viernes, 27 de julio de 2007

Fiestas de Santa Librada, tradición y vivencia de fe

2007-07-29
La Voz del Pastor
Fiestas de Santa Librada, tradición y vivencia de fe

Las fiestas patronales de Santa Librada en Las Tablas, “rememorando y recorriendo los “caminos de la fe”, se remontan de generación en generación, cuentan con una bellísima tradición oral.

Según relatos, escritos a principio del siglo XVIII por Fray Manuel Credigencio de Espino, un puñado de hombres que formaron parte de la infortunada expedición contra los piratas ingleses, comandada por el Almirante don Gil Jacinto de Barahona, arribaron a las playas de Mensabé, por los lados hoy conocidos como "Boca de La Laja".

Allí encontraron dos pescadores que los guiaron tierra adentro hasta una humilde aldea conocida como" La Ermita de la Santa Cruz", donde moraban unas cuantas familias que dependían de la Ciudad de Natá de los Caballeros y de La Villa de Los Santos. Esta humilde aldea estaba situada donde ahora está el popular barrio de "Punta de Fogón".

Los nuevos colonos, que construyeron sus casas con los restos de sus desmantelados navíos, trajeron a "Santa Librada" , como cumplimiento de una promesa solemne hecha en alta mar, cuando derrotados y a la deriva, trataban de llegar a puerto seguro y en cumplimiento de la promesa llevaron la imagen de la Santa hasta La Villa de Los Santos para cumplir así la "manda prometida": de que sería colocada en el altar de la primera iglesia que encontraran.

Cuentan que la imagen "regresó" y fue encontrada entre unas rocas y pitayales en el lugar donde hoy se levanta esta iglesia. Una modesta capilla, alrededor de 1692 fue construida por "la gente de Las Tablas" y se dedicó a "Santa Liberata”.

Así surgió esta comunidad, a la que se le dio el nombre de "Pueblo de Santa Librada de Las Tablas".

Datos que pueden aproximarnos a los comienzos de la devoción a Santa Librada en Panamá: Fray Diego Ladrón de Guevara de Orozco, natural de Cifuentes, diócesis de Sigüenza, Canónigo Chantre de aquella Catedral, y después Obispo de Panamá entre 1689 y 1698, fue el primero que trajo Reliquias de SANTA LIBERATA a estas tierras. El Tesorero de la Catedral de Panamá en el año 1693 pidió una reliquia de Santa Librada a la Catedral de Sigüenza. Se le concedió y el Obispo de Panamá escribió manifestando haberla recibido y diciendo que su devoción estaba muy extendida por toda su diócesis. No conocemos más sobre esta primera reliquia.

Recientemente, el 8 de febrero de 2006, el Obispo de Sigüenza, en España, Mons. José Sánchez González hace entrega, en la ciudad de Las Tablas, de una nueva reliquia solicitada por el Obispo de Chitré el 5 de diciembre de 2003. El recibimiento apoteósico, renovó y fortaleció los compromisos de fe del pueblo Santeño y Herrerano.

Los Tableños aman la unidad, aman la paz y la feliz convivencia y se enorgullecen de su fe.

El 21 de julio de 1962, hace 45 años, en las Provincias de Herrera y Los Santos, el Beato Juan XIII constituye la Sede de una nueva Diócesis, baluarte de la Nueva Evangelización: “nueva en su ardor, nueva en sus métodos y nueva en su expresión”.

Nuestra Diócesis, vibra, se renueva y cobra impulsos para la Nueva Evangelización con la presencia, de muchos jóvenes que año tras año confluyen de todos los caminos de la geografía Patria en búsqueda de Dios y de la paz que sólo puede otorgarles la orientación católica.

Azuero, es un pueblo de características particulares dentro de la nacionalidad panameña. Es un pueblo que se siente orgulloso de sus valores y tradiciones católicas. Es un pueblo que respeta sus raíces en la vivencia de la religiosidad popular, es un pueblo que se destaca a nivel nacional por su folklore.

Azuero, y así es también esta joven Iglesia, es un pueblo alegre. En este caminar hemos aprendido y comprendido, que la Nueva Evangelización, la Planeación Pastoral y la Pastoral de Conjunto constituyen tres elementos necesarios para que la Iglesia, en Azuero, pueda ser fiel a su misión evangelizadora en la hora presente.

Es digna de mención la fundación del Seminario Mayor de Santa María La Antigua, en La Villa de Los Santos, “cuna de la primera evangelización” el 25 de Marzo de 2004.

Aquí, no nos cansamos de implorar la intercesión de San Juan Bautista y “Santa Librada”, “nuestros patronos” para que crezcamos en comunión fraterna, en espíritu de discernimiento y en actitud de servicio, dispuestos siempre a testimoniar que el Reino de Dios está en medio de nosotros.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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¿Prisionero de Guerra?

2007-07-29
A tiro de piedra
¿Prisionero de Guerra?

La defensa legal de Manuel Antonio Noriega se ha expresado de manera insultante hacia el país, en su afán de protagonismo y táctica publicitaria para que se hable de su cliente. No me ocuparé ahora de sus abogados, sino de su defendido, al que insisten en presentar como un prisionero de guerra.

Que yo recuerde, aquí no hubo guerra; hubo una invasión. Así se le llamó desde el principio. Los pocos panameños que pelearon, tanto uniformados como civiles, lo hicieron por su convicción personal. El país no se involucró masivamente, porque en ningún momento la mayoría sintió la necesidad ni el sentimiento de enfrentar a un ejército extranjero que nos invadió para ajustar cuenta con su empleado bajo planilla de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) de los Estados Unidos. Los panameños y las panameñas que murieron, lamentablemente, fallecieron por combatir, por estar en la línea de fuego siendo inocentes, y algunos por dedicarse al robo y al saqueo. La guerra sólo estuvo en la declaración que el emplanillado de la CIA y sus seguidores hicieran unos meses antes del 20 de diciembre de 1989, buscando el apoyo de un pueblo que no comió del cuento.

