lunes, 31 de agosto de 2009

Benedicto XVI: Un modelo de desarrollo respetuoso del ambiente

2009-08-30
Ventana Pontificia
Benedicto XVI: Un modelo de desarrollo respetuoso del ambiente

Publicamos la intervención que pronunció Benedicto XVI este miércoles 26 de agosto durante la audiencia general que concedió a los peregrinos congregados en el patio de la residencia pontificia de Castel Gandolfo en la que afrontó el tema de la salvaguardia de la creación.

Queridos hermanos y hermanas:

Nos acercamos ya al final del mes de agosto, que para muchos significa la conclusión de las vacaciones de verano. Mientras regresamos a las actividades diarias, ¡cómo no dar las gracias a Dios por el don precioso de la creación, que podemos disfrutar no sólo durante el período de vacaciones! Los diferentes fenómenos de degradación ambiental y las calamidades naturales, que por desgracia registran las crónicas con frecuencia, nos recuerdan la urgencia del respeto debido a la naturaleza, recuperando y valorando, en la vida de todos los días, una correcta relación con el ambiente. Se está desarrollando una nueva sensibilidad por estos temas, que suscitan la justa preocupación de las autoridades y de la opinión pública, que se expresa también con la multiplicación de encuentros a nivel internacional.

La tierra es un don precioso del Creador, que ha diseñado su orden intrínseco, dándonos así las señales orientadoras a las que debemos atenernos como administradores de su creación. A partir de esta conciencia, la Iglesia considera las cuestiones ligadas al ambiente y a su salvaguardia como íntimamente ligadas con el tema del desarrollo humano integral. A estas cuestiones me he referido varias veces en mi última encíclica "Caritas in veritate", recordando "la urgente necesidad moral de una renovada solidaridad" (n. 49) no sólo en las relaciones entre los países, sino también entre cada uno de los hombres, pues el ambiente natural es dado por Dios a todos, y su utilización comporta una responsabilidad personal con toda la humanidad, en particular, con los pobres y las generaciones futuras (Cf. n. 48). Experimentando la común responsabilidad por la creación (Cf. n. 51), la Iglesia no sólo está comprometida en la promoción de la defensa de la tierra, del agua y del aire, entregados por el Creador a todos, sino que sobre todo se empeña por proteger al hombre de la destrucción de sí mismo. De hecho, "cuando se respeta la 'ecología humana' en la sociedad, también la ecología ambiental se beneficia" (ibídem). ¿Acaso no es verdad que la utilización desconsiderada de la creación comienza allí donde Dios es marginado o incluso donde se le niega la existencia? Si desfallece la relación de la creatura humana con el Creador, la materia se reduce a posesión egoísta, el hombre se convierte en la "última instancia", y el objetivo de la existencia queda reducido a una afanada carrera para poseer lo más posible.

La creación, materia estructurada de manera inteligente por Dios, está confiada a la responsabilidad del hombre, que es capaz de interpretarla y de remodelarla activamente, sin considerarse como el dueño absoluto. El hombre está llamado a ejercer un gobierno responsable para custodiarla, obtener beneficios y cultivarla, encontrando los recursos necesarios para una existencia digna para todos.

Con la ayuda de la naturaleza misma y con el compromiso del propio trabajo y creatividad, la humanidad es capaz de asumir el grave deber de entregar a las nuevas generaciones una tierra que a su vez éstas podrán habitar dignamente y cultivar ulteriormente (Cf "Caritas in veritate", 50). Para que esto se realice, es indispensable el desarrollo de "esa alianza entre el ser humano y el medio ambiente que debe ser reflejo del amor creador de Dios" (Mensaje con motivo de la Jornada Mundial de la Paz 2008, 7), reconociendo que todos nosotros procedemos de Dios y que todos estamos en camino hacia Él.

Qué importante es, por tanto, el que la comunidad internacional y los diferentes gobiernos sepan dar las señales adecuadas a los propios ciudadanos para afrontar de manera eficaz las modalidades de utilización del medio ambiente que resultan dañinas. Los costes económicos y sociales derivados del uso de los recursos ambientales comunes, reconocidos de manera transparente, deben ser asumidos por aquellos que los utilizan, y no por otras poblaciones o por las generaciones futuras. La protección del ambiente y la salvaguardia de los recursos y del clima exige que todos los líderes actúen de manera conjunta, respetando la ley y promoviendo la solidaridad, sobre todo con las regiones más débiles de la tierra (Cf. "Caritas in veritate", 50).

Juntos podemos edificar un desarrollo humano integral en beneficio de los pueblos presentes y futuros, un desarrollo inspirado en los valores de la caridad en la verdad. Para que esto suceda es indispensable convertir el actual modelo de desarrollo global hacia una toma de responsabilidad más grande y compartida ante la creación: lo exigen no sólo las emergencias ambientales, sino también el escándalo del hambre y de la miseria.

Queridos hermanos y hermanas: demos gracias al Señor y hagamos nuestras las palabras de san Francisco en el Cántico de las Criaturas: " Altísimo, omnipotente, buen Señor, tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición... Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas".
ZENIT.org.

S.S. Benedicto XVI
Obispo de Roma

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1200 ediciones de buena prensa

2009-08-30
A tiro de piedra
1200 ediciones de buena prensa

El 24 de febrero de 1985 se publicó por vez primera Panorama Católico. Recuerdo que coincidía con el primer domingo de Cuaresma, y lo ilustramos con una fotografía de la imagen del Santo Cristo de Atalaya. Desde entonces, muchas son las experiencias que hemos vivido en este arduo caminar.

Llevamos 24 años de buena prensa que constituyen los quehaceres y las vivencias en la brega por editar cada número de Panorama, y nos preparamos para nuestras bodas de plata, pensando en grandes retos y en la misión que nos alienta a continuar la jornada.

Desde los comienzos, con el decidido apoyo del entonces arzobispo, Monseñor Marcos Gregorio McGrath, y del empeño del Padre Juan T. Rooney, primer director pastoral, Panorama Católico se vislumbraba como una obra de gran significado para la Iglesia en Panamá. El equipo inicial, conformado por la recordada profesora Mélida Sepúlveda, Belén Lizárraga, Manuelita de Pereira, Rafael Alvarado, Gregorio Herrera, y este servidor, afrontó el desafío con más ánimo que recursos. Luis Mario Carrasco, a la sazón administrador de la Curia, hizo lo imposible por proveernos de lo indispensable. A saber: un par de escritorios y una mesa que, aunque usados, todavía servían. Sólo una máquina nueva marcaba el inicio del proyecto. Y así, se parieron los primeros números del periódico católico.

