2009-10-18
Editorial
Día del médico católico
La profesión médica es un oficio noble que, en la buena praxis, coadyuva en el plan de Dios a la búsqueda del bienestar de los seres humanos. Muchas son las personas que dedicadas a la práctica de la medicina, nos dan ejemplo de dedicación, entrega generosa, y abnegado apostolado a favor de los enfermos y pacientes aquejados por diversos males de salud.
Por eso, nuestra Iglesia ha querido reconocer esa virtud cristiana y humana de tantos hombres y mujeres profesionales de la medicina, dedicando la fecha del 18 de octubre al médico católico. Reconocimiento que, hoy, cobra especial significado para los que eligen tal carrera, en momentos en que el médico católico o católica, es perseguido, en muchos lugares del mundo, a consecuencia de su creencia.
Ser católico y médico implica vivir la profesión desde el amor cristiano, la vocación, y el conflicto ético diario entre la corriente del mundo y los valores y principios que moralmente le impone su fe. Resulta difícil, ya lo dijimos, pero no imposible. Dios actúa y socorre, ante la persecución y la burla que, a fuerza de imposiciones legislativas y judiciales, se desata en el mundo contra los profesionales de la medicina cristianos, especialmente hacia los católicos, a quienes se ataca con mayor dureza.
Afortunadamente, en Panamá, aún no llegamos a esos extremos, aunque ya existen casos aislados, que nacen de actitudes personales más que institucionales. A los hombres y mujeres médicos que ejercen entre nosotros, le deseamos un feliz día, y les saludamos con las palabras que el Señor dijo a sus discípulos, cuando enfrentaban el peligro: ¡Ánimo, no temáis! Que yo estoy en medio de ustedes.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
Ir a Panorama Católico Edición Digital
La profesión médica es un oficio noble que, en la buena praxis, coadyuva en el plan de Dios a la búsqueda del bienestar de los seres humanos. Muchas son las personas que dedicadas a la práctica de la medicina, nos dan ejemplo de dedicación, entrega generosa, y abnegado apostolado a favor de los enfermos y pacientes aquejados por diversos males de salud.
Por eso, nuestra Iglesia ha querido reconocer esa virtud cristiana y humana de tantos hombres y mujeres profesionales de la medicina, dedicando la fecha del 18 de octubre al médico católico. Reconocimiento que, hoy, cobra especial significado para los que eligen tal carrera, en momentos en que el médico católico o católica, es perseguido, en muchos lugares del mundo, a consecuencia de su creencia.
Ser católico y médico implica vivir la profesión desde el amor cristiano, la vocación, y el conflicto ético diario entre la corriente del mundo y los valores y principios que moralmente le impone su fe. Resulta difícil, ya lo dijimos, pero no imposible. Dios actúa y socorre, ante la persecución y la burla que, a fuerza de imposiciones legislativas y judiciales, se desata en el mundo contra los profesionales de la medicina cristianos, especialmente hacia los católicos, a quienes se ataca con mayor dureza.
Afortunadamente, en Panamá, aún no llegamos a esos extremos, aunque ya existen casos aislados, que nacen de actitudes personales más que institucionales. A los hombres y mujeres médicos que ejercen entre nosotros, le deseamos un feliz día, y les saludamos con las palabras que el Señor dijo a sus discípulos, cuando enfrentaban el peligro: ¡Ánimo, no temáis! Que yo estoy en medio de ustedes.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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