Una vez consumada la invasión, y con la instalación del gobierno legitimamente elegido por los ciudadanos, en el mes de mayo de 1989, se adoptaron cierta medidas contra Noriega, que ahora parecen olvidadas. Al menos dos de ellas lo descalificarían como prisionero de guerra: se le degradó, y le dio de baja. ¿De cuál fuerza armada es ese prisionero de guerra? ¿Quién le ha conferido el rango de general que luce en su uniforme de prisionero? ¿Dónde está el armisticio que ha puesto fin a la guerra que supuestamente libró?

Noriega y sus abogados podrán manipular los términos “prisionero de guerra” y “general”, pero para muchos panameños tales cosas ni existen ni existieron jamás. No hubo guerra: hubo invasión. Nunca fue general, porque ese grado se lo dio él mismo, a través de la impuesta Ley 20 que creó las fuerzas de defensa. Nunca se ganó ese rango; lo usurpó. Nunca fue leal a Panamá, sino un traidor que estaba al servicio de un estado extranjero como empleado de la CIA.

Soy de opinión que debemos buscar el documento en donde se le dio de baja y se le degradó, para probar que fue antes de su juicio en los Estados Unidos. Sin rango y sin pertenencia a un ejército o fuerza armada, queda reducido al estado de delincuente común. Así debe tratársele, sin contemplación alguna. Y si osa venir aquí, que lo encierren, aunque tenga la edad que diga o pueda tener, ya que, por motivo de interés social y orden público, podemos crear una ley que lo obligue a estar en prisión todos los años que le correspondan por los delitos cometidos.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Represión

2007-07-29
Editorial
Represión

Hace unos días un contingente del Servicio de Protección Institucional (SPI) reprimió con violencia a un grupo de personas, entre ellas algunas afectadas por el jarabe venenoso del Seguro Social, que protestaban en reclamo por el trato que reciben por parte de los funcionarios encargados de atender su caso.

La disconformidad que los llevó a protestar, la ausencia de un funcionario del nivel que solicitaban para que les atendiera, y estado anímico colectivo que estalló al empujar algunos a los agentes que le bloqueaba el paso, se juntaron y soliviantó los ánimos. La consecuencia: golpes y palazos que hoy lamentamos.

Si algo se falló fue en dos cosas fundamentales: confiarle al SPI una tarea que no le corresponde; y descuidar la acción negociadora que debe ejercerse en esos casos. Aunque la SPI le corresponda custodiar la Presidencia, sus unidades no están plenamente capacitadas para controlar multitudes bajo el procedimiento policial. Aunque se ofrecía la presencia del viceministro de la presidencia, el hecho implicaba que un equipo negociador lograra que los manifestantes aceptaran dialogar con él u otro funcionario.

Nos resta aprender la lección, porque ya los golpes y las heridas no se pueden borrar. Y una vez aprendida, sepamos crear conciencia sobre la solución pacífica de los conflictos, y de auténtica cultura de paz y convivencia fraternal entre todos los panameños.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Orgullo Patrio

2007-07-29
El Ojo del Profeta
Orgullo Patrio

El triunfo de Irving Saladino nos llena de orgullo como panameños, porque en su persona vemos representada a la patria y a su mejor valor deportivo. Su esfuerzo, su tesón, y sus virtudes son ejemplo para jóvenes y viejos a lo largo y ancho del país.

Más que su capacidad física, nos inspira la sencillez, el buen hablar, y la calidad personal demostrada hasta el momento por Irving Saladino; cualidades que poco se mencionan en este momento, porque la medalla de oro y el triunfo sobre el resto de sus competidores supera en atención y prominencia al Saladino espiritual.

Si algo identifica al deporte olímpico es, precisamente, el honor y la virtud de competir limpia y honestamente; cualidades que no están muy lejos de nuestros valores y principios cristianos. Si hemos querido honrar hoy en esta página a Irving Saladino, es por sus dotes como persona humana que, sin duda, lo han llevado al podio y al sitial que ocupa en este momento de su vida. Que Dios le guarde, y que sirva de inspiración, como deportista y hombre cabal, al resto de sus compatriotas

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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lunes, 23 de julio de 2007

La «emergencia educativa»

2007-07-22
La Voz del Pastor
La «emergencia educativa»

Publicamos un extracto del discurso que Benedicto XVI pronunció al inaugurar la asamblea diocesana de Roma sobre el tema «Jesús es el Señor. Educar en la fe, en el seguimiento y en el testimonio», el 11 de junio, en la basílica de San Juan de Letrán.

Queridos hermanos y hermanas:

El tema de la asamblea es "Jesús es el Señor. Educar en la fe, en el seguimiento y en el testimonio". Se trata de un tema que nos atañe a todos, porque cada discípulo confiesa que Jesús es el Señor y está llamado a crecer en la adhesión a él, dando y recibiendo ayuda de la gran compañía de los hermanos en la fe. Ahora bien, el verbo "educar", puesto en el título de la asamblea, implica una atención especial a los niños, a los muchachos y a los jóvenes, y pone de relieve la tarea que corresponde ante todo a la familia.

Es importante considerar ante todo la afirmación inicial, que da el tono y el sentido de nuestra asamblea: "Jesús es el Señor". Ya la encontramos en la solemne declaración con la que concluye el discurso de san Pedro en Pentecostés, donde el primero de los Apóstoles dijo: "Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros habéis crucificado" (Hch 2, 36). Es análoga la conclusión del gran himno a Cristo contenido en la carta de san Pablo a los Filipenses: "Toda lengua confiese que Cristo Jesús es Señor para gloria de Dios Padre" (Flp 2, 11).

Desde el inicio, los discípulos reconocieron que Jesús resucitado es nuestro hermano en la humanidad y que es totalmente uno con Dios; que con su venida al mundo, con toda su vida, con su muerte y su resurrección, nos trajo a Dios, hizo presente a Dios en el mundo de modo nuevo y único; y que, por tanto, da sentido y esperanza a nuestra vida: en él encontramos el verdadero rostro de Dios, que realmente necesitamos para vivir.