A través del tiempo, Panorama ha ido creciendo. El personal, entre contratado y voluntario, ronda las 20 personas. Unas 15 en la oficina, y el resto en el despacho de los viernes. Las páginas y los artículos, también se han incrementado, en relación con el formato original. Igualmente, los colaboradores y los lectores.

En la actualidad, con la guía del Sr. Arzobispo, Metropolitano, Monseñor José Dimas Cedeño, el periódico continúa con su misión de apoyar, por medio de la prensa escrita, el trabajo pastoral y la labor evangelizadora de la Iglesia. Cada domingo los fieles se enteran del caminar de las parroquias, los movimientos y los diversos miembros que conforman el cuerpo del pueblo católico de Panamá. También, pueden leer las informaciones del andar de la Iglesia Universal, desde la Santa Sede hasta otras Iglesias domésticas en los distintos países y continentes.

Panorama Católico, como es de suponer, no es un periódico común y corriente. Su misión es la de servir a la Iglesia y al Pueblo de Dios. En esta tarea han estado y están involucradas muchísimas personas. Los fundadores que hicieron posible, con su aporte, el arranque del proyecto. También están los anunciantes, muchos de ellos desde las primeras ediciones. Además del apoyo al periódico, encuentran en él un excelente vehículo publicitario.

Junto a los anteriores, podemos mencionar a los sacerdotes, religiosas, agentes de pastoral, y fieles que, con amor y voluntariamente, hacen posible la difusión, distribución y transportación de los ejemplares que, por todo el país, le dan a Panorama Católico la categoría de principal semanario de Panamá.

Al llegar a la edición número 1200, Panorama Católico reafirma su misión evangelizadora. Y es en ese servir a la Iglesia, en donde está nuestra mayor fortaleza.

Que el Señor nos siga dando su Gracia y su Bendición, para continuar esta obra.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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El caso de Howard

2009-08-30
Editorial
El caso de Howard

El caso de abuso sexual en las instalaciones de la Ciudadela de Jesús y María en el sector de Howard, ha provocado diversas reacciones en la comunidad, lo que amerita algunos comentarios aclaratorios sobre el particular.

Los delitos de abuso sexual que se cometieron fueron investigados por el Ministerio Público, presentados a los tribunales, y el responsable enjuiciado y condenado. Sobre otros aspectos, atinentes a la institucionalidad de la Iglesia, corresponden a las autoridades eclesiásticas, y han sido llevados según las normativas de la Iglesia Católica.

No obstante que el hecho haya sido investigado y condenado por la autoridad civil, vale la pena recordar que la autoría del delito de abuso sexual no tiene relación con algún sacerdote ni ministro ordenado. El autor es un laico, que estaba en condición de aspirante de la Fraternidad de la Divina Misericordia de los Sagrados Corazones de Jesús y María, agrupación o asociación que ejerce una obra social, ahora empañada por lo ocurrido en Howard, que no está constituida canónicamente.

En conclusión, los hechos fueron denunciados e investigados, las autoridades eclesiástica y civil hicieron y hacen lo que le compete a cada una, los delitos no fueron cometidos por sacerdotes ni religiosos, la Fraternidad mencionada no mantiene ninguna obra social en la Arquidiócesis, y la actividad en Howard fue clausurada una vez la autoridad eclesiástica recibió la denuncia respectiva. Cualquier otra intención de exagerar o sacar provecho del asunto, ya trasciende el límite de la legítima preocupación por divulgar un caso investigado y juzgado.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Sentido de la historia

2009-08-30
El Ojo del Profeta
Sentido de la historia

El hombre, en tanto ser humano, es sujeto de la historia; de la suya como persona, y de la común como sociedad. Es un aspecto de su vida que le permite evaluar, construir y planificar presente y futuro. De su historia depende que lo recuerden, la herencia o huella que deja como persona, y la calidad de discernimiento con la que actúa y toma sus decisiones.

Panamá atraviesa por un momento histórico importante, en su sentido como pueblo y nación. Progresa, pero en algunos aspectos de manera insensata. Cumple o está por cumplir varios centenarios, la mayoría ignorados o poco apreciados. La vocación histórica, el turismo, la proyección de cara al futuro sufren por la indolencia de los que están llamados a velar por ese patrimonio intangible, que constituye nuestro caminar como patria y república. Ojalá y se abran los ojos a nuestra rica historia, y se actúe con coherencia y buen sentido en su conservación y valoración.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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El servicio pastoral del presbítero

2009-08-23
La Voz del Pastor
El servicio pastoral del presbítero

El delicado tema de la función pastoral del presbítero, puede ser profundizado en el discurso que Su Santidad Benedicto XVI tuvo a los participantes en la reunión plenaria de la Congregación para el Clero el 16 de marzo del presente. “La dimensión misionera del Presbítero, ha enfatizado el Santo Padre, nace de su configuración sacramental a Cristo Cabeza: esa conlleva, como consecuencia, una adhesión cordial y total a aquella que la tradición eclesial ha individuado como la forma apostólica de vida. Esta consiste en la participación a una vida nueva, espiritual-mente intensa, a aquel nuevo estilo de vida que fue inaugurado por el Señor Jesús y fue acogido plenamente por los Apóstoles. Por la imposición de las manos y la oración Consecratoria de la Iglesia, los candidatos se convierten en hombres nuevos, son consagrados Sacerdotes-presbíteros. Desde esta perspectiva aparece claro el “TRIA MUNERA”, somos primero un don y luego consiguientemente un servicio, primero una participación a una vida y luego una potestad”. En la práctica ha afirmado el Papa, cualquier reflexión sobre la función del Presbítero debe derivar de la conciencia del origen y de la identidad del Sacerdocio. Referirse a la vida y a la acción del Presbítero debe nacer de la contemplación de la primera Ordenación Presbiteral, realizada en el Cenáculo de Jerusalén la tarde antes del Sacrificio en la Cruz; es un proceso obligatorio, de lo contrario se peligra de transformar el Sacerdote en un cualquier tipo de operador social que por nada participa a aquella vida nueva, que tiene en Cristo su inicio y, a la vez, su cumplimiento, porque es en Cristo que se posee TODO.

El servicio pastoral del Presbítero es doble, litúrgico-sacramental y caritativo. Si se falta a este servicio, el Presbítero traiciona su vida, su ministerio, aquella VIDA NUEVA que el mismo Señor Jesús le ha donado misteriosamente. Se determina mejor la acción pastoral-caritativa, que debe ser la sustancia de la vida sacerdotal. Son numerosas las enseñanzas del Concilio Vaticano II, sobre la necesidad de comunión entre los miembros del presbiterio y ese con el Obispo propio, sobre el primer deber pastoral del Sacerdote, con el cual marcará su identidad. Es este el verdadero icono del fundamental servicio pastoral del Presbítero, ponerse a los pies de aquellos que son los más íntimos; quiere decir, hasta morir por amor.

El Sacerdote que está llamado a anunciar a Dios como amor, hasta las últimas consecuencias, debe necesariamente dar testimonio de ese amor; ante todo, amando hasta el final, hasta dar la vida, amando, a los propios hermanos y a cada persona que sufre, rechazando siempre y con fuerza el odio y la enemistad. Es esta su extraordinaria acción pastoral

Mons. Audilio Aguilar Aguilar
Obispo de la Diócesis de Colón – Kuna Yala

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Tierra de chingueros

2009-08-23
A tiro de piedra
Tierra de chingueros

La proliferación de casinos y salas de juego ha provocado un aumento de la chinguia entre la población del país. Por varios años se ha denunciado el vicio de la apuesta, maquillado con la palabra ludopatía, que no es otra cosa que chinguia vulgar.

Ahora que se les pone en la mira, el go-bierno debe aprovechar para imponerles algunas reglas. Nada de promociones ni fachadas llenas de luces, que buscan atraer, como a los insectos en la noche, a los clientes in-cautos. Que vuelvan a la discreción dentro de los hoteles de lujo, porque funcionan bajo el supuesto de atraer divisas con el dinero de los turistas.

La realidad, en todos estos años, desde su privatización, es que los casinos perciban buena parte de sus ingresos de la plata de los locales, que va a parar a los bolsillos de las operadoras, que, por cierto, son extranjeras. En vez de atraer divisas, provocan la fuga de ellas.

En el corre- corre que se ha formado, los defensores de los sitios de chinguiadera dicen que no están privatizados, porque sólo tienen una concesión, y que las utilidades son pocas porque le pagan su parte al estado. Si así fuera, ¿por qué no se establece una cifra fija por la administración, y que el grueso de la ganancia vaya al estado? No son simples operadores, ganan, y mucho, una buena tajada de los cientos de millones que se generan por las apuestas.

Fuera de los casinos de los grandes hoteles, también funcionan otras salas de juego más pequeñas, al menos en tamaño, enquistadas en barrios populares, donde rara vez llega un turista. Río Abajo, Calidonia, Juan Díaz, San Miguelito, y pueblos del interior han sido contaminados con esta plaga. Nos han convertido en una tierra de chingueros, con las luces de neón y el ejército de foquitos que las identifican como sitio de mala reputación. Ni hablar del aumento de la prostitución y de los asaltos que han atraído.

Confío en que el Loco, al que todavía tengo en observación, porque no voté por él ni por los otros dos, cumpla con frenar el negociado de la chinguiadera que se ha montado. Al anterior gobierno se lo pedí, pero no pudo. ¿Podrá este?

Tanta sinvergüenzura es inadmisible. Fuera promociones, fuera letreros, fuera sitios de apuestas en las zonas ajenas a las turísticas. Si llenan el cometido de traer divisas al país, podremos tolerar los casinos, pero, si mas bien nos las sacan, mejor volvamos al sistema antiguo. Antes de concluir permítanme la aclaración del término: Chinguia (en panameño) es el apetito desmedido, o la pasión, por los juegos de azar y las apuestas. Hasta se conjuga como verbo, cuyo infinitivo es chinguear. Yo no chingueo, ¿tú chingueas?, él chinguea, nosotros los panameños chinguiamos, vosotros los dueños de las concesiones ¿chinguiáis?, ellos chinguean

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Abuso al conducir

2009-08-23
Editorial
Abuso al conducir

Los últimos días han puesto sobre el tapete todo el drama que vivimos en las carreteras del país y, la mentalidad que existe en el sector del transporte nacional. Muerte, destrucción, lesionados, y daños diversos es el resultado de una cultura que se cobra, a precio de vida, la factura del afán de lucro.

Aunque, mayormente, el dedo acusador apunta hacia el transporte selectivo y colectivo de pasajeros, el resto de la actividad del transporte no está exenta. Prueba de ello son los dramáticos y fatales accidentes provocados, particularmente, en las recientes jornadas, por los conductores de camiones de carga. ¡Y no es la primera vez! Ya tienen un extenso historial de colisiones, atropello múltiple, destrucción en cadena de vehículos, y demolición de muros y viviendas al chocar contra ellos.

Cada gobierno intenta, con poco o ningún éxito, hacer que el sector transportista entre en razón y obedezca las reglamentaciones de tránsito. Por ratos se logra, pero vuelve la lluvia a caer. La conducta de algunos representantes del sector es elocuente: amenaza de paro cuando se les exige respetar la ley, irrespeto hacia el usuario y, en ciertos casos, hasta agresiones a golpes o con arma, la mentalidad de que la masa de fierro de sus vehículos es la patente de corso para abrirse paso en las vías, uso de drogas y alcohol, exceso de velocidad, desprecio hacia las señales de tránsito, y otras cuantas cosas más de su largo historial.

Sirvan de algo las muertes, las lesiones de las víctimas sobrevivientes, y el llanto de sus seres queridos, para actuar de una buena vez contra esa pléyade de insensatos. La ley debe aplicarse con firmeza y sentido justo, no pedimos más. Necesitamos cambiar la mentalidad existente y, así, devolvernos la tranquilidad en el andar por nuestras calles y carreteras. Es asunto de todos hacer lo que nos corresponde a cada quien, y hacerlo a carta cabal

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Dignidad del cuerpo humano

2009-08-23
El Ojo del Profeta
Dignidad del cuerpo humano

Cada persona ha sido hecha a imagen y semejanza de Dios, por lo que debe ser respetada en todas las fases de su vida, desde la concepción hasta la muerte. El cuerpo humano, como parte integral de la persona, debe, por tanto, ser tratado con dignidad. En vida, la propia persona y sus demás congéneres deben preocuparse por su cuidado y respeto. Igual en la muerte, quien tenga la tarea de procurar su sepultura o prepararlo para tal fin, tiene el deber humano y moral de tratarlo con respeto y dignidad.

En las instancias hospitalarias y judiciales, debe tenerse especial cuidado por el tratamiento que reciben los cadáveres. La morgue y otras instalaciones forenses que reciben los cuerpos de los fallecidos, necesitan presupuesto, locales y equipos adecuados. Si por desidia, por indolencia, o, lo que es peor, por economía presupuestaria, se dejara de prestar atención a estas situaciones, echaríamos por tierra todos los principios y valores que nos distinguen como persona humana e hijos de Dios.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Perfil de un egresado de un colegio católico

2009-08-16
La Voz del Pastor
Perfil de un egresado de un colegio católico

«Una fe que no se hace cultura es una fe no acogida en plenitud, no pensada en integridad, no vivida en fidelidad» (Juan Pablo II, Carta Fundacional del Pontificio Consejo de la Cultura, 20 de mayo de 1982).

