dios.
A pocos años ya del quinto centenario de la erección de la Diócesis de Panamá, hoy Arquidiócesis, nos ponemos en marcha, junto a nuestra patrona Santa María de La Antigua, hacia la formación de una vida nueva, que forje una comunidad católica nueva en nuestro medio. Una comunidad eclesial capaz de anunciar la Buena Nueva con hechos y testimonios, que sean luz, sal y levadura para nuestra nación.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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