Como nos enseña la experiencia diaria -lo sabemos todos-, educar en la fe hoy no es una empresa fácil. En realidad, hoy cualquier labor de educación parece cada vez más ardua y precaria. Por eso, se habla de una gran "emergencia educativa", de la creciente dificultad que se encuentra para transmitir a las nuevas generaciones los valores fundamentales de la existencia y de un correcto comportamiento, dificultad que existe tanto en la escuela como en la familia, y se puede decir que en todos los demás organismos que tienen finalidades educativas.

Podemos añadir que se trata de una emergencia inevitable: en una sociedad y en una cultura que con demasiada frecuencia tienen el relativismo como su propio credo -el relativismo se ha convertido en una especie de dogma-, falta la luz de la verdad, más aún, se considera peligroso hablar de verdad, se considera "autoritario", y se acaba por dudar de la bondad de la vida -¿es un bien ser hombre?, ¿es un bien vivir?- y de la validez de las relaciones y de los compromisos que constituyen la vida.

El compromiso de la Iglesia de educar en la fe, en el seguimiento y en el testimonio del Señor Jesús asume, más que nunca, también el valor de una contribución para hacer que la sociedad en que vivimos salga de la crisis educativa que la aflige, poniendo un dique a la desconfianza y al extraño "odio de sí misma" que parece haberse convertido en una característica de nuestra civilización.

Ahora bien, todo esto no disminuye la dificultad que encontramos para llevar a los niños, a los adolescentes y a los jóvenes a encontrarse con Cristo y a entablar con él una relación duradera y profunda. Sin embargo, precisamente este es el desafío decisivo para el futuro de la fe, de la Iglesia y del cristianismo, y por tanto es una prioridad esencial de nuestro trabajo pastoral: acercar a Cristo y al Padre a la nueva generación, que vive en un mundo en gran parte alejado de Dios.

A medida que los muchachos crecen, aumenta naturalmente en ellos el deseo de autonomía personal, que fácilmente, sobre todo en la adolescencia, se transforma en un alejamiento crítico de la propia familia. Entonces resulta especialmente importante la cercanía que pueden garantizar el sacerdote, la religiosa, el catequista u otros educadores capaces de hacer concreto para el joven el rostro amigo de la Iglesia y el amor de Cristo.

Para que produzca efectos positivos duraderos, nuestra cercanía debe ser consciente de que la relación educativa es un encuentro de libertades y que la misma educación cristiana es formación en la auténtica libertad. De hecho, no hay verdadera propuesta educativa que no conduzca, de modo respetuoso y amoroso, a una decisión, y precisamente la propuesta cristiana interpela a fondo la libertad, invitándola a la fe y a la conversión.

[Traducción distribuida por la Santa Sede).

S.S. Benedicto XVI
Vicario de Cristo

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Oleoducto tabogano

2007-07-22
A tiro de piedra
Oleoducto tabogano

Taboga es una isla plagada de historia y leyendas que poco hemos sabido aprovechar en esta época. Desde las eras precolombina, la colonial con el periodo de la conquista, del ferrocarril ligado a las minas de oro de California, la construcción del Canal francés y el estadounidense, y la sociedad panameña de la primera mitad del siglo XX existen hechos y situaciones que han dejado profunda huella en la Isla de las Flores.

Me siento atraído por Taboga, tanto por su historia como por los lazos sentimentales que me ligan a ella por la línea materna de mi madre, cuyos antepasados, a mediados del siglo XIX, forjaron lazos familiares entre inmigrantes venezolanos y nativos de la isla. También, entrañables amigos del barrio, cuya familia era oriunda de allá, me hicieron disfrutarla y apreciarla aún más entre constantes viajes de aventuras juveniles de los que guardo gratos y hermosos recuerdos.

Hace poco leí sobre un proyecto de oleoducto que parte desde el Atlántico, en Portobelo, donde, paradójicamente, está mi otra parte del linaje maternal, que se remonta al final del periodo colonial panameño. El proyectado oleoducto saldría desde María Chiquita hacia el Pacífico, adentrándose en el mar y terminando su ruta en Taboga, sobre cuyo sector noroeste se plantaría una granja de tanques de almacenamiento que servirían para el trasiego de petróleo.

Soy partidario del progreso, pero primero de la naturaleza. Toda obra humana que afecte el ambiente debe procurar hacer el menor daño posible y aumentar al máximo las medidas para mitigarlo. Un oleoducto como el Portobelo - Taboga trae mucho riesgo en ambas zonas. El valor turístico de esas áreas disminuiría dramáticamente, y el beneficio per cápita de sus habitantes sería mucho menor que si el desarrollo de ambos pueblos se fundamentara en el turismo; todo como consecuencia de un tipo de actividad contaminante, y que emplea mano de obra calificada que excluye a personas por razón de formación, edad, y oficio ancestral.

Los promotores del oleoducto y las autoridades competentes deben abocarse a encontrar otra ruta u otra opción que no sean Portobelo y Taboga. Si es obra humana, todo es posible. Más que las utilidades de la empresa, los puestos de trabajo que pueda dar, y el progreso de Panamá como centro de aprovisionamiento y trasiego de combustible, está el destino de nuestro patrimonio natural. Ambas regiones tienen un futuro más halagador, sustentable y sostenible con el turismo. Sopesemos ambas actividades, y decidamos lo mejor para la naturaleza y para nuestra nación.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Justicia modelo

2007-07-22
Editorial
Justicia modelo

La administración de justicia para la democracia es como el agua pura para los peces; pero cuando ambas se contaminan o pierden su transparencia, devienen en un ambiente dañoso y poco fiable para quien depende de ellas, ya sea por necesidad o como parte del entorno en el cual desarrolla su vida.