Teniendo en cuenta estas palabras del Siervo de Dios, Juan Pablo II, entendemos la razón fundamental de la Educación Católica y, por lo tanto, el perfil de los egresados y egresadas de los Colegios Católicos. Aclaro: transformar la fe en cultura es tarea de todo cristiano y de toda cristiana, sea cual sea su formación o su profesión, pero tomo estas palabras para la educación católica porque ésta tiene la función específica de hacer la síntesis de fe y cultura.

En Cristo se nos revela la verdad sobre la persona humana, y sus « discípulos y misioneros » tenemos la responsabilidad de recordar y servir el designio de Dios sobre los hombres, especialmente teniendo en cuenta las tendencias culturales que hoy amenazan la dignidad e integridad de la vida humana, especialmente en los críticos momentos de su inicio y conclusión, la armonía de la creación, la existencia de los pueblos y la paz. Como decía Puebla: «Para la Iglesia, educar al hombre es parte integrante de su misión evangelizadora, continuando así la misión de Cristo Maestro» (DP 1012) porque «cuando la Iglesia evangeliza y logra la conversión del hombre, también lo educa, pues la salvación (don divino y gratuito) lejos de deshumanizar al hombre lo perfecciona y ennoblece; lo hace crecer en humanidad. La evangelización es, en este sentido, educación. Sin embargo, la educación en cuanto tal no pertenece al contenido esencial de la evangelización sino más bien a su contenido integral» (DP 1013).

En definitiva, la educación católica no es otra cosa que «llevar el humanismo de las bienaventuranzas al campo de la educación y de la escuela» y, de esa manera, formar personas capaces de dominar y transformar procesos e instrumentos en sentido humanitario y solidario.

La persona humana se define por la racionalidad, ser inteligente y libre, y por la relacionalidad, ser con otros y para otros. Y en ambos casos conlleva un nivel ético cuyo fundamento está en ser imagen y semejanza de Dios, Trinidad de personas en comunión. El humanismo cristiano tiene como centro y base el proyecto divino de hacerse cada vez más «conforme a la imagen de su Hijo» (cf.Rm 8,29) ya que «Cristo manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación» (GS 22). Y ahí radica, fundamentalmente la razón de ser de la Escuela Católica.

En la Carta escrita por el Papa Benedicto XVI a la Diócesis de Roma sobre la tarea urgente de la educación, ante lo que Él llama una «emergencia educativa», decía: «En realidad, no sólo están en causa las responsabilidades personales de los adultos y de los jóvenes, que ciertamente existen y no deben esconderse, sino también un ambiente difundido, una mentalidad y una forma de cultura que llevan a dudar del valor de la persona humana, del significado mismo de la verdad y del bien, en última instancia, de la bondad de la vida. Se hace difícil, entonces, transmitir de una generación a otra algo válido y cierto, reglas de comportamiento, objetivos creíbles sobre los que se puede construir la propia vida»

.Y el mismo Santo Padre presentaba, a continuación, algunas exigencias comunes de una educación auténtica:

1) la cercanía y la confianza que nacen del amor, cuya primera y fundamental experiencia hacen los niños con sus padres, pero que todo verdadero educador sabe que para educar debe dar algo de sí mismo y que solamente así puede ayudar a sus alumnos a superar los egoísmos y capacitarlos para un amor auténtico;

2) en un niño pequeño ya existe un gran deseo de saber y comprender, que se manifiesta en sus continuas preguntas y peticiones de explicaciones, pero sería muy pobre la educación que se limitara a dar nociones e informaciones, dejando a un lado la gran pregunta acerca de la verdad, sobre todo acerca de la verdad que puede guiar la vida;

3) también el sufrimiento forma parte de la verdad de nuestra vida, y hay que evitar el riesgo de formar, a pesar de nuestras buenas intenciones, personas frágiles y poco generosas por tratar de proteger a los más jóvenes de cualquier dificultad y experiencia de dolor, pues la capacidad de amar corresponde a la capacidad de sufrir, y de sufrir juntos;

4) encontrar el equilibrio adecuado entre libertad y disciplina, ya que sin reglas de comportamiento y de vida, aplicadas día a día también en las cosas pequeñas, no se forma el carácter y no se prepara para afrontar las pruebas que no faltarán en el futuro;

5) sólo una esperanza fiable puede ser el alma de la educación, como de toda la vida: hoy nuestra esperanza se ve asechada desde muchas partes, y también nosotros, como los antiguos paganos, corremos el riesgo de convertirnos en hombres « sin esperanza y sin Dios en este mundo », como escribió el apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso (Ef 2, 12) y de aquí nace la dificultad tal vez más profunda para una verdadera obra educativa, pues en la raíz de la crisis de la educación hay una crisis de confianza en la vida.

Que la celebración del Día de la Escuela Católica nos lleve a valorar este instrumento de presencia y ministerio eclesial en un campo tan específico y decisivo como la educación.

+ Fr. José Luis Lacunza M., O.A.R.
Obispo de David

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El Parlacen

2009-08-16
A tiro de piedra
El Parlacen

En los últimos meses ha cobrado fuerza la idea de retirar al país del Parlamento Centroamericano, sin que se nos dé una explicación bien fundada sobre el asunto. Sólo se aprovecha la impopularidad creada contra el organismo, lo que ubica el hecho en lo emotivo y no en lo racional.

Simpático o no, para nosotros, el Parlacen tiene su origen en el Grupo de Contadora, lo que nos vincula mucho más que cualquier otro país de la región a dicho organismo. Denunciar el tratado constitutivo y sacarnos, sin mayor sustentación, desdeciría muchísimo de la forma como llevamos nuestra política exterior. Para mí, hasta ahora, el afán de sacar al país del Parlacen obedece a que el partido gobernante no tiene representantes en él. Si hubiera sido una posición partidaria coherente, ni siquiera habrían postulado candidatos a diputados para el Parlacen. Como les salió chueco el asunto, y perdieron las candidaturas por cuestiones internas del partido, cambiaron de idea. ¡Demagogia pura!

La conveniencia o no de estar en el Parlacen depende, en mi opinión, de la misión que tiene ese organismo y de la posibilidad de integrarnos más al bloque centroamericano, si esa instancia lo hace posible. La calidad de nuestros diputados, y la acción coordinada que puedan hacer para aprovechar ese escenario, está en concordancia con su postulación dentro de los partidos que presentan sus candidaturas, y del grado de conocimiento que tenga el elector sobre los fines y objetivos del Parlamento Centroamericano.

