viernes, 17 de julio de 2009

Día del niño

2009-07-19
Editorial
Día del niño

La celebración del Día del Niño, ambos sexos incluidos, tiene su importancia en el sentido que tenemos de la infancia, su carácter esencial para la preservación y el desarrollo de la sociedad humana, y la herencia de los valores y la cultura que cada nación hereda a las futuras generaciones. No es, por tanto, una jornada en que la niñez sale a jugar a los parques, las plazas o las calles, sino algo mucho más profundo.

Por lo que hemos percibido en los días previos, la fecha dice poco a la población. Al arrancarle casi de golpe su tradición del 1 de Noviembre, el pueblo siente la nueva data extraña, ajena, y vacía. No es su fecha, ni su costumbre, ni su identidad. Situación que debe corregirse, para que la jornada dedicada a la niñez reciba la aceptación, el calor, y el respaldo popular.

Duele salir a los barrios y vecindarios y ver que el Día del Niño es más una colección de palabras en un decreto, que la fiesta de los niños y las niñas de Panamá. Asombra percatarse de la ausencia de valor intrínseco de la celebración, porque vale más el paseo, los juegos mecánicos, y los payasos o cantantes que algún funcionario planificó, para cumplir con el calendario de actividades de su despacho.

Si el cambio no ha hecho bien, y ha provocado la indiferencia de la población: ¿qué sentido tuvo hacerlo? La situación debe verse con ojos autocríticos, y enderezar lo torcido. Vale más tener nuestra propia fecha y sentirla y celebrarla, que plegarnos al resto del mundo con sentido hueco e indolente.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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