lunes, 21 de diciembre de 2009

Mis recuerdos de la Invasión

2009-12-20
A tiro de piedra
Mis recuerdos de la Invasión

Han pasado 20 años desde la Invasión estadounidense a Panamá el 20 de diciembre de 1989. Mucho se ha dicho y mucho se dice; peor aún, quedan heridas abiertas que difícilmente sanarán. Relato parte de mi experiencia.

Aquella fecha vivía (yo) frente al Hotel Colón, por las calles B y 12 Oeste, cerca del Café Coca Cola y la Plaza de Santa Ana, a 10 calles y a menos de un kilómetro de distancia del Cuartel Central de la Guardia Nacional, ubicado en El Chorrillo. Los tiros, los cañonazos, el vuelo de los helicópteros y aviones, los gritos de la gente, y las llamas, estuvieron al alcance de mis oídos y de mi vista.

Esa noche llegué a casa a las 10:30 y media hora después llamó uno de mis hermanos. Los “gringos se metieron”, nos dijo. Nos asomamos al balcón, pero todo estaba desierto. Pasados unos minutos, se escucha un rumor como de marea. Era un gentío que venía con chiquillos, bolsas y tamugas en brazos. Reconozco a uno que le decíamos Bemba, y me confirma que los soldados gringos estaban en El Límite, conminando a las Fuerzas de Defensa a rendirse. También me dijo asombrado: “mucha gente se ha quedado a mirar, en vez de huir”.

Un rato después, los Macho de Monte, en sus motocicletas y con su sombrero montuno a la pedrada y el lanzacohetes a la espalda, arriaban a la gente que huía de El Chorrillo, para alejarla de lo que, menos de una hora después, sería la zona de guerra. A todo esto, nada en la televisión.

A las 12:30 de la noche se escuchó el vuelo de un helicóptero. No se podía ver, pero el sonido delataba que pertenecía a las fuerzas estadounidenses. Los años previos de guerra sicológica, ya nos habían enseñado a discernir entre el equipo bélico de aquellos y el de los panameños. Diez minutos después, los disparos de fusilería y ametralladora se escuchaban. Rastreo la televisión: nada. El canal ocho pasaba un musical de Michael Jackson. Diez para la una, un cañonazo fuerte. Tras unos breves minutos, se desató el fuego de artillería y no paró hasta las 2:30 de la madrugada. Para la 1:00 de la mañana, sale el presidente George Bush comunicando al mundo que había ordenado la invasión a Panamá. En el canal dos local, apareció el logo del Comando Sur y una voz en español advertía a la población que no saliera de sus casas ni se asomará a las ventanas o a los balcones. El cintillo de la clave “chácara” se vio poco, y no tuvieron tiempo de pasar la alerta de combate. Sólo el canal ocho pasaba la clave “delta” de los gringos.

Las llamas que provenían del cuartel central no tardaron en aparecer. Hice contacto con ACAN-EFE, y transmitía con el sonido de los cañonazos de fondo. Fabio Agrana, al otro lado de la línea, apenas podía creerlo. Igual hice para la agencia UCAN News de Filipinas. A las 4:30 de la madrugada, se reanudó el bombardeo. Luego, más brevemente, a las 6:30 de la mañana.

Ya de día, disparos esporádicos. Luego, el saqueo de la Avenida Central y los comercios aledaños. Al mediodía vemos los primeros soldados gringos por el Casco Antiguo. La Invasión estaba consumada, y el fuego que se desató a la aurora del 20 de diciembre de 1989, ya había consumido El Chorrillo. Esos son mis recuerdos de aquella noche.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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