Tomemos el ejemplo de nuestra bahía, cuyas aguas no son aptas para pescar o bañarse. Si por indolencia o descuido o, lo que es peor, por intereses sectarios, permitimos que la administración de justicia de nuestro país se corrompa y su imagen se deteriore gravemente, llegará el día en que será insensato confiar en o recurrir a ella.

Así como tenemos un plan y hacemos el esfuerzo para sanear y descontaminar la bahía, de igual manera necesitamos extirpar de la administración de justicia todo aquello que le es dañino y compromete su solvencia moral, su imparcialidad, y su institucionalidad como tribunal supremo en el que se administre justicia en nombre de la República de forma honesta, expedita, y sin discriminación ni fueros ni privilegios de ninguna índole.

Panamá necesita una justicia modelo, así como necesita de un ambiente natural sano. Quizá ahora en la bahía alguno se arriesgue a bañarse y consumir lo que pesca, pero eso no es lo correcto ni lo que queremos. Tal vez una administración de justicia venal podrá encontrar quien sobreviva y se siente a gusto con ella, pero no es lo correcto ni lo que queremos. Queda, pues, meditar y actuar sobre este hecho, para que tengamos la administración de justicia que en la moral y en el derecho se merece el país.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Repatriación o extradición

2007-07-22
El Ojo del Profeta
Repatriación o extradición


La decisión de repatriar a Manuel Antonio Noriega a nuestro país o extraditarlo a Francia corresponde, según el derecho internacional, al estado bajo cuya jurisdicción se encuentra la persona al momento del requerimiento. Por tanto, es a los Estados Unidos a quien corresponde decidir su repatriación o extradición, de conformidad con sus leyes y los convenios internacionales de los que sean signatarios.

Ante ese hecho, a Panamá sólo le cabe utilizar el recurso diplomático, si quiere solicitar su repatriación o consentir su extradición; aunque esto último le está vedado por imperio de su Constitución. Sin embargo, en el caso de Noriega no todo es jurisprudencia: hay que tomar, también, una decisión política sobre su regreso al suelo patrio, por lo que puede significar su presencia entre nosotros para la gobernabilidad y el sosiego de la nación.

El anhelo de todo expatriado o desterrado es el de volver a su patria; anhelo y principio que compartimos. Pero en el caso de Manuel Antonio Noriega, prima el bienestar y la tranquilidad de la mayoría que el deseo de volver del ex general y las razones jurídicas que pueda invocar. En esto debe fundamentarse nuestra decisión.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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lunes, 16 de julio de 2007

Jóvenes en preparación de la Jornada Mundial de la Juventud de Sydney 2008

2007-07-15
La Voz del Pastor
Jóvenes en preparación de la Jornada Mundial de la Juventud de Sydney 2008

(ZENIT.org).- Publicamos las palabras que dirigió en inglés S.S. Benedicto XVI al final de la audiencia general del miércoles 4 de julio cuando falta un año para la Jornada Mundial de la Juventud de Sydney (Australia).

Queridos jóvenes:

¡Dentro de un año nos encontraremos con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud en Sydney! Quiero alentaros a prepararos bien para esta maravillosa celebración de fe, que tendrá lugar en compañía de vuestros obispos, sacerdotes, religiosos, líderes juveniles, y de todos vosotros. ¡Entrad de lleno en la vida de vuestras parroquias y participad con entusiasmo en vuestros eventos diocesanos! De esta manera os prepararéis espiritualmente para experimentar nuevas profundidades de comprensión de todo aquello en lo que creemos, cuando nos reunamos en Sydney en julio próximo.

«Recibiréis fuerza del Espíritu Santo, que descenderá sobre vosotros, y seréis mis testigos hasta los confines de la tierra» (Hechos 1, 8). Como sabéis, estas palabras de Jesús constituyen el tema de la Jornada Mundial de la Juventud 2008. Sólo podemos imaginar cómo se sintieron los apóstoles cuando escucharon estas palabras, pero su confusión fue suavizada por un sentimiento de sobrecogimiento y de impaciente espera en la venida del Espíritu. Unidos en oración con María y con los demás reunidos en el Cenáculo (Cf. Hechos 1, 14), experimentaron el auténtico poder del Espíritu, cuya presencia transforma la incertidumbre, el miedo y la división en propósito, esperanza y comunión.

El sentido de sobrecogimiento e impaciente espera describe también la manera en que nos sentimos al preparar el encuentro en Sydney. Para muchos de nosotros, será un largo viaje. Australia y su pueblo evocan imágenes de cálida bienvenida y de belleza maravillosa, de una historia antigua aborigen y de una multitud de vibrantes ciudades y comunidades. Sé que tanto las autoridades eclesiales como las gubernamentales, junto a numerosos jóvenes australianos, están trabajando mucho para que todos vivamos una experiencia excepcional. Les doy las gracias de todo corazón.

La Jornada Mundial es mucho más que un evento. Es un momento de profunda renovación espiritual, cuyos frutos benefician a toda la sociedad. Los jóvenes peregrinos quieren rezar, alimentarse con la Palabra y el Sacramento, ser transformados por el Espíritu Santo, que ilumina el esplendor del espíritu humano y muestra el camino para ser «expresión e instrumento del amor que proviene de Cristo» («Deus Caritas Est», 33).

Este amor, el amor de Cristo, es lo que el mundo anhela. Por este motivo, estáis llamados a «ser sus testigos». Algunos de vosotros tenéis amigos con pocos objetivos reales en su vida, quizá atrapados en una búsqueda vana de experiencias nuevas sin fin. ¡Traedles también a la Jornada Mundial de la Juventud! De hecho, he visto que contra la corriente del secularismo, muchos jóvenes están volviendo a descubrir la satisfactoria búsqueda de la auténtica belleza, bondad y verdad. Con vuestro testimonio, les ayudaréis en la búsqueda del Espíritu de Dios. ¡Sed valientes para dar este testimonio! Tratad de difundir la luz de Cristo, que guía y da sentido a la vida, haciendo que la alegría y la felicidad estén al alcance de todos.

