2008-04-06
A tiro de piedra
Riesgos de corrupción judicial
Más de una persona en el país piensa que existe corrupción en el Órgano Judicial. De hecho, algunos jueces han sido separados del cargo o son investigados por irregularidades en el manejo de los negocios judiciales. Aunque muchos conozcan de actos de corrupción entre los jueces, pocos o ninguno se atreve a hacer una denuncia formal, porque temen enfrentarse a un grupo que tiene fuertes raíces y poder para salir del aprieto y desquitarse de quienes se atrevan a denunciarlos.
Recientemente hemos visto como el actual presidente de la Corte, honorable magistrado Harley Mitchell, intenta poner orden en la administración de justicia. Sin embargo, su esfuerzo recibe poco apoyo público de otros jueces y de la sociedad civil, salvo contadas excepciones. Si más magistrados y jueces superiores dieran la cara frente a la corrupción, con fallos y sanciones expeditas y ejemplares, el apoyo de la comunidad crecería y les ayudaría a sacar de circulación a los funcionarios venales que le hacen daño al sistema judicial.
En los últimos cuatro años he prestado mayor atención a las noticias relacionadas con la corrupción judicial y he sacado en conclusión que hay síntomas y áreas de riesgo que nos alertan sobre la corrupción en la administración de justicia. Síntomas: congelamiento de los expedientes; negación concurrente de emplazamientos y práctica de pruebas o diligencias; alto porcentaje de mora judicial favorece a ciertos abogados que buscan presentarlos ante determinados jueces. Áreas de riesgo: reclamos civiles que involucran dinero en efectivo; litigios de propiedad sobre bienes inmuebles; juicios de sucesión; pleitos por tierras; procesos de lanzamiento que incluyen secuestro de propiedad; demandas laborales.
Creo que si se ordenara un audito sobre ese tipo de casos, para determinar el porqué de su dilación y su falta de resolución, se podría determinar cuántos están justificados y cuántos se retrasan sin razón. Otro aspecto que debe investigarse, aunque sea difícil de determinar, es la posesión de bienes de los jueces, cómo y en cuánto tiempo los adquirieron, monto de cuentas bancarias, y si hace uso o usufructo de bienes que están a nombre de familiares o allegados y que sufren incrementos con regularidad.
El riesgo de corrupción dentro de la administración de justicia es cada vez mayor, por lo que la transparencia y la declaración constante de bienes es imperante. Los que hemos visto que tras casi seis años, un simple lanzamiento por intruso no se ejecuta, y la justicia favorece de hecho más al victimario que a la víctima (a quien se le ha dado la razón en más de media docena de instancias), poco de bueno podemos pensar de la actuación judicial. Más que del sistema, estamos a merced de la actitud de los jueces.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
Ir a Panorama Católico Edición Digital
A tiro de piedra
Riesgos de corrupción judicial
Más de una persona en el país piensa que existe corrupción en el Órgano Judicial. De hecho, algunos jueces han sido separados del cargo o son investigados por irregularidades en el manejo de los negocios judiciales. Aunque muchos conozcan de actos de corrupción entre los jueces, pocos o ninguno se atreve a hacer una denuncia formal, porque temen enfrentarse a un grupo que tiene fuertes raíces y poder para salir del aprieto y desquitarse de quienes se atrevan a denunciarlos.
Recientemente hemos visto como el actual presidente de la Corte, honorable magistrado Harley Mitchell, intenta poner orden en la administración de justicia. Sin embargo, su esfuerzo recibe poco apoyo público de otros jueces y de la sociedad civil, salvo contadas excepciones. Si más magistrados y jueces superiores dieran la cara frente a la corrupción, con fallos y sanciones expeditas y ejemplares, el apoyo de la comunidad crecería y les ayudaría a sacar de circulación a los funcionarios venales que le hacen daño al sistema judicial.
En los últimos cuatro años he prestado mayor atención a las noticias relacionadas con la corrupción judicial y he sacado en conclusión que hay síntomas y áreas de riesgo que nos alertan sobre la corrupción en la administración de justicia. Síntomas: congelamiento de los expedientes; negación concurrente de emplazamientos y práctica de pruebas o diligencias; alto porcentaje de mora judicial favorece a ciertos abogados que buscan presentarlos ante determinados jueces. Áreas de riesgo: reclamos civiles que involucran dinero en efectivo; litigios de propiedad sobre bienes inmuebles; juicios de sucesión; pleitos por tierras; procesos de lanzamiento que incluyen secuestro de propiedad; demandas laborales.
Creo que si se ordenara un audito sobre ese tipo de casos, para determinar el porqué de su dilación y su falta de resolución, se podría determinar cuántos están justificados y cuántos se retrasan sin razón. Otro aspecto que debe investigarse, aunque sea difícil de determinar, es la posesión de bienes de los jueces, cómo y en cuánto tiempo los adquirieron, monto de cuentas bancarias, y si hace uso o usufructo de bienes que están a nombre de familiares o allegados y que sufren incrementos con regularidad.
El riesgo de corrupción dentro de la administración de justicia es cada vez mayor, por lo que la transparencia y la declaración constante de bienes es imperante. Los que hemos visto que tras casi seis años, un simple lanzamiento por intruso no se ejecuta, y la justicia favorece de hecho más al victimario que a la víctima (a quien se le ha dado la razón en más de media docena de instancias), poco de bueno podemos pensar de la actuación judicial. Más que del sistema, estamos a merced de la actitud de los jueces.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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