Si comparamos el Parlacen con el Parlatino (Parlamento Latinoamericano), que tiene su sede en Panamá, no sería muy diferente el beneficio que obtenemos como país de estar en uno o en otro. ¿Por qué no nos salimos del Parlatino? Y que no me vengan con el cuento que en éste no elegimos diputados como en el primero. O sirve estar, o no sirve.

Panamá puede beneficiarse de su presencia en el Parlacen, siempre y cuando tengamos claridad en lo que hacemos en ese foro. Fuera de Costa Rica, el resto de los países centroamericanos están representados allí. Con ellos tenemos relaciones muy estrechas, aunque históricamente no hayamos sido considerados como participantes plenos de las iniciativas regionales. También hay estados observadores como República Dominicana, y otros permanentes como México y China, que son importantes para nuestras relaciones comerciales y económicas.

Yo no veo que sea inútil estar en el Parlacen. Lo inútil es no tener una estrategia común, que los diputados panameños desarrollen, porque se comportan como si estuvieran en la Asamblea Nacional. Si el gobierno insiste en retirar a Panamá del Parlacen, será craso error. Mientras no nos den razones válidas para dar ese paso, todo quedará en capricho. Capricho que se traduce en locura, y que algún día nos afectará por igual a locos y a cuerdos.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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La educación católica

2009-08-16
Editorial
La educación católica

El aporte de la Iglesia en el desarrollo de la educación data de siglos, y ha sido puesto al alcance de la humanidad. La educación católica, además de la enseñanza de la ética y la moral, también ha hecho grandes aportes en las humanidades, la ciencia, la técnica, las artes, y otras carreras u oficios.

Como Madre y Maestra, la Iglesia lleva consigo el germen de la educación, que busca transmitir a la humanidad lo mejor del pensamiento y el conocimiento del hombre. Educación y fe, en ése sentido, están unidas de manera muy estrecha y particular. Desde las escuelas catedralicias, las primeras universidades, hasta los centros de enseñanza e institutos de hoy, la educación católica ha estado, y está, vigente en el progreso de la sociedad humana.

Las raíces cristianas de la educación son el fundamento de los valores y principios que inspiran el sistema de instrucción, aunque en la actualidad se reniega de ellas y se les intenta traer a menos. Sin embargo, la educación católica se yergue cual faro que guía e ilumina en la oscuridad de las corrientes del mundo, que procura perder al hombre en la inmensidad del mar del utilitarismo y la negación de Dios.

Durante esta jornada que dedicamos a la educación católica, la fuerza de la fe, y nuestra vocación como criaturas de Dios, nos impelen a reflexionar acerca de la misión que tiene ella, y a contribuir con largueza en su progreso y alcance universal, para gloria de Dios y realización nuestra como persona humana e hijos del Altísimo.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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El bien no hace daño

2009-08-16
El Ojo del Profeta
El bien no hace daño

El cambio que esperamos en nuestra sociedad debe partir de nosotros mismos, tanto en lo individual como en lo colectivo. La raíz del cambio nace de la propia persona, e irradia hacia las asociaciones, las organizaciones y las instituciones de las cuales es copartícipe. Pretender el cambio sin la conversión personal es lanzar hojas al viento.

Una forma de contribuir al cambio social es definir, con claridad, el propósito y la manera de reclamar los derechos o protestar por alguna situación que nos afecta, ya sea como grupo o gremio, o como comunidad. Si buscamos el bien para nosotros, ¿por qué causar daño a otros en pos de mi bienestar? El bien, si es lo que perseguimos, no debe hacer daño. Cuando esto ocurre, ya deja de ser una búsqueda legítima del propio bienestar. El cambio, pues, debe hacerse con la práctica de formas civilizadas y pacíficas para la resolución de los conflictos y las diferencias. Ese es el primer paso y, si no lo damos, nos condenaremos a seguir haciendo el mal, aunque, por la fuerza, redunde en nuestro provecho.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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lunes, 10 de agosto de 2009

¿Aumento de las penas?

2009-08-09
La Voz del Pastor
¿Aumento de las penas?

En Panamá, como en muchos países, ante el aumento de la inseguridad ciudadana, se ha presentado con fuerza como un remedio, la propuesta de aumentar las penas a los menores. Es evidente que la violencia ha crecido y los jóvenes se visibilizan más en ella. Se cometen crímenes a edades tempranas y las víctimas por este efecto son cada vez más precoces. Urge contar con políticas que aborden las causas que llevan a esta escalada de violencia en que los jóvenes son tanto víctimas como protagonistas.

El caldo de cultivo y factor que más afecta a los jóvenes de ambos sexos es la pobreza, con todas sus implicaciones, que, en círculo vicioso, también les dificulta el acceso a empleos dignos. Se necesita combinar políticas y medidas preventivas con punitivas, lo que implica represión de los efectos pero atención a las causas; acciones educativas; programas que fortalezcan el primer empleo; y una adecuada reinserción social para los jóvenes rehabilitados.

En efecto, el deterioro social está ligado a múltiples factores. Uno de los más influyentes es el aumento de las desigualdades sociales. ¿Qué factores actúan sobre la criminalidad? Existe una correlación robusta entre ascenso de la delincuencia y desocupación juvenil.

Existe una relación directa entre deterioro del núcleo familiar y delincuencia. La familia es una institución decisiva en materia de prevención del delito. Si ésta funciona bien, impartirá valores y ejemplos de conducta en las edades tempranas que serán después fundamentales, pero la familia está siendo erosionada en nuestro entorno.

Tampoco olvidar que la denuncia de la violencia de género ha aumentado, junto con la persistencia de una grave desprotección para niños y jóvenes abusados. Además, están las conductas violentas autoinflingidas o dirigidas a otros vinculadas al consumo de alcohol y drogas.

Otra correlación es la observable entre educación y criminalidad. También hay que tomar en cuenta que para los pobres recibir una educación de baja calidad implica acceso a empleos con baja remuneración, disminuyendo su capacidad de mejoramiento de su calidad de vida.

En América Latina, la propuesta punitiva, pone el énfasis en aumentar el número de efectivos policiales, dar mayor discrecionalidad a la policía, bajar la edad de imputabilidad, modificar los códigos penales para reducir las garantías que se considera obstaculizan el trabajo policial, aumentar el gasto en seguridad en general. Por su parte, la propuesta preventiva considera que el método punitivo sólo logra efectos aparentes a corto plazo.

