lunes, 3 de diciembre de 2007

Análisis de contenido

2007-12-02
A tiro de piedra
Análisis de contenido

Uno de los ejercicios que se aprende en la carrera periodística es el análisis de contenido, para determinar la tendencia editorial de un periódico, su ideología, y el propósito que busca con el tratamiento de los temas. El mismo análisis puede hacerse con un determinado escrito, o con las fuentes o autores del material publicado.

El martes pasado (27 de noviembre), en la sección de opinión de La Prensa, aparecen dos escritos que se oponen a las personas que están en contra de la forma en que se quiere instaurar la educación sexual en Panamá, en parte de su contenido, y contra la redacción y el fondo de algunos artículos de un proyecto de ley que atañe a la infancia y la patria potestad sobre los hijos.

Ambos escritos utilizan términos y palabras que buscan ofender o descalificar a quienes piensan diferente a sus autores. Algunos son: “fundamentalistas, cruzados, en una mano la cruz y en la otra la espada, pecan de doble moral e hipocresía, proponen la política del avestruz, se oponen de manera irresponsable, les trae sin cuidado la propagación de enfermedades venéreas”. También otros como: “Mojigatos, enemigos públicos de la infancia, ayatolás de los valores, y autores de tanto artículo cargado de demencia”. ¿Quién necesita expresarse así cuando tiene la razón, o cuando es tolerante frente a la opinión contraria a la suya?

Fuera del insulto y el desprecio, los escritos del martes en La Prensa, endilgan actitudes y hechos a sus adversarios, haciéndolas a su propia medida para atacarlos mejor; o al menos eso creen. Uno, por ejemplo, dice que, los que él llama cruzados, se oponen a que se hable de sexo en las escuelas, y que la abstinencia conduce a prácticas aberrantes como el abuso infantil y el fetichismo. Probado está, en este último punto, al menos, que el abuso infantil y el fetichismo tienen entre sus mayores practicantes a personas de vida sexual activa y alejadas de toda práctica religiosa. El otro autor, por su parte, dice que quienes se oponen al nuevo proyecto de código de la infancia son todos del Opus Dei, o al menos así lo da a entender, y que los que el llama integristas de la familia ven a los niños y niñas como una especie de idiotas a los que no hay que darles derechos porque quizá se los tomen.

Por último, hay dos cosas que llaman la atención: uno dice que “los cruzados” quieren que no se hable de sexo en las escuelas, “como si de esa manera se conjurará la realidad de que la juventud sabe de sexo y un alto porcentaje lo practica”. Más adelante hace alusión a “los miles de embarazos precoces cada año”. En qué quedamos: la juventud sabe de sexo, como afirmó antes, o no. Contradicción total. El otro columnista dice que “no tengo hijos ni deseo tenerlos”, porque “no soy tan maduro ni responsable para educar ni ser educado por estos seres complejos y bajitos”, y por “puro egoísmo, ya que mi vida es la que me gusta, el amor ya lo tengo invertido en una persona y no quiero dividir mis apuestas”; pero que no tener hijos le “confiere una gran autoridad moral” para juzgar a quienes no piensan como él. ¿Quién que se confiesa cerrado a tener hijos, inmaduro, irresponsable, y egoísta tiene “autoridad moral” para hablar de la infancia y de la patria potestad de los que son padres y madres? Eso ni lo entiendo, ni le hallo lógica. Pero, en fin, siempre habrá quien dice lo que piensa, aunque no siempre piensa lo que dice.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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