2007-12-09
Editorial
Que no vuelva a ocurrir
El resultado de la huelga médica ha sido de miles de pacientes, incluidos niños, adultos y ancianos, perjudicados porque no han recibido la atención de salud cuando la necesitaban o cuando estuvo programada con cita previa. Ningún poder humano podrá resarcir el daño a satisfacción ni restituir la salud perdida o el padecimiento sufrido. ¡No hay manera!
Aún con todos los argumentos y justificaciones que quieran darnos las partes en conflicto, será imposible legitimar la privación del servicio de salud a quien resulta, al final, la única víctima de tanta desconsideración: la población indefensa frente al poder del que hacen gala las partes enfrentadas.
Como suele ocurrir, al final cada contendor obtiene lo que resulte de su acuerdo, sea esto mucho o poco; y el pueblo sencillo, víctima inocente, lo único que saca es el sufrimiento irredento y la vuelta a una normalidad que ya conoce muy bien por experimentarla en propia carne: madrugar para conseguir un cupo para dentro de varias semanas o meses, y la ausencia de algunas medicinas que necesita para sobrellevar su enfermedad.
Después de terminada la huelga médica, sólo nos resta esperar que no vuelva a ocurrir algo así. Los que la sufren más son, en su mayoría, gente sin largos años de estudio ni detentadores de poder político, pero que día a día construyen el país con su sudor y su esfuerzo, del que se deriva el pago de cuotas e impuestos que, al fin y al cabo, pagan el salario y el nivel de vida de quienes deben proveerle los servicios de salud y la obligada seguridad social.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org
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Editorial
Que no vuelva a ocurrir
El resultado de la huelga médica ha sido de miles de pacientes, incluidos niños, adultos y ancianos, perjudicados porque no han recibido la atención de salud cuando la necesitaban o cuando estuvo programada con cita previa. Ningún poder humano podrá resarcir el daño a satisfacción ni restituir la salud perdida o el padecimiento sufrido. ¡No hay manera!
Aún con todos los argumentos y justificaciones que quieran darnos las partes en conflicto, será imposible legitimar la privación del servicio de salud a quien resulta, al final, la única víctima de tanta desconsideración: la población indefensa frente al poder del que hacen gala las partes enfrentadas.
Como suele ocurrir, al final cada contendor obtiene lo que resulte de su acuerdo, sea esto mucho o poco; y el pueblo sencillo, víctima inocente, lo único que saca es el sufrimiento irredento y la vuelta a una normalidad que ya conoce muy bien por experimentarla en propia carne: madrugar para conseguir un cupo para dentro de varias semanas o meses, y la ausencia de algunas medicinas que necesita para sobrellevar su enfermedad.
Después de terminada la huelga médica, sólo nos resta esperar que no vuelva a ocurrir algo así. Los que la sufren más son, en su mayoría, gente sin largos años de estudio ni detentadores de poder político, pero que día a día construyen el país con su sudor y su esfuerzo, del que se deriva el pago de cuotas e impuestos que, al fin y al cabo, pagan el salario y el nivel de vida de quienes deben proveerle los servicios de salud y la obligada seguridad social.
Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
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