Ante el miedo y la incertidumbre, la vía punitiva tiene amplio terreno para prosperar. Sin embargo, es necesario mirar más allá. El debate es bueno para pensar, clarificar, antes de actuar. Con seguridad, empresas criminales organizadas como el narcotráfico, el secuestro y otros, requieren una respuesta contundente de la sociedad que tiene todo el derecho a defenderse de ellos, pero no olvidar que una parte importante del delito está ligado estrechamente al crecimiento de la pobreza y la desigualdad. Está en juego la calidad moral básica de nuestra sociedad.

Atacar los factores estratégicos requiere que las sociedades inviertan fuertemente en aumentar las oportunidades ocupacionales para los jóvenes, en desarrollar políticas sistemáticas de protección a la familia y en fortalecer la educación. Estado y sociedad civil deben sumar sus esfuerzos para llevar adelante un plan concertado de acción comunitaria orientado a crear oportunidades de trabajo y desarrollo para los desfavorecidos; de cambios en educación. Si se evade una discusión a fondo sobre las causas últimas del problema delictivo y, por el contrario, se concentra la acción en la mera punición, se corre el grave riesgo de deslizarnos hacia la criminalización de la pobreza, pasando los desfavorecidos a ser vistos como sospechosos en potencia, que deben ser confinados tras barreras protectoras; indagados o vistos con suspicacia sólo por su rostro y su aspecto, agrediendo de esta manera la dignidad de la persona humana.

Mons. Pablo Varela Server
Obispo Auxiliar

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Los megas del rencor

2009-08-09
A tiro de piedra
Los megas del rencor

A menudo puedo leer en la internet algunos escritos preñados de rencor y de odio hacia la Iglesia Católica. Hace unos días me encontré con uno de esos, que calumnia a la jerarquía local, y ofende la memoria del Papa Juan Pablo II. ¡Qué pena! En lo profundo de tanta ignominia, yace un alma sufrida y huérfana de amor.

Si pudiéramos medir el rencor en megabytes, escritos como el aludido se llevarían el primer premio. ¿Cómo ocurrírsele siquiera que el monumento a Juan Pablo II representa la bendición del mercantilismo del centro comercial de Albrook? Sólo con observar la colocación y la posición de la estatua, cualquiera puede percatarse que está paralela a los edificios del centro, y que se sitúa en el lugar en que se colocó la tarima desde la cual el Santo Padre dirigió su mensaje a las familias de Panamá y Centroamérica. Pero el necio, ya sabemos, tiene ojos y no ve, oídos y no oye. No quiere ver ni oír, solamente existe su verdad.

Juan Pablo II, con su prédica y su caridad, hizo mucho más que los escritores y personajes, la mayoría marxista comunista, que tanto admira el autor del escrito. Por más venas abiertas que se mencionen, o revoluciones que se alaben, no pueden alcanzar el sitial que el Papa Juan Pablo II se ganó entre tanta gente del mundo. A diferencia de los líderes “socialistas” que se mandan a hacer estatuas, Juan Pablo II, sin pedirlo, se las ha ganado, por el amor que profesó, aquí en Panamá y otros países de los 5 continentes.

Otro tema del rencoroso escrito alude a la vigilia de los nasos, en la Plaza de la Independencia, frente a la Catedral. Según el articulista, la Iglesia Católica no se ha ocupado de ellos. Falso. La ayuda y el acompañamiento han sido patentes, en lo espiritual y material. Que no se haya actuado como quisiera el escritor, no significa que lo hecho por los organismos de la Iglesia tenga poco o ningún valor o, que algún resentido pretenda traerlo a menos.

Las necesidades del pueblo naso, y de los demás marginados del país, no se satisfacen con música y cantitos, cuyos organizadores se marchan a dormir en sus mullidas camas, y algunos con aire acondicionado, dejando a la intemperie, con frío, calor, sed y hambre, a los que dicen defender y, en apariencia, darle una solidaridad revolucionaria y popular, que en el fondo pobremente aporta.

Fuera del ingenio literario empleado para denigrar y ofender, se palpa la confusión propia del que escribe mucho y dice poco. Hasta llama gazebo, que es la marca comercial, a la glorieta de la plaza. Si no se sabe distinguir entre gillette y hoja de afeitar, ¿cómo puede pretenderse entender la dinámica social, libre de prejuicios, y el papel que corresponde a la institución eclesial, con respecto a los problemas de la sociedad? Peras al olmo no se pueden pedir, por lo que no espero cambio alguno en esas mentalidades. Lo que resta es avanzar, y conocer a cada árbol por sus frutos.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Pueblos indígenas

2009-08-09
Editorial
Pueblos indígenas

Nuestra América tiene una gran población proveniente de las naciones originarias del continente, gran parte de la cual vive, aún, en condiciones de marginación y pobreza extrema. A lo largo de cinco siglos, poco es lo que hemos logrado en cuanto al progreso y el mejoramiento de la calidad de vida de nuestros hermanos aborígenes.

Los pueblos indígenas del hemisferio americano ven pasar gobiernos y regímenes de diferentes ideologías y corrientes políticas, sin que ocurra mayor transformación para ellos. Monarquías, repúblicas, dictaduras, y democracias parlamentarias se cuentan entre esos gobiernos y regímenes. Liberales, conservadores, comunistas, socialistas, y militaristas, entre las ideologías y corrientes políticas. De todo hemos probado, y nada de cambio significativo.

Dentro de tanta injusticia y olvido, sólo la Iglesia ha sido compañera constante, procurando crear ambientes más humanos y solidarios entre las naciones indígenas, a partir de los valores evangélicos. Acompañamiento que, en no todos los casos, ha sido bien comprendido ni aceptado por los grupos de poder y los sectores que ven en la acción de la Iglesia, un obstáculo para sus banderías y sus planes de supuesto cambio revolucionario.

Hoy el reto es atender con urgencia a los pueblos indígenas, por la grave vulnerabilidad que padecen, pero, sobre todo, porque de ellos llevamos la herencia consanguínea y cultural, y el deber moral de liberarlos de una hipoteca de injusticia, que se ha cobrado con los altos intereses de la opresión y de la marginación de la vida nacional de cada estado del continente americano.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Pan y trabajo

2009-08-09
El Ojo del Profeta
Pan y trabajo

Dos cosas importantes tiene el ser humano, después de la vida: el pan de cada día y el trabajo con que ganarse el sustento diario. Dios se preocupa por darnos la vida y el alimento, que trasciende lo material y alcanza lo espiritual. Compete al hombre, en la búsqueda del Reino de Dios y su justicia, administrar los bienes terrenales para que su prójimo tenga la oportunidad de trabajar honradamente y recibir la justa remuneración por su fatiga.

