2009-12-06
El Ojo del Profeta
Mantengamos la tenacidad
El flagelo mundial del narcotráfico destruye millones de vidas en el mundo, ya sea por resultar víctimas de él o por involucrarse en tan despreciable actividad. El daño en muertes, heridos, adictos, prisioneros, familias desmembradas, lesión moral y material, alcanza un tamaña inconmensurable.
Los esfuerzos legítimos que se hagan para detener esa práctica criminal, aunque costosos, estarán bien justificados en la medida que la actividad delictiva se controle y mitigue. La responsabilidad, aunque recaiga legalmente en la autoridad, también le cabe al resto de la sociedad. Y la mejor manera de contribuir en la lucha contra ese crimen es resistirse tenazmente al consumo de drogas, al soborno velado que compra conciencias, y a su endiosamiento social.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
Ir a Panorama Católico Edición Digital
El Ojo del Profeta
Mantengamos la tenacidad
El flagelo mundial del narcotráfico destruye millones de vidas en el mundo, ya sea por resultar víctimas de él o por involucrarse en tan despreciable actividad. El daño en muertes, heridos, adictos, prisioneros, familias desmembradas, lesión moral y material, alcanza un tamaña inconmensurable.
Los esfuerzos legítimos que se hagan para detener esa práctica criminal, aunque costosos, estarán bien justificados en la medida que la actividad delictiva se controle y mitigue. La responsabilidad, aunque recaiga legalmente en la autoridad, también le cabe al resto de la sociedad. Y la mejor manera de contribuir en la lucha contra ese crimen es resistirse tenazmente al consumo de drogas, al soborno velado que compra conciencias, y a su endiosamiento social.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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