Queridos jóvenes, hasta que no nos veamos en Sydney, que el Señor os proteja a todos. Encomendemos esta preparación a Nuestra Señora de la Cruz del Sur, Auxilio de los Cristianos. Con ella, recemos: «Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor».

S.S. Benedicto XVI
Vicario de Cristo

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Los buses chinos

2007-07-15
A tiro de piedra
Los buses chinos

El gremio de concesionarios de ruta de transporte de pasajeros de la capital, o al menos un sector de él, tiene en mente la adquisición de unos buses chinos para reemplazar a los conocidos como “diablos rojos”, así llamados por el color de su pintura y las diabluras que cometen en las calles y avenidas de la ciudad. Una idea nada despreciable, pero que tiene sus inconvenientes.

Un vistazo a los vehículos nos hace notar que su tamaño es mayor que los actuales en altura, largo y ancho; con puertas independientes de entrada y salida; y con motor apropiado - al menos en sus especificaciones - para las constantes paradas y arrancadas que exige el transporte urbano de pasajeros. También son capaces de transportar hasta 120 personas, 50 de ellas sentadas, con dos filas de asientos a cada lado; y con mejor visibilidad al frente para el conductor. Del vehículo en sí, poca queja tengo; ni siquiera aquello de la calidad y el suministro de piezas y repuestos, porque en el actual mundo globalizado, lo más probable sea que los motores hayan sido diseñados y construidos por alguna de las grandes fábricas de automotores europeas o americanas, y que las refacciones se encarguen directamente del fabricante o del distribuidor más cercano.

Fuera de lo anterior, me asaltan algunas dudas. ¿Conservarán inalteradas las especificaciones de fábrica, o alterarán, como es su costumbre, la capacidad de los puestos estrechando el pasillo? ¿Utilizarán ambas puertas, o clausurarán la de salida para quedarse sólo con una? ¿Cambiarán la máquina por una más potente, y eliminarán el gobernador de velocidad para que corra más? ¿Los conducirán exclusivamente por las avenidas, o los meterán por calles estrechas para acortar camino provocando tranques? ¿Le darán el mantenimiento adecuado? ¿Demorarán en las paradas para llenarlo de pasajeros y ganar más plata? ¿Los atravesarán bloqueando el paso a otros conductores, porque no quieren entrar del todo a las paradas? ¿Volverán a financiarlo con dinero del estado? ¿Pagarán todo lo prestado, o los más vivos se harán los “chivos locos” como en otras ocasiones? ¿Cometerán la imprudencia de transitar por los corredores viales de alta velocidad con decenas de pasajeros en pie?

Como ya se puede suponer, el problema grave está en la actitud y los hábitos de los conductores y propietarios de los autobuses; no en el vehículo. Es en la mentalidad de aquellos donde está el mal.

Ya es un hecho comprobado, hasta la saciedad, que el gremio capitalino de concesionarios de transporte de pasajeros, taxistas incluidos, no entra por Dios ni por ley. Con esta experiencia, y las pérdidas millonarias que han producido el incumplimiento del pago de los préstamos y el daño a terceros que se ocasiona cada año sin indemnizarlo, obliga a expropiar la flota de autobuses. El estado debe recuperar los cupos, crear una empresa que tenga verdadera autonomía, y acordar la indemnización de los concesionarios tomando en consideración el ingreso reportado en su declaración de renta de los últimos cinco años. Esa indemnización tomaría en cuenta el valor actual de sus vehículos, y el promedio del ingreso declarado en el último lustro, y el monto que resulte se proyectaría al número de años que se determine para que reciban un pago anual.

Es tiempo de actuar, porque ¡sí se puede!

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Panamá es cristiana

2007-07-15
Editorial
Panamá es cristiana

El deseo de saber cuántos habitantes profesan algún credo es un cuestionamiento perfectamente válido. El ser humano, dotado de razón, siempre se pregunta sobre el origen, el propósito, y el sentido de sí mismo y de lo que le rodea. Por tal razón, no es de extrañar que recientemente surja la inquietud acerca del porcentaje de la población que profesa el cristianismo, tanto en el catolicismo como en el resto del cristianismo.

Los datos que conocemos, hasta ahora, se fundamentan en encuestas y sondeos de opinión, de los cuales se concluye que la población panameña es abrumadoramente cristiana en más del 95 por ciento, con una proporción predominante de la fe católica entre 8 a 9 de cada 10 personas.

Aunque en el campo de la estadística las cifras tienen vital importancia, vale anotar que en el campo misionero de la Iglesia, lo más importante es el conocimiento de Dios y la conversión de la persona, porque su objetivo es anunciar el Evangelio a toda la humanidad para que cada hombre y mujer en el mundo pueda amar a Dios y al prójimo como a sí mismo.

Más que enorgullecernos o decepcionarnos por el mayor o menor porcentaje de católicos, en un momento dado, debemos valorar el hecho de que el cristianismo está firme en Panamá, y encaminar nuestros esfuerzos misioneros y pastorales hacia la reafirmación y profesión decidida de la fe cristiana, en los que, como católicos, cumplamos con la tarea de ser luz y sal para toda la sociedad panameña.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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La niñez, esperanza del país

2007-07-15
El Ojo del Profeta
La niñez, esperanza del país

Nos dice el Evangelio que para entrar en el Reino de los Cielos tenemos que hacernos como niños, imitando su humildad, su capacidad de amar, de confiar, de olvidar la ofensa y el daño, y de agacharse para entrar por la puerta estrecha.

La niñez del país sufre la falta de amor, de realización dentro de un hogar completo, de estímulo para asumir los valores y principios morales, éticos y cívicos que le permita alcanzar la meta espiritual y ciudadana en concordancia con la fe y la razón, además del conocimiento de Dios y de la ciencia y la tecnología que le ayuden a edificar la sociedad y transformar el mundo.

En términos de consecuencias, es carencia individual y colectiva, se traduce en pobreza, desnutrición, hogar disfuncional, ambiente de vivienda insano, pobre educación, y empleo malamente remunerado o inalcanzable.

Si queremos que la niñez realmente sea nuestra esperanza como país, aboquémonos a darle lo que necesita para su realización integral como persona humana, libre de las mezquindades ideológicas y sectarias que afloran en algunos sectores que intentan arrogarse el derecho de imponer lo suyo sobre el resto de sus compatriotas.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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lunes, 9 de julio de 2007

Responsabilidad en la carretera

2007-07-08
La Voz del Pastor
Responsabilidad en la carretera

En nuestros días, en ciertos ambientes, es frecuente oír hablar de responsabilidad social empresarial o de responsabilidad de los educadores. Muy bien. ¿Y nosotros todos? La noción de responsabilidad y la práctica de la responsabilidad es inherente a la condición misma de la vida humana. En la medida en que se renuncia a la responsabilidad, la persona degenera en mero objeto, “cosa”, o bien se vuelve masa, en rebaño anónimo. Podríamos decir que la mayoría de los males son casos de irresponsabilidad.

A la hora de opinar, hablar a la ligera y escribir sin pensar lo que se hace o sin informarse debidamente, por conveniencia, por pereza, por mero repetir lo que otros dicen, sin comprobar, hay una irresponsabilidad respecto a la verdad y respecto al prójimo, pues se puede ser fuente de muchos males al condicionar o dañar la visión de otros; irresponsabilidad moral.

El fanatismo es fuente de irresponsabilidad. Casi todas las grandes atrocidades de la historia han tenido ese origen, y no faltan en el presente. Al cabo de los años -o de algunos siglos-, lo que ha tenido plena aceptación y reconocimiento, ha sido defendido, respetado, legislado, parece después simplemente una monstruosidad. Así, la esclavitud o la tortura judicial. En nuestro tiempo, el ejemplo más claro y notorio es la aceptación social del aborto.

En el campo de la política se falta a la responsabilidad cuando se da por supuesto que en este dominio la mentira es lícita o, lo que es peor, inevitable; cuando se hacen reproches o descalificaciones globales, que se atribuyen al partidismo. Lo eficaz sería el análisis veraz de lo que los políticos dicen, de sus declaraciones, discursos o propuestas, para mostrar en concreto y con la mayor precisión posible que algo es falso y se puede comprobar así.

Podríamos seguir sumando campos y ejemplos, pero ¿tenemos la misma conciencia de responsabilidad humana y de responsabilidad moral cuando se trata de conducir un vehículo por nuestras carreteras? Así como en otros campos exigimos o vamos tomando conciencia de que debemos exigir, ¿exigimos y nos exigimos cuando, como decimos familiarmente, manejamos un carro? Si confesamos como Señor a Cristo Jesús, que quiere que tengamos vida y vida en abundancia, esta ausencia de responsabilidad o de conciencia de ella, se vuelve particularmente grave.

Carretera Panamá-Colón. Larga y procesional fila. Línea continua indicando no pasar muy presente a lo largo del trayecto, por razones que saltan a la vista dado el estado y ancho actual de la vía. La tentación de no respetar la línea es muy fuerte. A veces se ven casos de caer en la tentación que hacen pensar si el conductor buscaba suicidarse, con el agravante del daño a otros que sí quisieran vivir. Es un ejemplo de los tantos que se dan en el sistema vial del país. Sin embargo, mucho más grave resulta la intoxicada autoconfianza de quien ha ingerido bebidas alcohólicas y piensa que esto no afecta su dominio del volante.

Amarás al Señor tu Dios y al prójimo como a ti mismo es pedido para toda circunstancia de la vida. Ámense como yo les he amado, manda Jesús. Al tomar un volante e iniciar la marcha de un vehículo esto también está en juego. No basta con tener una medalla de San Cristóbal o una estampa o un verso de la Escritura; sea en transporte público o en vehículo particular. La responsabilidad personal, el respeto a los derechos humanos, el rendir cuentas de lo que hacemos en los demás, entran en juego. Y en la fe católica, si somos discípulos y misioneros del Señor.

Recientemente el organismo vaticano que promueve la pastoral de la movilidad humana ha publicado un orientador documento sobre la responsabilidad en la carretera. Meditemos su decálogo.

Mons. Pablo Varela Server
Obispo Auxiliar de Panamá

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La Peatonal de la Central

2007-07-08
A tiro de piedra
La Peatonal de la Central

Cuando se convirtió el tramo de la Avenida Central desde las plazas 5 de Mayo hasta la de Santa Ana, de paso vehicular a peatonal, la intención primordial era la de crear un espacio abierto que sirviera los propósitos comercial, turístico, y recreativo. Tras más de una década, la pérdida del valor comercial y el poco interés que despierta la vía, hacen crisis y amenazan con ponerle fin a su carácter peatonal.

La presión de algunos comerciantes de la zona ha llevado a la actual autoridad alcaldicia a evaluar la posibilidad de devolver la avenida a su anterior condición de paso vehicular; medida que en poco o casi nada contribuirá a elevar las ventas de los establecimientos comerciales aledaños.

Para tener un indicio más certero de las causas que provocan el desinterés de la población en ir de compras a la peatonal, o utilizarla como sitio de esparcimiento, se impone preguntarle a los propios citadinos el porqué no la ven como un sitio atractivo para esos asuntos.

Desde que escuché la noticia de su probable eliminación como vía peatonal, le he preguntado a algunas personas su opinión acerca de la Avenida Central como sitio de compras y de paseo. La respuesta mayoritaria es la inseguridad que sienten de ir allá. También mencionan la falta de estacionamiento, para los que tienen automóvil; y los que no tienen, las dificultades para conseguir un taxi o la demora del viaje en autobús. Otras razones que dan, aunque en menor grado, es la calidad de la mercancía, y los precios similares a los centros comerciales. En este último punto salieron a relucir como fuertes competidores los locales de Los Pueblos de Juan Díaz y Albrook. Al preguntarles si irían a la Central si le devuelven el tránsito de vehículos, la respuesta casi unánime fue un rotundo no. Dicho en sus palabras: es una locura, porque agravará los tranques.

Mi ejercicio de consulta no es científico, pero es un indicador de la percepción que tiene actualmente el público sobre la Peatonal. Quién sabe el resultado que puede revelar una encuesta en propiedad, pero las respuestas que recibí de seguro que aparecerían en ella.

En mi opinión, la autoridad alcaldicia debe pensárselo muy bien antes de complacer a los que piden, sin un estudio previo, la eliminación de la Avenida Central como vía peatonal. Si el asunto es comercial, así no se resolverá; y si es político, entonces sería otra cosa que aquí no comentaré. El asunto a resolver es la seguridad en el área, los espacios para estacionar, el transporte eficiente, y la calidad de la mercancía y sus precios competitivos. Salvo los dos últimos, el resto compete a la autoridad. Que cada quien haga lo que le corresponda.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Justicia

2007-07-08
Editorial
Justicia

El anhelo de justicia es una gran aspiración de nuestro pueblo desde antes de la actual época democrática. Fuerte era el clamor por la administración de justicia sin fueros ni privilegios, en total igualdad ante la ley, y sin la dilación propia del sistema y de deleznables malos hábitos entre algunos jueces.

Actualmente ese anhelo persiste, porque la administración de justicia aún no logra ganarse la total confianza y la credibilidad ciudadana, a causa de ciertos casos que empañan todo esfuerzo por mejorarla y adecentarla. La actuación de los menos, mancha y deteriora la institución judicial, porque golpea muy fuerte la conciencia y el sentimiento del ciudadano común.

La corrección de las fallas más graves es urgente, para evitarle un daño mayor al órgano del estado al que todo habitante de esta tierra debe confiarle, por imperio de la Constitución y de la Ley, la solución justa de todo reclamo y diferendo.

Cada fallo de los tribunales, desde los inferiores hasta los superiores, debe fundamentarse más en el fondo que en la forma de la cosa que se juzga; debe hacerse no con la prisa que lo haga superficial, pero sí en el tiempo y el momento justo, sin demoras, ni artimañas, ni mucho menos con la dilación premeditada que da paso a la corrupción. En Dios confiamos que pronto se enderece lo torcido, y se allane los escabroso.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Libre comercio con los Estados Unidos

2007-07-08
El Ojo del Profeta
Libre comercio con los Estados Unidos

La firma de un acuerdo de libre comercio entre nuestro país y los Estados Unidos de América es un hecho importante para nuestra economía, por el impacto que tendrá en la actividad económica interna y la relación comercial entre ambos países.

Un tratado de esa índole, especialmente con un país que tiene mayor capacidad productiva y de consumo, puede resultar beneficioso o perjudicial para nuestro pequeño país, en la medida en que podamos aprovechar sus ventajas o dejarnos vencer por las desventajas.

El mundo globalizado nos impone, a pesar nuestro, hacer este tipo de trato comercial, porque, de otra manera, nuestros productos de exportación estarían en una posición desventajosa frente a sus similares de los países que sí tienen acuerdos de libre comercio, y la importación de aquello que no producimos se encarecería a causa de aranceles más altos y de la ausencia del trato preferencial que suele otorgarse en condiciones de reciprocidad.

Nos corresponde, ahora, fiscalizar el desenvolvimiento de este Acuerdo de Libre Comercio con los Estados Unidos, para saber aprovechar las ventajas que ofrece y reducir la brecha de las desventajas que podamos tener al momento.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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jueves, 5 de julio de 2007

San Pedro y San Pablo

2007-07-01
La Voz del Pastor
San Pedro y San Pablo

La fiesta de San Pedro y San Pablo, rica en connotaciones históricas y culturales, contiene una referencia directa a la cabeza de la Iglesia Católica. Ambos Apóstoles sufrieron el martirio y se convierten en columnas de la Iglesia universal para todos los tiempos. Las promesas de Cristo a Pedro, acerca de convertirlo en piedra de cimiento para toda la comunidad eclesial, fueron ratificadas después de la Resurrección con la entrega efectiva de la responsabilidad y la autoridad pastoral sobre todo el Pueblo de Dios. Cuando el Apóstol Pedro muere mártir en Roma, se inicia la sucesión apostólica hasta llegar a nuestros días con Benedicto XVI. A ellos corresponde asumir las funciones de Pedro y conducir la nave de la Iglesia.

Es parte de la fe cristiana en la Iglesia el reconocimiento del Santo Padre, sucesor de Pedro, como vicario de Cristo en la tierra, esto es como el que hace las veces de su Señor. De ahí que la veneración por el Pastor Supremo sea espontánea y constante en la comunidad de los creyentes. Como se manifestó desde el primer momento, cuando Juan cedió el paso a Pedro a la entrada de la tumba del Señor y, poco después, cuando toda la comunidad oraba por un Pedro encarcelado. No importa quién sea el Papa, de dónde proceda, la edad que tenga. Es siempre reconocido en su magisterio supremo y en su plenitud de facultades de gobierno. Es respetado y amado por un motivo de fe, que se sostiene por sí mismo, sin necesidad de más adornos.

El primado del obispo de Roma constituye una peculiaridad de la Iglesia Católica. Es la expresión visible de la unidad que caracteriza a la Iglesia de Jesucristo, El ministerio primacial lo posee el Papa, en cuanto derivado del mismo Cristo, como persona concreta. La unidad de la Iglesia se simboliza en una persona singular y comprometida. El Papa es el obispo de Roma, obispo de la Iglesia concreta que guarda el testimonio y la memoria de los apóstoles Pedro y Pablo.

Es importante tomar en cuenta que un elemento de nuestro comportamiento como católico está la comunión que debemos manifestar con el sucesor de Pedro y Vicario de Cristo. Precisamente el primado del obispo de Roma tiene como objetivo garantizar la unidad y la comunión en la apostolicidad de las diversas Iglesias.

Es necesario recordar que sólo una vez al año, los católicos aportamos una ofrenda para ayudar y apoyar la caridad del Santo Padre, por eso es conveniente recordar la importancia de la colecta de este domingo destinada a las obras de caridad del Santo Padre y que llamamos óbolo de San Pedro. Hoy de manera especial agradecemos a Dios por el servicio que presta el Santo Padre, manifestamos nuestra obediencia y oramos por sus preocupaciones pastorales.

Mons. Audilio Aguilar Aguilar
Obispo de Colón - Kuna Yala

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El aborto

2007-07-01
A tiro de piedra
El aborto

Recientemente se dio a conocer una cifra que revela la cantidad de abortos registrados en el último año en el país. Son 9,000 criaturas que no han podido nacer, por diversas razones, que las estadísticas, o al menos la noticia, no aclaran. Deja, por tanto, a la imaginación del lector, las causas de esos partos malogrados.

El peligro de una cifra tal está en ese “dejar a la imaginación”. Ante tal situación, es preciso hacer una reflexión acerca de lo que puede estar oculto tras esa información. A falta de datos que nos indiquen la causa de las muertes fetales, analizaremos las posibilidades y sacaremos nuestras conclusiones.

Lo primero que nos salta a la vista es la fuente de la información: la Contraloría General de la República. Luego, son datos oficiales que provienen de un registro, que sólo pueden proveer los hospitales, y, en grado menor, otras autoridades donde el hecho haya sido denunciado.

Si los datos provienen de los centros de salud, principalmente del estado, es poco probable que los abortos hayan sido objeto de los llamados “embarazos no deseados”; frase infeliz esta, porque implica que no se quiere ver nacer a un bebé: yo prefiero decir “embarazo no planificado”. Los 9,000 abortos registrados no son, posiblemente, ni totalmente ni en su mayoría producto de un método anticonceptivo. Ni siquiera consecuencia de violación, o de una acción terapéutica, porque la cifra de casos de violación, o de atención médica para decidir entre el bebé en gestación y la madre, no alcanza ese nivel de miles.

Tampoco podemos asegurar que todos los 9,000 abortos sean espontáneos, pero sí es probable que la mayoría lo sea. Aquí llegaríamos a otra interrogante: ¿qué provoca esos abortos?. Las posibles causas podrían estar en el grado de nutrición de la madre; la edad; y la falta de cuidado médico que le dé seguimiento al embarazo. Dos de ellas, al menos, son situaciones sociales que tienen su sostén en la pobre o nula educación al respecto.

Para poca gente es un secreto que son los pobres quienes más sufren esa tragedia del aborto. A ellos también se dirige el dedo de los que desean con vehemencia que se controle la natalidad y se legalice el aborto en todas sus formas. ¿De qué valdría, si el hambre y la pobreza continúan?. Lo propio es promover la familia fundada en el matrimonio, la responsabilidad de los cónyuges entre sí, la fidelidad, la paternidad y maternidad responsables, y la educación en estos y otros valores entre toda la población. Nos corresponde a los cristianos insistir en este tema, aunque nuestros adversarios nos critiquen y condenen por nuestras ideas y principios.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Embarazo y discapacidad escolar

2007-07-01
Editorial
Embarazo y discapacidad escolar

Desde hace algunos años se ha incorporado a las estudiantes embarazadas al sistema regular de instrucción, con el fin de eliminar la discriminación hacia ellas en el ámbito escolar. Pueden las niñas, de esta manera, continuar con sus estudios y, al mismo tiempo, llevar una vida a la par del resto de sus compañeros y compañeras adolescentes. Loable esta acción, que compartimos en su esencia, mas no en su practicidad.

Nuestro sistema escolar aún es deficiente en ese campo, porque un número importante de escuelas carece de los medios y los recursos que le garanticen a las alumnas embarazadas un aprovechamiento pleno de los estudios, lo que deviene en una instrucción pobre. El resultado: tenemos una integración en cuanto a la forma, pero un problema irresoluto en el fondo.

Lo mismo está por ocurrir entre los niños y niñas con discapacidad, que serán incorporados al sistema escolar común, cuando sabemos que en la mayoría de las escuelas enfrentarán dificultades con su aprendizaje, a causa de la poca o nula existencia del recurso humano y la tecnología adecuados.

Si realmente queremos darle respuesta real a las alumnas embarazadas y a los estudiantes con discapacidad, empecemos por incrementar el número de escuelas con docentes y aulas que atiendan eficazmente esas situaciones, mientras, poco a poco y según nuestras posibilidades como país, alcancemos su incorporación plena en todos los planteles educativos del territorio nacional.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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Control de tráfico de drogas

2007-07-01
El Ojo del Profeta
Control de tráfico de drogas

Nuestro país es un paso apetecido para el trasiego de drogas y todo tipo de mercancía ilícita, porque presenta condiciones que están ligadas con su posición geográfica, sus puertos, sus comunicaciones, transporte, y movimiento de millones de pasajeros. Son, pues, actividades criminales con las que tenemos que lidiar muy a pesar nuestro.

A sabiendas de aquello, como parte de nuestra agenda estatal tenemos que invertir grandes recursos, tanto humanos como tecnológicos, para perseguir los delitos de narcotráfico y de contrabando; especialmente las sustancias prohibidas y las armas, que tanto daño le hacen a la humanidad a la imagen del país.

Sólo con organismos de investigación judicial y de policía fuertes, profesionales, y extremadamente honestos podremos ejercer control eficaz sobre ese ilegal tráfico, y mantener en alto el buen nombre de Panamá. Es una lucha permanente, en la que es irrenunciable toda acción represiva y coercitiva que legitimamente nos corresponda como estado libre y soberano.

Luis Alberto Díaz
Director de Panorama Católico
diazlink@primada.org

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