Son decenas de miles de compatriotas nuestros, mayormente jóvenes, que anhelan un empleo y no lo alcanzan. Múltiples son los factores de esta situación, por lo que cualquier oportunidad o promesa atrae a una multitud de desempleados. Toda ayuda sincera, en ese sentido, es bien recibida y aplaudida, pero cuidémonos de levantar falsas expectativas o de especular al respecto, porque jugar con el pan y el trabajo del hombre deviene en pecado y en propia condenación.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Dios nunca nos abandona

2009-08-02
Ventana Pontificia
Dios nunca nos abandona
Homilía de Benedicto XVI en Aosta

Queridos hermanos y hermanas:

En esta breve homilía, quisiera decir unas palabras sobre la oración, con la que se concluyen estas vísperas, del pasaje de la Carta a los Romanos que se acaba de leer, se interpreta y transforma en oración.

La oración se compone de dos partes: a quien está dirigida, por así decir, y después dos peticiones.

Comencemos viendo a quién está dirigida. Esta parte se divide en dos apartados: hay que concretar el "tú" al que nos dirigimos para poder tocar con mayor fuerza al corazón de Dios.

En el texto italiano leemos simplemente: "Padre misericordioso". El texto original latino es algo más amplio; dice "Dios omnipotente, misericordioso". Ciertamente la relación con Dios es algo profundamente personal y la persona es un ser en relación, y si la relación fundamental --la relación con Dios-- no es viva, no es vivida, las demás relaciones no pueden encontrar su forma adecuada. Pero esto es válido también para la sociedad para la humanidad como tal. También aquí, si no se tiene en cuenta a Dios, si se prescinde de Dios, si Dios está ausente, entonces falta la brújula para mostrar el conjunto de todas las relaciones para encontrar el camino, la orientación hacia la que se debe ir.

¡Dios! Tenemos que llevar de nuevo a nuestro mundo la realidad de Dios, darle a conocer y hacerle presente. Pero, ¿cómo conocer a Dios? En las visitas "ad limina" hablo siempre con los obispos, sobre todo con africanos, pero también con los de Asia, de América Latina, donde todavía están presentes las religiones tradicionales, precisamente de estas religiones. Hay muchos detalles, naturalmente bastante diversos, pero hay también elementos comunes. Todos saben que Dios existe, un solo Dios, que Dios es una palabra en singular, que los dioses no son Dios, que hay un Dios, el Dios. Pero, al mismo tiempo, este Dios parece ausente, muy alejado, no parece entrar en nuestra vida cotidiana, se esconde, no conocemos su rostro. De este modo, la religión en gran parte se ocupa de las cosas, de los poderes más cercanos, de los espíritus, los antepasados, etc., dado que Dios mismo está demasiado lejos y de este modo tiene que vérselas con estos poderes cercanos. La evangelización consiste precisamente en el hecho de que el Dios lejano se acerca, que Dios ya no está lejos, sino que está cerca, que este "conocido-desconocido" ahora se da a conocer realmente, muestra su rostro, se revela: el velo de su rostro desaparece y muestra realmente su rostro. Y por ello, dado que el mismo Dios ahora es cercano, le conocemos, nos muestra su rostro, entra en nuestro mundo. Ya no es necesario vérselas con estos otros poderes, pues Él es el poder verdadero, es el Omnipotente.

No sé por qué han omitido en el texto italiano la palabra "omnipotente", pero es verdad que nos sentimos casi como amenazados por la omnipotencia: parece que limita nuestra libertad, parece un peso demasiado pesado. Pero tenemos que aprender que la omnipotencia de Dios no es un poder arbitrario, pues Dios es el Bien, es la Verdad, y por este motivo Dios lo puede todo, pero no puede actuar contra el bien, no puede actuar contra la verdad, no puede actuar contra el amor y contra la libertad, porque Él mismo es el bien, es el amor, y la verdadera libertad.

Dios omnipotente y misericordioso. Una oración romana, ligada al resto del Libro de la Sabiduría, dice: "Dios, muestra tu omnipotencia en el perdón y en la misericordia". La cumbre de la potencia de Dios es la misericordia, es el perdón. En nuestro actual concepto mundial de poder, pensamos en uno que tiene grandes propiedades, que en economía tiene algo que decir, dispone de capitales para influir en el mundo del mercado. Pensamos en uno que tiene el poder militar, que puede amenazar. Pero la Revelación nos dice: "No es así"; el verdadero poder es el poder de gracia, y de misericordia. En la misericordia, Dios demuestra el verdadero poder.

Y de este modo la segunda parte de la imploración dice: "Has redimido al mundo, con la pasión, con el sufrir de tu Hijo". Dios ha sufrido y en el Hijo sufre con nosotros. Y ésta es la cumbre más alta de su poder, que es capaz de sufrir con nosotros. De este modo, demuestra el verdadero poder divino: quería sufrir con nosotros, y por nosotros. En nuestros sufrimientos nunca quedamos solos. Dios, en su Hijo, antes ha sufrido y está cerca de nosotros en nuestros sufrimientos.

Sin embargo, queda en pie la cuestión difícil que ahora no puedo responder ampliamente: ¿por qué era necesario sufrir para salvar al mundo? Era necesario, pues en el mundo existe un océano de mal, de injusticia, de odio, de violencia, y todas las víctimas del odio y de la injusticia tienen el derecho a que se haga justicia. Perdonar no es ignorar, sino transformar, es decir, Dios tiene que entrar en este mundo y oponer al océano de la injusticia un océano más grande del bien y del amor. Y éste es el acontecimiento de la Cruz: desde ese momento, contra el océano del mal, existe un río infinito y por tanto siempre más grande que todas las injusticias del mundo, un río de bondad, de verdad y de amor. De este modo, Dios perdona transformando el mundo y entrando en nuestro mundo para que se dé realmente una fuerza, un río de bien más grande que todo el mal que puede existir.

De este modo, el hecho de dirigirse a Dios se convierte en un llamamiento a nosotros: es decir, Dios nos invita a ponernos de su parte, a salir del océano del mal, del odio, de la violencia, del egoísmo, y a identificarnos, entrar en el río de su amor.

Precisamente éste es el contenido de la primera parte de la oración que sigue: "Haz que tu Iglesia se ofrezca a ti como sacrificio vivo y santo". Esta pregunta, dirigida a Dios, se dirige también a nosotros mismos. Constituye una referencia a dos textos de la Carta a los Romanos: en el primero, san Pablo dice que tenemos que convertirnos en un sacrificio vivo (Cf.12, 16). En el segundo, donde Pablo describe el apostolado como sacerdocio (Cf. 15, 16), la función del sacerdocio consiste en consagrar al mundo para que se convierta en hostia viva, para que el mundo se convierta en liturgia: que la liturgia no sea algo al margen de la realidad del mundo, sino que el mundo mismo se convierta en hostia viva, se convierta en liturgia. Y pedimos al Señor que nos ayude a ser sacerdotes en este sentido para ayudar en la transformación del mundo, en adoración de Dios, comenzando por nosotros mismos. Que nuestra vida hable de Dios, que nuestra vida sea realmente liturgia, anuncio de Dios, puerta en la que el Dios alejado se convierta en Dios cercano, y realmente don de nosotros mismos a Dios.

Después viene la segunda petición. Pedimos: "Haz que tu pueblo experimente siempre la plenitud de tu amor". En el texto latino se dice: "Sácianos con tu amor". De este modo el texto hace referencia al salmo que hemos cantado, donde se dice: "Abre tu mano y sacia el hambre de todo viviente". Cuánta hambre hay en la tierra, hambre de pan en tantas partes del mundo. Su excelencia ha hablado también los sufrimientos de las familias aquí: hambre de justicia, de amor. Y con esta oración rezamos a Dios: "Abre tu mano y sacia realmente el hambre de todo viviente. Sacia nuestra hambre de verdad, de tu amor". Así sea. Amén.

Su Santidad Benedicto XVI
Obispo de Roma

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Conversación en tiempo de generaciones

2009-08-02
A tiro de piedra
Conversación en tiempo de generaciones

Un famoso cantante popular en los tiempos de mi padre, interpretaba una canción titulada “Conversación en tiempo de bolero”. Lo que más me llamaba la atención de la letra de la melodía era una parte que decía, “porque contigo no se puede hablar”. El intérprete se quejaba de no poder dialogar con su mujer debido a una evidente falta de entendimiento.

Igual ocurre con las distintas generaciones de la familia, cuando no se practica el diálogo. Son innumerables las veces que he tenido la oportunidad de observar discusiones familiares, o ser protagonista de ellas. Por lo general, las discusiones comienzan con el consabido “en mi tiempo era mejor", o "no era así”, o “esta juventud está perdida”, y cosas por el estilo.

Veamos, en tono de cuento, cómo sería una discusión entre un joven de 14 años, su padre de 40 y su abuelo que ronda los 65. Los tres están sentados frente al televisor viendo el partido de fútbol, mientras el joven, eufórico y fanático, alardea sobre las habilidades de Messi. Su padre, ni corto ni perezoso, recuerda a Maradona, como el más grande entre los grandes. El abuelo, que todavía tiene el temple de quién toda la vida ha trabajado duro, saca a relucir, del empolvado baúl de los recuerdos, al rey Pelé. De esta forma comienza la discusión, que, después del segundo tiempo, acabará criticando la música y la manera de vestir del mozuelo.

Hijo mío, le recrimina el Padre. En mi tiempo no vestíamos esos trapos que ustedes se ponen hoy. Tampoco escuchábamos esa música estridente ni llegábamos tan tarde a casa. Ustedes son una generación pérdida. En eso, interrumpe el abuelo y dice:
Esos nombrecitos de sus conjuntos, con esas muchachitas semivestidas y esos tipos mamarrachos, no están en nada. En mi época, el Gran Combo o la Fania hubieran acabado con cualquiera de esos. El padre regresa a escena y añade, hasta en el baile están despistados. La pareja por un lado, y ustedes por el otro. La discusión avanza, hasta el punto en que la autoridad de los mayores se impone. Aquí no hay penales ni tiempo suplementario. Los padres son los padres, y punto.

El jovenzuelo se retira con el rabo entre las piernas. La venganza, como una represalia a su bisoña erudición futbolística, se ha consumado. En su mente afloran los argumentos, que celosamente guarda en secreto. Qué puede criticar el abuelo cuando, según las anécdotas familiares, bailó bomba, twist y go-go y sé colaba en los quinceaños. Y papá…bien que movió su cuerpo al ritmo de la lambada y aún hasta suspira por mamá cuando escucha una canción de Menudo o Air Supply . Y del vestido, ni hablar. Nada tiene de diferente las faldas de medio paso que vio mi abuelo, con los pantaloncitos del tiempo de papá y las minis de mis amigas.

Realmente, sólo cambia la forma. Las películas de vaqueros se trocaron en las de guerra, después Rambo, y ahora tienen su expresión en Matrix. Los tragos y los cigarrillos son de la misma marca. Lo único que cambia son el escenario y los actores.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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A quién iremos

2009-08-02
Editorial
A quién iremos

La naturaleza del hombre es preguntarse de dónde viene y hacia dónde va. Todas sus empresas reflejan este cuestionamiento. Hace planes, se traza metas, busca en el universo respuestas a sus inquietudes, en fin, tiene ansias de conocer y saber el origen y el destino de las cosas.

Sin embargo, buena parte de esa búsqueda la hace fuera de sí, en vez de voltear, también, la mirada hacia su interior. Si todo lo que hace el hombre nace primero de su pensamiento, ¿por qué no mirar, entonces, hacia dentro de sí mismo? Para algunos es un absurdo o necedad, pero tal convicción no significa que ello sea la verdad absoluta. No: sólo es la verdad que le permite su ciencia.

Pero hay otra ciencia mucho más alta, que el hombre no entiende. Es la sabiduría de Dios, que está muy lejos del alcance del ser humano, porque a ella no se llega por esfuerzo propio. Le es imposible al hombre escapar de la ciencia de Dios, porque ella alcanza y trasciende el cielo y el abismo de la muerte.

Más que preguntarnos hacia dónde vamos, debemos preguntarnos a quién iremos. Si sabemos a quién iremos, sabremos adónde vamos. Dios construye una historia con cada persona y cada pueblo; entenderla y aceptarla depende más de la fe y la confianza en Dios, que en las fuerzas del hombre.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Buscar la justicia

2009-08-02
El Ojo del Profeta
Buscar la justicia

El gobierno es una institución que tiene la función de administrar el estado y garantizar la libertad de los ciudadanos, así como salvaguardar la vida, la honra y los bienes de los asociados. Corresponde a los gobernantes, salidos del mar de la política, llevar la gestión gubernamental con probidad, honestidad, transparencia y profundo sentido de servicio.

Nuestro país estrena autoridades nuevas, que procuran administrar con buena intención, pero que no son inmunes a la corrupción que el poder provoca, incluida la persecución contra sus adversarios, aunque ésta sea arropada con el manto de la legalidad. Lo que haya que hacer, que sea hecho buscando primero la justicia. Algunas medidas serán impopulares, sin duda, pero si se actúa justamente, podrán ser comprendidas siempre y cuando el ciudadano se interese por la suerte del estado, y se resista a permanecer indiferente ante los acontecimientos. Prueba de fuego será, en ese sentido, lo que acontezca con la carrera administrativa. El tiempo y los hechos dirán la última palabra.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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