jueves, 29 de octubre de 2009

La inteligencia y el primer mundo

2009-10-25
A tiro de piedra
La inteligencia y el primer mundo

A menudo escucho decir que quieren llevarnos al primer mundo, y que, para eso, se instalan semáforos inteligentes, lo cual supone que estamos en un mundo inferior, viviendo entre estructuras y edificios sin inteligencia o, lo que es peor, brutos.

Dar el salto al primer mundo, a ese mundo que nos pintan como idílico, requiere una mentalidad colectiva de primer mundo. Usar equipos y artefactos inteligentes o instalarlos en edificios y áreas públicas, igual reclama del usuario una actitud inteligente. ¿De qué nos sirven los planes del primer mundo, o, por ejemplo: semáforos inteligentes, si nuestra actitud dista mucho de ser la del primer mundo o la de una inteligencia superior? Es como darle un libro a un analfabeta, o caminar a media noche por un paraje peligroso, porque suponemos que toda persona tiene derecho a transitar libremente y a que le sea respetada su integridad física. Ni el analfabeta podrá sacar provecho de la lectura, si no le enseñan a leer, ni el ladrón dejará de robar si continúa siendo ladrón.

El cuento político de saltarnos al primer mundo, sin hacer cambiar la mentalidad de cuarto, quinto, o sexto mundo que tenemos, no pasará de utopía o fábula. Allí están los semáforos, que pronto entrarán a funcionar, para que conduzcamos de forma segura y expedita por nuestras calles y avenidas. Si esos semáforos, que dicen son inteligentes, no son respetados por los conductores que actúan como brutos, no servirán de nada.

Los semáforos actuales, aunque tarados o sin inteligencia, sabemos muy bien que, aún en su estupidez, señalan el alto con la luz roja, y que la luz verde es para el auto que transita por el otro lado de la vía. ¿Qué cosa diferente haría otro semáforo que se dice inteligente? Ninguna, en mi opinión. Lo distinto está en que el nuevo semáforo nos dará la señal verde en secuencia, según la cantidad de tráfico, y roja cuando sea el caso. Hasta aquí vamos bien, pero, y está comprobado, el bruto, que en este caso es el conductor irresponsable y no el aparato de señales de tráfico, bloqueará la vía igual que hace con el semáforo sin inteligencia, y provocará el mismo tranque que ya es cosa común entre nosotros.

Para saltar al primer mundo necesitamos actitud y educación de primer mundo, para provocar mentalidad de primer mundo. Educación cívica, instrucción escolar, ejercicio de la intelectualidad, urbanidad, valores, moral, y cultura. Sin este cambio, el salto es insuficiente para superar la barrera que nos separa de ese mundo primo.

Llenarnos podremos de tecnología, edificios y semáforos inteligentes, bienes y servicios de primer mundo, pero serán como un libro para un analfabeta, o una ocasión de robar para un ladrón. Inteligencia y mentalidad de primer mundo son prerrequisitos para dar el salto hacia allá. Y no lo haremos, mientras sea la brutalidad la que impere como principal rasgo cultural del común de los panameños.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

Ir a Panorama Católico Edición Digital

No hay comentarios: