viernes, 28 de septiembre de 2007

“Dame cuenta de tu administración”

2007-09-30
La Voz del Pastor
“Dame cuenta de tu administración”

En el loable empeño por promover una democracia participativa, va ganando terreno la costumbre de pedirles a los políticos transparencia en su gestión pública y rendición de cuentas. Pero, si de veras se aspira a construir una sociedad más justa, equitativa y fraterna, no podemos conformarnos con emplazar sólo a los políticos. Todo ciudadano debe asumir esta obligación, desde el ámbito de su propia actividad, donde disfruta de una cuota mínima de poder, que siempre ha de ejercer con responsabilidad, anteponiendo el bien común y duradero a las ventajas personales y pasajeras, en la familia, los oficios y profesiones, el mundo laboral, la política, en fin, en todo el rico mundo heterogéneo de la actividad cultural.

Esto es especialmente pertinente para los que nos preciamos de ser cristianos. Puesto que hemos sido ungidos con el Crisma del Espíritu de Jesús, somos otros “Cristos”, el pueblo de Dios.

Todo ello brota del hontanar del misterio pascual del Señor –su pasión, muerte, resurrección y glorificación. Participamos en él, por mediación de la Iglesia, a través de los sacramentos de iniciación cristiana: el bautismo, la confirmación y la eucaristía.

La Sagrada Escritura nos recuerda que el Espíritu nos hace hijos de Dios, llamados a ser testigos de Jesucristo en el mundo, que pasan por la vida, como Cristo, liberando a los oprimidos por el diablo, evangelizando a los pobres, devolviendo la vista a los ciegos, y anunciando universalmente el año de remisión de todas las deudas, sobre todo, la más radical, la del pecado.

Con el Espíritu, se nos comunica el Reino de Dios. En efecto, Dios viene a nosotros, como Padre y Soberano, por el Hijo, en el Espíritu.

La Iglesia es signo del Reino e instrumento para construirlo. Misterio de comunión con la Santísima Trinidad, hace posible la comunión entre los hombres, y tiene la misión de llamarlos a ella. El Espíritu es el gran protagonista de la misión de la Iglesia, que se extiende desde la ascensión o glorificación del Señor hasta su segunda venida o parusía.

Herederos y administradores del don de lo alto, el Espíritu Santo, debemos estar preparados en cada momento para dar cuenta de nuestra intendencia, como nos recuerda la parábola del administrador injusto (cf Lc 16). No es poco lo que Dios nos ha confiado: Nos ha entregado la creación entera para que la guardemos y la cultivemos en su nombre. Y no conforme con esto, nos ha entregado su propia vida, se ha autocomunicado , en el misterio de la redención, para que vivamos con la sagacidad de los hijos de Dios, entregando la vida por amor. Así ama el Padre, así ama Jesús, el primogénito entre muchos hermanos, llamados a alcanzar paulatinamente la madurez de Cristo.

Esta sagacidad exige obedecer con valentía al Espíritu, y resistir las insinuaciones del maligno y las seducciones de los ídolos. Uno de ellos es el afán desmedido de lucro, que llevó a los israelitas del siglo VIII a.C. a oprimir y vejar al pobre, comprarlo por un par de sandalias, soportar con impaciencia los días santos, aumentar los precios, disminuir las medidas y alterar las balanzas (cf Amos 8:5-8): Los ricos y poderosos demostraron manifiesta incapacidad para administrar la prosperidad que Dios les había confiado, explotando y atropellando a sus hermanos, por eso, Dios será para ello juez severísimo.

En nuestro siglo XXI, d.C., y en nuestro medio ambiente panameño, también estamos disfrutando de una prosperidad sin precedentes: una economía robusta, en pleno crecimiento, una vigorosa actividad inmobiliaria, un canal en crecimiento, en fin, un pais rico, con muchos pobres (40%) y una clase media menguante. En él mueren niños por desnutrición y falta de atención médica. A los cristianos se nos pedirá cuenta de lo que hemos hecho con el poder del Espíritu que todo lo renueva, para transformar radicalmente esta situación. Evidentemente, los ubicados en posiciones más encumbradas en la política, la economía, los oficios y profesiones tendremos que actuar con mayor transparencia y rendir cuenta de nuestra administración con mayor rigor que el resto, pero a todos se nos pedirá cuenta de nuestros hermanos más desafortunados.

Mons. Oscar Mario Brown
Obispo de Santiago

Ir a
Panorama Católico Edición Digital

¿Abstinencia o condón?

2007-09-30
A tiro de piedra
¿Abstinencia o condón?

Cada cierto tiempo, como una ola, salen algunos personajes a atacar toda opinión o comentario que favorezca el uso de la abstinencia, la práctica de la castidad, y el rechazo al condón o al aborto como método de control natal, o cualquier promoción del sexo libertino. En la mayoría de los casos son los mismos personajes, cuyos planteamientos se reconocen por el insulto y la ofensa hacia los cristianos, y más específicamente los católicos.

En sus escritos podemos detectar un estilo común: definen al catolicismo dentro de un concepto creados por ellos mismos, para facilitarse sus argumentos y su oposición. Es un cristianismo que se han inventado, y que ni siquiera se aproxima al cristianismo verdadero. Otro elemento de su estilo son los estereotipos y los prejuicios que, a lo largo de un par de siglos, los opositores al cristianismo, especialmente al catolicismo, han acuñado basados en leyendas y falacias hacia la inquisición, la Iglesia medioeval, la unión hombre mujer, la procreación, y la moral cristiana.

Desde hace un par de años analizo esos escritos, subrayando aquellas frases que resultan ofensivas, o que no coinciden con la doctrina y el dogma cristianos. Así he podido constatar que estos personajes, en su mayoría, escriben para atacar a la Iglesia y no para ilustrar sobre el tema. Si presentaran sus puntos de vista libre de insultos, aunque no los comparta, le reconocería, al menos, la buena intención de dar su aporte en un debate y una discusión que son necesarios.

Hay otro elemento en sus escritos: se presentan como defensores de la libertad y los derechos humanos; pero en sus comentarios le niegan esa libertad a los cristianos, y desconocen su derecho humano a practicar su fe en una creencia y manifestarla públicamente. ¿Qué autoridad moral tienen para exigir lo que no dan?

La mayoría de estas personas nos consideran fanáticos, ignorantes, anticuados, y de una mentalidad que la mayoría de la población, particularmente la juventud, no sigue o comparte. Si esto es así, ¿por qué se ocupan tanto de nosotros? ¿No será que es todo lo contrario a lo que afirman? Si somos locos, somos inofensivos. Ninguno se mete con un loco, a no ser que sea loco también. Si somos anticuados y de mentalidad atrasada, no debería haber peligro; máxime cuando a los jóvenes no le atraen esas ideas. ¿De dónde le viene la ira cuando manifestamos públicamente nuestras convicciones y creencias?

Si de algo estoy seguro es que no gastarían tiempo ni esfuerzo para combatirnos, si no nos vieran como un peligro para sus ideas y modo de vivir. Nadie teme al que no le puede hacer daño; y, en este caso, su temor los lleva a tratarnos con violencia y desprecio. Su miedo, entonces, es nuestra fuerza, y debemos continuar nuestra obra aceptando las persecuciones que todo cristiano debe sufrir por anunciar y defender la vida.

“Ni un busero más a la Asamblea”.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

Ir a Panorama Católico Edición Digital

Empresarios sin corazón

2007-09-30
Editorial
Empresarios sin corazón

La actividad empresarial reclama de quien la ejerce un profundo sentido de la justicia y de la función social que le corresponde a su empresa. Aunque ella se emprende con el propósito de ganar dinero, tal objetivo no la exime del compromiso ético y la licitud, con respecto al orden moral y jurídico de la sociedad en que se desarrolla.

Por eso, el engaño de algunos comerciantes de arroz, al ofrecer un producto de menor calidad al precio del que es mayor, es un pecado ante Dios y un delito ante la ley de los hombres. El afán de hacer dinero, no importa cómo, es un acto inmoral y una conducta criminal, que no tiene justificación ni excusa alguna.

Ser empresario a carta cabal está en contraposición al sentido de serlo por amor al dinero. El buen empresario atiende los dictados de su conciencia y su corazón; el otro, en cambio, presta atención a su egoísmo y su avaricia. El primero comparte su riqueza pagando salarios justos, haciendo obras filantrópicas, y poniendo a circular su dinero de manera que ayude a preservar el bien común. El segundo, por lo contrario, sólo piensa en su propio interés y en pagar lo menos posible para acrecentar sus posesiones.

Necesitamos empresario de verdad; dispuestos a serlo sin olvidar su compromiso moral y el respeto debido a las leyes. Los que actúan de manera opuesta, no merecen ser llamados empresarios. Y en el caso del engaño con el arroz, los responsables deben recordar que serán los hombres, sus hermanos, quienes primero les pedirán cuenta por su torcido proceder.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

Ir a Panorama Católico Edición Digital

Acción contra el terrorismo

2007-09-30
El Ojo del Profeta
Acción contra el terrorismo

El incidente suscitado a bordo de un avión de una aerolínea panameña responde a la acción contra el terrorismo que realizan los países del orbe, para prevenir situaciones que se cobren con la vida de inocentes y ocasionen graves daños a la población.

Vivimos una era en que la pérdida de valores ha traído como consecuencia la desconfianza, la violencia, y la creencia de algunos de imponerse sobre el resto a través del terror y la fuerza. Tenemos un mundo inseguro, en parte, en el que deben multiplicarse los esfuerzos para devolver el respeto por la vida, y la práctica de los valores fundamentales de la sociedad.

Ninguno tiene derecho a tomar la vida ajena, porque de Dios es la vida del hombre. No hay derecho, tampoco, al prejuicio y el estereotipo por razón de raza, religión, o condición social. Preservar la paz mundial depende de la claridad que tengamos frente a la fe y las ideas que nos separan y nos hacen diferentes en algunos aspectos, pero que nos unen en la diversidad y en nuestra humanidad. Sólo aprendiendo a tratar al prójimo como a nosotros mismos, empezaremos a derribar las barreras que, en no pocos casos, incentivan al terrorismo y a la violencia social.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

Ir a Panorama Católico Edición Digital

La Pastoral Penitenciaria

2007-09-23
La Voz del Pastor
La Pastoral Penitenciaria

En la festividad de la Virgen de La Merced, nuestra atención se vuelca a las cárceles, donde muchos hermanos y hermanas están sufriendo por una condena, o incluso sin ella, esperando lograr pronto su libertad.

Ante esta situación es bueno que reflexionemos sobre la importancia de la pastoral de la Iglesia Católica en las cárceles. En primer lugar tenemos que cumplir con la invitación del Señor a descubrirle presente en el rostro del que sufre, especialmente Él se identifica con el privado de libertad donde nos dice: "estuve en la cárcel y me visitaste" (Mt 25, 36). De igual manera la revelación de Dios nos enseña que todo ser humano por el hecho de ser la obra perfecta de la creación y por ser objeto de la salvación tiene una dignidad que todos tenemos que respetar y valorar.

La dignidad del ser humano muchas veces es ultrajada y como consecuencia es objeto de injusticia, de allí que no todos los que están en las cárceles son delincuentes, hay muchos que fruto de la mezquindad, de la mentira, de la calumnia llegan a este lugar de sufrimiento y dolor.

Todo hombre puede alcanzar la salvación que ofrece Jesucristo, es por esto que la pastoral carcelaria, no va a hacer proselitismo religioso a las cárceles, sino que queremos llevar esperanza, y la fuerza del amor a estos hermanos que sufren por la ausencia de libertad.

Son muchos los que en estas festividades de la Virgen de La Merced, se acuerdan de ofrecer a estos hombres y mujeres que están en las diversos centros penitenciarios útiles de aseo, libros o cualquier otro objeto con el que se cree que se cumple con los presidiarios, pero tenemos que tener presente que no solamente una vez al año tenemos que acordarnos de estos humanos privados de libertad. Tenemos que sentir que los que están en las cárceles son hermanos nuestros que necesitan no de nuestra compasión y lástima sino de nuestro tiempo y dedicación.

Es por esto que queremos invitar a que muchos se agreguen a este grupo de hermanos y hermanas que han sentido como un compromiso personal el trabajo en las cárceles. El acompañar a estos hermanos que sufren, independiente de su culpabilidad o no, para nosotros es importante poder ver en ello el rostro del Cristo que sufre y poder compartir la alegría de nuestra fe. La fe cristiana tiene que ser transmitida con alegría y quien descubre a Jesucristo tiene el deber de compartirlo con aquel que no lo ha conocido, y esto no es solamente una doctrina o un conocimiento intelectual, sino que tiene que ser una vivencia profunda del amor cristiano.

Muchas veces podemos olvidarnos de las víctimas: hay hombres, mujeres, niños e incluso familias enteras que sufren como consecuencia de actos delictivos, sin embargo como cristianos hay que tener la disponibilidad del perdón, ya que solo perdonando se pueden sanar las heridas que se ha causado en un momento dado.

La cárcel no es un lugar cómodo para nadie, es un lugar de sufrimiento. Tenemos que educar a los niños y jóvenes en los valores: el respeto, la responsabilidad y la honestidad, solo así podemos tener una sociedad sana y evitaríamos el grave problema que tenemos en las cárceles. El evangelio tiene que ayudarnos a construir una sociedad nueva donde reine la paz y el amor.

Que nuestra Señora de La Marced proteja a todos los que viven, trabajan y comprometen su tiempo en la pastoral carcelaria.

Mons. Audilio Aguilar
Obispo de Colón - Kuna Yala

Ir a
Panorama Católico Edición Digital

La patronal de la parroquia

2007-09-23
A tiro de piedra
La patronal de la parroquia

La celebración del santo patrono o santa patrona de una parroquia siempre es motivo de regocijo entre los fieles, y una oportunidad para acercarse a aquellos alejados que habitan o conviven dentro del territorio parroquial. El festejo es mucho más que alharaca, luces de fuegos de artificio, venta de comida, o cualquier forma de recaudar fondos para la parroquia. El hecho de fondo es destacar las virtudes de la figura patronal como seguidor de Cristo, y el testimonio evangélico que le ganó la gracia de la santidad, para que sirva de ejemplo a la comunidad.

Observo que en diversas parroquias se le hace la invitación a varios sacerdotes y coros de otras parroquias, para predicar y animar la celebración litúrgica de la novena. Es un acto loable y de comunión eclesial que nos hace sentir como uno solo en el cuerpo místico de Cristo: la Iglesia. De igual manera noto la alternancia de la concurrencia: en algunos templos muy nutrida; en otros, magra. Como quiera que sea, siempre hay cristianos dispuestos a participar con entusiasmo en las actividades de su parroquia.

Con el ajetreo de la era actual, se dificulta la vivencia parroquial durante los días laborables. Quienes trabajan lejos de su lugar de residencia deben buscar, a fuerza de la realidad, la participación en otra parroquia allende a su vínculo geográfico parroquial. Esta situación nos plantea el reto de un nuevo enfoque pastoral, que nos permita atender a los cristianos que están en esta situación, para que puedan vivirla conscientemente desde la perspectiva de la fe y la comunión eclesial.

La nueva evangelización que nos propone la Iglesia, enriquecida con las conclusiones emanadas de la Conferencia de Aparecida, traerá sin duda frutos rejuvenecidos de la semilla evangelizadora sembrada en América Latina. La pastoral urbana será uno de ellos, una vez que la acción evangélica empiece a encarnarse en la sociedad de hoy. Y la recuperación del sentido de las fiestas patronales, de las devociones, y de la religiosidad bien instruida, será pieza importante en el engranaje de la evangelización latinoamericana.

Ojalá que la patronal de la parroquia se convierta, entre nosotros, en un espacio de encuentro y reflexión, que enriquezca lo litúrgico y lo pastoral. Que en la evaluación de la festividad patronal sopesemos lo actuado en el campo de la evangelización y el acercamiento a los alejados, que hayamos planeado dentro del calendario de actividades patronales. De esa manera podremos compartir nuestras experiencias con otras parroquias, y ese intercambio que ahora se da en la prédica y los coros, lo vivamos también en otros aspectos de la comunión eclesial interparroquial.

"Ni un busero más a la Asamblea".

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

Ir a Panorama Católico Edición Digital

Cárceles

2007-09-23
Editorial
Cárceles

La cárcel es un sitio donde se purga condena o se encierra al detenido que, por el delito imputado, necesita estar recluido en prisión. Es un lugar privado de la comodidad y la libertad de las que se goza en la vida cotidiana.

El hecho de estar encarcelado quita a la persona su libertad, no su humanidad; le priva del ejercicio de sus derechos ciudadanos, pero no le disminuye en su dignidad. Por tanto, el recinto carcelario debe garantizar, además del encierro para cumplir la condena o evitar la fuga, el trato digno al privado de libertad, tanto en las condiciones físicas e higiénicas del lugar de reclusión, como en la atención espiritual, mental y corporal del recluso.

Nuestro sistema penitenciario, según la Constitución y las Leyes de la República, está dirigido a la rehabilitación del reo y a su reinserción en la sociedad. Mantener condiciones y permitir situaciones que atentan contra esos principios es desdecirnos como estado y sociedad, y, en el caso los funcionarios y de las autoridades penitenciarias, es faltar a su misión y su deber como servidores públicos.

Panamá necesita humanizar sus cárceles, para hacer valer su condición de país civilizado. Debe preocuparse por hacer de los centros penitenciarios un sitio de alojamiento digno para el detenido y el reo, sin que ello implique exagerar en el concepto de habitabilidad y facilidad de servicios, ni para el regenta ni para quien crítica. Basta con hacerlo de una manera que respete la dignidad humana. Ni más, ni menos.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

Ir a Panorama Católico Edición Digital

Lo que sale del corazón

2007-09-23
El Ojo del Profeta
Lo que sale del corazón

Cada acción del hombre está marcada por su conciencia, y en ocasiones esta prima sobre todo derecho y toda ley humana. Es lo que algunos llaman la decisión ética, que encuentra su razón en los principios y valores morales que posee la persona.

Tras la elección del presidente de la Asamblea, el debate sobre su permanencia o renuncia en el cargo tiene sus favorecedores y contrarios; cada uno con su argumento y su justificación. De hecho, la polémica entra en el plano de la soberanía del estado, y la extensión de esa soberanía, en algún caso, más allá de la jurisdicción del poderoso frente al más débil.

Hemos oído, también, las palabras de funcionarios de Panamá y Estados Unidos, en relación con el acuerdo comercial bilateral que debe ratificarse para su plena vigencia, y que ahora corre peligro por la actitud de algunos políticos de uno y otro país.

Aunque muchas veces la política soslaye la moral, no deja de ser cierto que lo que sale del corazón de cada persona, influye en la decisión que tome y que afecta a otros. Ojalá, tanto allá como acá, sea la conciencia la que prevalezca frente al razonamiento político; al menos, por esta vez, podríamos ver que el funcionario antepone el bien común a su propio interés.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

Ir a Panorama Católico Edición Digital

«Maiora Videbis»

2007-09-16
La Voz del Pastor
«Maiora Videbis»

El día siete de marzo de 1997 fuimos testigos, en esta misma comunidad, de un acontecimiento trascendente en la vida de los pueblos ngobe y buglé.

El Señor Presidente de la República, Ernesto Pérez Balladares, sancionó con su firma, haciéndolo ley de la República, el proyecto de ley que creaba “La Comarca de los pueblos ngobe y buglé”, con la carta orgánica que le fijaba límites geográficos, y les daba forma y consistencia jurídica a las instituciones que la configuraban.

En aquellos momentos solemnes, el Señor Presidente pronunció unas palabras plenas de sentido y abiertas a las iniciativas de los dirigentes indígenas: “La comarca es de ustedes, cuídenla”. Nosotros dijimos que ese acto y esas palabras marcaban la línea divisoria entre un pasado de desengaños y un futuro de aspiraciones. Un largo periodo de afanes, esfuerzos, promesas y frustraciones, al que dimos en llamar “la historia interminable de la lucha por la comarca”. que a partir de ese momento, todo ello sería tradición y recuerdo.

Un futuro preñado de posibilidades, que se abría a nuestra responsabilidad de pueblos indígena, dueños de nuestro destino histórico, que hemos de ir haciendo con la ayuda de las autoriedades gubernamentales, cuya acción hemos de exigir y respaldar.

Dentro de nuestra, evocamos la figura del suquia Girondai, el bifronte poderoso y exigente, el de la doble cara: la mira al pasado y recoge la tradición, que le sirve de acicate impulsor. Y la que con optimismo mira hacia adelante y atisba un futuro mejor para todos, empujándonos a conseguirlo, paso a paso.

Hoy estamos dando un paso histórico, que con Girondai muchos muchos entrevieron y se comprometieron a conseguirlo: inauguramos el Anexo Universitario de Kankintú, que habrá de ser luz para nuestro pueblo y haya de proyectar hacia el resto del país los valores de nuestra cultura ancestral.

Allá por la década de los años sesenta, llegó a Kankintú un misionero, y aquí se quedó, compartiendo la vida, cultura y aspiraciones del pueblo ngobe e iniciando un proceso evangélico de inculturación, que han continuado todos los misioneros. El acuñó unas palabras que al recordarlas, amén de expresar sus deseos, hoy se nos antojan proféticas.

En aquellos tiempos en nuestros campos, y muchos menos en las ahora comarcas, no habia teléfonos. La misión tenía un pequeño equipo transmisor-receptor que nos permitía comunicarnos entre Bocas del Toro, cabecera de la prelatura y la parroquia de Kankintú.

El padre Esteban, que así se llamaba el misionero, iniciaba todos los días la comunicación con su frase ritual: “Desde Kankintú, la perla de Krikamola, el corazón de la comarca...”

“La perla de Krikamola” hoy nos revela una faceta nueva. Cuando la Universidad de Panamá inagure, en el Centro Regional Universitario de Kankintú, ya no será sólo corazón, habrá de ser también cerebro y luz y guía de toda la comarca.

Cuando Monseñor Legarra llegó a Kankintú en marzo de 1964, sólo encontró una escuelita con piso de tierra, paredes de gira y cubierta de palma, atendida por un catequista, que enseñaba a los niños varones las primeras letras, con las operaciones aritméticas básicas. Monseñor, con su tesón y habilidad, logró que el Ministerio de Educación la elevara a escuela primaria oficial y le asignara una maestra de grado, con cargo al presupuesto del estado.

Al cabo de unos meses, al regresar para inaugurarla, quedó impresionado ante el nuevo edificio que, con los mejores materiales entonces en uso, había levantado el padre Javier. Cuando se deshacía en alabanzas a la escuela, con su maestra, sus alumnos, comunidad y nuevas estructuras, se le acercó el padre Esteban que, optimista, le auguró: “Maiora videbis!”. Cosas mayores habrás de ver!

Han pasado cuarenta años. La escuelita primaria se convirtió en el Centro Vocacional Indigenista San Agustín (Ce VISA), éste se ha multiplicado en el parvulario, la escuela primaria y el colegio San Agustín de Kankintú. Creaciones todas, que hoy desembocan en el Centro Universitario que, anexo al CRU de Bocas del Toro, estamos inagurando.

Universidad de Panamá en Kankintú, presentida por el padre Esteban, reconocida por todos como creación de la misión católica - Tomás, Pako, José Tomás- con el clásico latino te deseamos: ¡”Vivas, crescas, flóreas”! Que sigas viviendo, que te desarrolles y produzcas flores de belleza y frutos granados, con la bendición de Dios, que imploramos, y el trabajo de todos, de comprometemos, como exigencia de la bendición que recibimos.

¡Que así sea!

Monseñor José Ganuza o.a.r.
Prelado de Bocas del Toro

Ir a
Panorama Católico Edición Digital

Otra vez el transporte

2007-09-16
A tiro de piedra
Otra vez el transporte

Una vez más los buseros metidos a diputados intentan redactar una ley de transporte para defender sus intereses, y no para cumplir la función social que debe ser el propósito de tal legislación. Garantizarse la mayoría de miembros en la Junta de Transporte, entre otros, es una de sus pretensiones. De esa manera se aseguran que nada ni nadie los pondrá en orden.

Resulta absurdo e incongruente que los propietarios y conductores de autobuses participen, con voz y voto, en el organismo que debe velar por el cumplimiento de la ley de transporte y por la imposición de las sanciones. Por otra parte, esa vocería y participación en la toma de decisiones de la Autoridad de Tránsito también toca a otros conductores y personas que ni son transportistas, ni son pasajeros. Es la política de poner el ratón a cuidar el queso propio, y, además, el ajeno.

En mi opinión, el organismo donde participen los buseros, debe ser un organismo meramente consultivo y circunscrito a la actividad del transporte de pasajeros. Deben estar en paridad con los usuarios, aunque en el fondo creo que estos últimos deberían tener mayor representación; pero la paridad se aceptaría para que pueda funcionar la junta u organismo que atienda los problemas y las realidades del transporte de pasajeros.

La realidad actual, y la que se pretende imponer en la reforma de la ley de transporte, deja a la Autoridad del Tránsito sin verdadera autoridad. Es necesario devolverle lo que se le ha quitado, o reducirla a una dirección adscrita al Ministerio de Gobierno, para no gastar tanto dinero en salarios y recursos que no se justifican si la Autoridad de Tránsito no puede cumplir con la función que se supone le da el estado en materia de tránsito y transporte terrestre.

Para una inmensa mayoría de panameños, especialmente de la capital, la anarquía en el sector transporte nos tiene hastiados. El descontento es real, y se refleja en las encuestas. Como aún no estamos organizados, nuestra voz todavía está confinada al plano de la opinión pública; pero llega la hora en que nos reuniremos y nos haremos sentir. Si la ley que discute la Asamblea resulta un fiasco y un instrumento de acomodo para los buseros, lo que viene será una lucha cívica que podría alcanzar otras áreas y actividades que afectan nuestra calidad de vida.

Desde este espacio me comprometo a iniciar una campaña, bajo el lema: Ni un busero más a la Asamblea. Espero que sea el génesis de esta lucha cívica que menciono. Faltan 20 meses para las elecciones generales del 2009 y tenemos que inculcar entre los ciudadanos el poder que representa nuestro voto. Vamos a comenzar por los buseros metidos a diputados, para que salgan de la Asamblea. La persona que quiera apoyar esta idea, que converse con sus familiares y sus amigos. En cada correo electrónico, en cada mensaje de texto, en cada conversación, el lema será: Ni un busero más a la Asamblea. Al ataque mis valientes, que nosotros sí podemos.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

Ir a Panorama Católico Edición Digital

Mal Ejemplo

2007-09-16
Editorial
Mal Ejemplo

De la política al deporte hay una estrecha brecha que sólo los mantiene separados por el recorrido paralelo de ambas actividades. Cuando se tiene un pie en ambos lados, el perjuicio es seguro y las secuelas prolongadas. Las actitudes cotidianas de la primera, y sus vicios, nunca deben contaminar a la segunda.

A veces, sin embargo, hay situaciones similares en la una y la otra, que transgreden o violentan las reglas, pero que no se sancionan con la misma severidad y seguridad en la política y en el deporte. Tal es el caso de la gresca entre personajes de la política de Panamá Oeste, y la pelea en la cancha entre jugadores de las selecciones de fútbol de Panamá y Venezuela. Mientras que en el deporte tendremos la certeza del castigo por la conducta indecorosa y antideportiva, en la política criolla esa certidumbre es más quimera que realidad.

La actitud bochornosa de liarse a golpes, por parte de dos damas en pleno desfile, y de dos caballeros que las acompañaron, nos hace dudar que merezcan el tratamiento de respeto que en este escrito le damos. Demás está decir cómo deben actuar una dama o un caballero; más aún si representan al electorado o son funcionarios pagados con el dinero de los contribuyentes.

Esperamos de los involucrados una profunda reflexión y un firme propósito de enmienda. Los jugadores de la selección cumplirán con la sanción de las autoridades deportivas; las políticas y los políticos, que probablemente resulten sin castigo, deberán ofrecer la disculpa pública que corresponde, al menos para que merezcan ser llamados honorables o damas y caballeros.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

Ir a Panorama Católico Edición Digital

Un sector en riesgo

2007-09-16
El Ojo del Profeta
Un sector en riesgo

La economía informal alcanza una porción significativa de la población económicamente activa del país. Algunos cálculos indican que casi dos tercios de esa población trabaja de manera independiente, pero no conocemos de datos precisos acerca del sector informal, aunque se sabe que es numeroso.

Con los cambios mundiales y locales el sector que subsiste en la informalidad económica está en riesgo. El alza en el precio de los productos, que se traduce en costo de insumos para los trabajadores de ese sector, que reciben ingresos por salario informal o por gestión propia, presagia un problema social que debe atenderse con urgencia. El urbanismo desenfrenado, que se apodera de zonas en las que la economía informal tiene mayor auge, también apunta hacia la exclusión y la desaparición de muchos pequeños empresarios y trabajadores por cuenta propia.

Dentro de la estrategia y los programas de desarrollo nacional que emprendamos de aquí en adelante, la incorporación de los trabajadores informales al empleo y la gestión empresarial es tarea fundamental. Todo obrero es digno de merecer su salario, y todo aquel que trabaja tiene derecho a comer y a vivir dignamente. Tengamos esto presente, y aboquémonos a darle solución propicia al problema que tenemos por delante.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

Ir a Panorama Católico Edición Digital

El 9 de Septiembre

2007-09-09
La Voz del Pastor
El 9 de Septiembre

Así como todas las personas naturales, gremios, pueblos y naciones tienen fechas gloriosas que se pueden llamar jubilares, también nuestra Iglesia católica Panameña celebra con alegría y gratitud fechas que representan no sólo el paso del Señor sino también la acción eficaz y continua de su Espíritu.

Para nadie es indiferente la fecha de su nacimiento y por eso se celebran los cumpleaños. De allí que así como para la República de Panamá el 3 de noviembre es una fecha inolvidable y se da la mayor solemnidad a su celebración, así también para nosotros los católicos panameños el 9 de septiembre es una fecha digna de recordación y en la cual debemos dar gracias a Dios por nuestra Iglesia y tomar mayor conciencia de nuestra pertenencia a ella.

Hoy 9 de septiembre se cumplen 494 años que la Suprema autoridad de la Iglesia Católica en la persona de S. S. el Papa León X firmó el documento conocido con el nombre de Bula Pontificia creando la Diócesis de Santa María la Antigua del Darién, el cual empieza con las palabras latinas "PASTORALIS OFFICII DEBITUM", es decir "PARA CUMPLIR CON NUESTRO DEBER PASTORAL"...

Para comprender mejor la importancia de este acto eclesial y jurídico es necesario trasladarnos mentalmente a aquellos tiempos en que se acababa de descubrir para los europeos y para la Iglesia un nuevo continente.

Es cierto que la ciudad terrena (el imperio español) tenía sus propios intereses (conquista, oro, riqueza, poder, etc.) pero también es cierto que la ciudad de Dios (La Iglesia) tenía, como era su deber, el interés supremo de evangelizar y conquistar para Cristo esos pueblos tan numerosos en los que también se encontraban en mayor o menor proporción las "Semillas del Verbo".

En 1511 se habían creado las tres primeras Diócesis del continente (Santo Domingo, La Vega y San Juan) pero éstas se encuentran en las islas del mar caribe. Una vez fundado el primer asiento de los españoles en la tierra firme del continente en los territorios del cacique Cémaco, el Rey Fernando II el Católico pidió al Papa León X que creara allí un obispado no sólo para evangelizar a los moradores de esa comarca sino sobre todo, para iniciar desde allí una gran tarea: anunciar a Jesucristo al resto de las poblaciones de ese gran continente cuya forma, extensión y población se ignoraban.

Por eso cuando el primer Obispo, Fray Juan de Quevedo ofm, llegó al pequeño poblado llamado Santa María la Antigua en honor a la Santísima Virgen venerada en Sevilla, España, bajo esa advocación, es recibido con alegría y esperanza por el grupo de moradores, indígenas y españoles, encabezados por el Alcalde mayor Vasco Núñez de Balboa. Se canta el TEDEUM en el rancho – capilla dedicado a Santa María la Antigua, ya convertida en la primera Catedral de tierra firme. Se abría una nueva página para la historia civil y eclesiástica del Continente recién descubierto.

La sede de esa primera Iglesia de tierra firme de América es trasladada a la ciudad de Panamá a mediados de 1524 por órdenes del gobernador Pedro Arias Dávila y con el consentimiento de la autoridad eclesiástica siendo segundo obispo de Santa María Fray Vicente Peraza, o.p.. Todavía nuestra diócesis de Santa María con sede en Panamá tenía la jurisdicción y la misión de evangelizar sobre todo el continente.

Esta Iglesia particular de Santa María La Antigua que comprendía un Continente desconocido empezó a multiplicarse cuando se crearon otras Diócesis las cuales vinieron en el siguiente orden:

El 2 de septiembre de 1530 el Papa Clemente VII creó la Diócesis de México.

El 21 de junio de 1531 el mismo papa creó la Diócesis de Coro – Venezuela.

El 13 de noviembre de 1534 la de León – Nicaragua.

El 18 de diciembre del mismo año, el Papa Paulo III creó la Diócesis de Guatemala. Así sucesivamente fueron naciendo las casi dos mil Iglesias que se encuentran hoy en el Continente Americano.

Los panameños tenemos la dicha y el honor inmerecido de pertenecer a esta Iglesia madre que nació bajo la protección de Santa María la Antigua un 9 de septiembre de 1513.

Celebremos con júbilo la fiesta de nuestra Iglesia Católica en Panamá y la de la madre que nos dio al Salvador y en cuyo regazo vino a nuestras tierras el mensaje de Cristo.

Mons. José Dimas Cedeño Delgado
Arzobispo de Panamá

Ir a
Panorama Católico Edición Digital

Santa María La Antigua

2007-09-09
A tiro de piedra
Santa María La Antigua

Hace 5 siglos aproximadamente se erigió la primera Iglesia Católica de tierra firme en el continente americano, localizada en la población de Santa María La Antigua del Darién, advocación y nombre que también tomó la diócesis primada del territorio continental, y que hoy conocemos como la Arquidiócesis de Panamá, de la que ha nacido el resto de las circunscripciones eclesiásticas de nuestro suelo patrio.

Aquel 9 de septiembre de 1513 marcó el inicio de la evangelización desde el primero de los pueblos de la América que se colonizó más allá del Caribe insular. Van ya 494 años de cristianismo y de historia eclesiástica en Panamá, que debemos apreciar y honrar en sus esperanzas y desesperanzas, con lo bueno que viene de Dios y los yerros humanos que, en el arrepentimiento, la conversión, y el propósito de enmienda, nos hacen reevaluar el pasado con coraje para pensar con fe en el futuro que queremos construir.

La Iglesia panameña es parte de la historia de nuestra nación, a la que ha acompañado en los momentos decisivos, y acuerpado en el día a día en el vivir cotidiano de su población. Nuestra Iglesia ha dado su cuota de esfuerzo en el pensamiento, la formación, la asistencia caritativa, la educación, el arte, la ciencia, y mucho más, en la construcción de la patria y el país; y la sigue dando en el diario quehacer del presente panameño. Por eso, estos 494 años de existencia como Iglesia local alcanzan más allá de la mera conmemoración eclesial; son pieza integral de la nación y el país mismo.

Cada orden y congregación religiosa, cada cristiano, cada ministro y seglar comprometido ha contribuido, aún con su propia vida en ocasiones, a forjar la sociedad panameña a lo largo de estos casi 500 años. Detenerse solamente a ver los logros, sin ver los fracasos, es desconocer esa otra parte nuestra. Concentrarse sólo en ver las fallas y los abusos, sin ver los aciertos y el bien hecho, también es ignorar y traer a menos esa otra parte de la realidad. Asumamos lo que somos, sin ocultar nada. Es en el balance de una y otra parte donde podremos encontrar, sin duda alguna, el ser panameño cuya herencia está marcada por aquello de aborígen, europeo conquistador, y negro esclavo, que llevamos dentro, ya sea en la piel, en la sangre, o en la cultura.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

Ir a Panorama Católico Edición Digital

494 años

2007-09-09
Editorial
494 años

Con un nuevo aniversario de la fundación de nuestra Arquidiócesis, nos acercamos a los 500 años de existencia como Iglesia. Desde el rancho del cacique que Vasco Núñez de Balboa tomara como templo, hasta los cientos de capillas y templos parroquiales que existen actualmente, el cristianismo se ha ido propagando en el Istmo con dos metas perennes: el conocimiento de Dios, y la realización de la persona humana y la sociedad.

Dios Padre nos ha ido guiando en esta obra, en la cual, también, coadyuvamos poniendo lo que nos corresponde como sus hijos y criaturas dotadas de libre albedrío. El Señor, indiscutiblemente, ha hecho su parte; la nuestra está por ser juzgada, y no nos corresponde a nosotros hacerlo de manera final, aunque Dios mismo nos ha dicho, a través de su Hijo, que los hombres, nuestros hermanos, nos pedirán cuentas.

La misión humana que tenemos de anunciar el Reino de Dios, y colaborar con el Creador a construirlo aquí en la tierra, nos obliga a tener siempre presente el temor a Dios, y la responsabilidad con el prójimo. No podemos servir a Dios, sin servir al prójimo; no podemos amar a nuestro prójimo, sin amar a Dios.

Que estos 494 años que conmemoramos en nuestro caminar como Iglesia primada de tierra firme de América, nos permita ver el pasado con gratitud, vivir el presente con pasión, y mirar al futuro con la esperanza de someternos a la voluntad de Dios, para instaurar su reino entre nosotros.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

Ir a Panorama Católico Edición Digital

Escuela para vivir en paz

2007-09-09
El ojo del profeta
Escuela para vivir en paz

Cada padre y madre debe enseñar a sus hijos el valor de la educación, para abrirle horizontes que les permitan ser excelentes hombres y mujeres en el resto de sus vidas. La educación es, pues, para alcanzar aquellas metas que propongan y aquellas que, en el fondo, cada progenitor desea ver realizada en sus hijos e hijas, y que ellos no tuvieron oportunidad de obtener.

Pero la educación debe fomentar la cultura de paz, y no sólo procurarle al estudiante los conocimientos científicos y tecnológicos que le capacitarán como profesionales. Esa otra parte, que le ayudará a vivir en paz consigo mismo y con los demás, es una responsabilidad compartida entre el hogar y la escuela. Por tanto, su instrucción debe fundamentarse en la acción participativa de unos y otros actores.

Y nada mejor que el ejemplo para enseñarle a los niños pequeños. Que vean en sus padres el amor de uno hacia el otro, el cuidado de sus hijos, y el respeto hacia quienes le rodean. Que vean en sus maestros la responsabilidad de cumplir cabalmente con sus deberes, de resolver los conflictos con el diálogo, y de cultivar las buenas costumbres. Y a los cristianos, en particular, nos corresponde hacer todo esto e impartirle las enseñanzas de Dios, para que a su vez ellos lo hagan con sus hijos, y con los hijos de sus hijos.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

Ir a Panorama Católico Edición Digital

Formación de Adultos en la Fe y la Catequesis

2007-09-02
La Voz del Pastor
Formación de Adultos en la Fe y la Catequesis

Presentamos el extracto del discurso del acto inaugural de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, en Aparecida, Brasil, 13 de mayo, 2007 de Su Santidad Benedicto XVI en el #3, donde hizo referencia a la Formación de Adultos en la Fe y la Catequesis.

Ante la prioridad de la fe en Cristo y de la vida “en Él”, formulada en el título de esta V Conferencia, podría surgir también otra cuestión: Esta prioridad, ¿no podría ser acaso una fuga hacia el intimismo, hacia el individualismo religioso, un abandono de la realidad urgente de los grandes problemas económicos, sociales y políticos de América Latina y del mundo, y una fuga de la realidad hacia un mundo espiritual?

Como primer paso podemos responder a esta pregunta con otra: ¿Qué es esta “realidad”? ¿Qué es lo real? ¿Son “realidad” sólo los bienes materiales, los problemas sociales, económicos y políticos? Aquí está precisamente el gran error de las tendencias dominantes en el último siglo, error destructivo, como demuestran los resultados tanto de los sistemas marxistas como incluso de los capitalistas. Falsifican el concepto de realidad con la amputación de la realidad fundante y por esto decisiva, que es Dios. Quien excluye a Dios de su horizonte falsifica el concepto de “realidad” y, en consecuencia, sólo puede terminar en caminos equivocados y con recetas destructivas.

La primera afirmación fundamental es, pues, la siguiente: Sólo quien reconoce a Dios, conoce la realidad y puede responder a ella de modo adecuado y realmente humano. La verdad de esta tesis resulta evidente ante el fracaso de todos los sistemas que ponen a Dios entre paréntesis.

Pero surge inmediatamente otra pregunta: ¿Quién conoce a Dios? ¿Cómo podemos conocerlo? No podemos entrar aquí en un complejo debate sobre esta cuestión fundamental. Para el cristiano el núcleo de la respuesta es simple: Sólo Dios conoce a Dios, sólo su Hijo que es Dios de Dios, Dios verdadero, lo conoce. Y Él, “que está en el seno del Padre, lo ha contado” (Jn 1,18). De aquí la importancia única e insustituible de Cristo para nosotros, para la humanidad. Si no conocemos a Dios en Cristo y con Cristo, toda la realidad se convierte en un enigma indescifrable; no hay camino y, al no haber camino, no hay vida ni verdad.

Dios es la realidad fundante, no un Dios sólo pensado o hipotético, sino el Dios de rostro humano; es el Dios-con-nosotros, el Dios del amor hasta la cruz. Cuando el discípulo llega a la comprensión de este amor de Cristo “hasta el extremo”, no puede dejar de responder a este amor sino es con un amor semejante: “Te seguiré adondequiera que vayas” (Lc 9,57).

Todavía nos podemos hacer otra pregunta: ¿Qué nos da la fe en este Dios? La primera respuesta es: nos da una familia, la familia universal de Dios en la Iglesia católica. La fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos lleva a la comunión: el encuentro con Dios es, en sí mismo y como tal, encuentro con los hermanos, un acto de convocación, de unificación, de responsabilidad hacia el otro y hacia los demás. En este sentido, la opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza (cf. 2 Co 8,9).

Pero antes de afrontar lo que comporta el realismo de la fe en el Dios hecho hombre, tenemos que profundizar en la pregunta: ¿Cómo conocer realmente a Cristo para poder seguirlo y vivir con él, para encontrar la vida en él y para comunicar esta vida a los demás, a la sociedad y al mundo? Ante todo, Cristo se nos da a conocer en su persona, en su vida y en su doctrina por medio de la palabra de Dios. Al iniciar la nueva etapa que la Iglesia misionera de América Latina y del Caribe se dispone a emprender, a partir de esta V Conferencia general en Aparecida, es condición indispensable el conocimiento profundo de la palabra de Dios.

Por esto, hay que educar al pueblo en la lectura y meditación de la palabra de Dios: que ella se convierta en su alimento para que, por propia experiencia, vean que las palabras de Jesús son espíritu y vida (cf. Jn 6, 63). De lo contrario, ¿cómo van a anunciar un mensaje cuyo contenido y espíritu no conocen a fondo? Hemos de fundamentar nuestro compromiso misionero y toda nuestra vida en la roca de la palabra de Dios. Para ello, animo a los pastores a esforzarse en darla a conocer.

En este campo no hay que limitarse sólo a las homilías, conferencias, cursos de Biblia o teología, sino que se ha de recurrir también a los medios de comunicación: prensa, radio y televisión, sitios de internet, foros y tantos otros sistemas para comunicar eficazmente el mensaje de Cristo a un gran número de personas.

(tomado de
www.fordham.edu).

S. S. Benedicto XVI
Obispo de Roma

Ir a Panorama Católico Edición Digital

Toni

2007-09-02
A tiro de piedra
Toni

Si está pensando en aquel general ya degrado y destituido, que gobernó por la fuerza al país hace dos décadas, acertó. Es el mismo Toni al cual me refiero; ese que tiene boleto forzoso para Francia, y que abriga la esperanza de que le sea negada su extradición al país europeo.

Mientras Toni aguarda el resultado de su apelación, para evitar el vuelo a París, acá en Panamá unos están en favor y otros en contra de la suerte que ahora enfrenta. En cuestión de principios, a mí me gustaría que viniera a Panamá a cumplir con sus condenas; en materia de ser prácticos y por la tranquilidad social, es mejor que resuelva su problema con los franceses, y luego venga. Aún no hay condena segura en Francia, porque debe ser sometido a juicio; por tanto, la posibilidad actual de que sea condenado es del cincuenta por ciento; la otra mitad es de libertad. Si viene pronto o no dependerá del final ante la justicia francesa.

Cuando escucho y observo al ciudadano común percibo conflicto y confrontación al referirse al tema. De momento aflora el orgullo patrio y se defiende a capa y a espada su repatriación, para que pague por sus delitos en nuestra tierra. Otras veces, detecto la furia y el dolor aún latente, que no perdona y no quiere ver de nuevo a Noriega entre nosotros. En otras personas siento el temor y la desconfianza en nuestras instituciones, por un probable indulto o medida cautelar de casa por cárcel, que deja el sinsabor de la impunidad.

Todo lo anterior es excusable en el pueblo sencillo; no así en algunos políticos que nos hacen dudar de la sinceridad de sus palabras. A Toni se lo llevaron bajo el mandato de alguien que, en su momento, poco o nada hizo para impedir que se lo llevaran a enfrentar otra justicia; alguien que estuvo acompañado de otros que, al momento, también tienen aspiraciones políticas para el 2009, y que aprobaron aquel acto. ¿Por qué ahora son los más fervientes defensores de que Toni venga a enfrentar la justicia panameña? Explicación de este cambio tendrán, y será mejor que nos la den pronto. Otros personajes políticos, que en su momento disfrutaron con él, tampoco quieren que venga, porque pone en peligro el poder que ahora disfrutan si se ven ante la encrucijada de encarcelarlo o liberarlo. También deben explicar su cambio de parecer del antes sí, y ahora no.

Por ahora seguiré disfrutando del folclore de nuestra política criolla. Y, como dije, que vaya a Francia primero, y después nos lo manden para acá. Al menos estaremos seguros de que enfrentó todas las acusaciones que se le hicieron.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

Ir a Panorama Católico Edición Digital

Ampliación del Canal

2007-09-02
Editorial
Ampliación del Canal

A pocas horas de inaugurarse de manera oficial los trabajos de ampliación del Canal de Panamá tenemos la obligación de reflexionar sobre este hecho trascendental. Más que una obra de infraestructura, el acontecimiento representa el futuro de la vía, el futuro económico del país, y el progreso social de la nación.

La multimillonaria ampliación no debe medirse en el montón de dinero que se invierte, ni en el éxito o el tino que ha tenido tal o cual gobierno para hacerla realidad; debemos medirla más bien en el aporte que dará al desarrollo del país, a la erradicación progresiva de la extrema pobreza, y a las posibilidades de nuevas actividades económicas que colateralmente puedan crear puestos de trabajo suficientes para el pleno empleo.

El Canal es el principal recurso que tenemos, después de nuestra población, y debemos cuidarlo, mejorarlo constantemente, y mantener sus ventajas competitivas y comparativas para que continúe siendo patrimonio inalienable de la presente generación y las venideras. Es un legado que pasa de una a otra, bajo el compromiso moral de servirle a la nación y al mundo.

Al inaugurarse esta obra de ampliación tengamos presente lo antes dicho, y sintámonos orgullosos de poder manifestar, ante la comunidad internacional, que los panameños somos y seremos capaces de darle uso a nuestro Canal para el noble propósito de engrandecer la nación y de compartirlo con el resto del mundo para la paz y el intercambio comercial que hace al planeta un espacio común.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

Ir a Panorama Católico Edición Digital

El salto grande

2007-09-02
El ojo del profeta
El salto grande

Es grato ver a un atleta agradecerle a Dios por el triunfo y el éxito en una prueba deportiva. La grandeza del atleta se postra ante alguien más grande en un gesto de humildad que, más que empequeñecerlo, enaltece a quien se inclina ante su Dios y Señor.

Como el atleta se esfuerza por alcanzar el triunfo, también nosotros hemos de librar el buen combate para merecer la corona de gloria; no en un podio hecho por hombres, sino en el sitio que nos tiene preparado nuestro Señor para todo aquel que cumple con su voluntad.

Nuestro compatriota Irving Saladino dio un salto grande que lo hizo ganador, a pesar de que ya se daba por vencedor a otro saltador. Como él, también cada panameño y panameña debe dar su salto grande para ser mejor persona, mejor padre o madre, mejor hijo o hija, mejor esposo, o hermano, o lo que le toque ser; pero mejor aún, postrarse ante su Dios y Señor sin temor ni vergüenza alguna, porque el que se humilla será ensalzado.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

Ir a Panorama Católico Edición Digital